Ministro de las letras taurinas
Los aficionados est¨¢n de luto por la reciente muerte, a los 96 a?os, de C¨¦sar Jal¨®n, Clarito, uno de los m¨¢s importantes cr¨ªticos taurinos de todos los tiempos. Hac¨ªa tiempo que Clarito no asist¨ªa a corridas, pero todav¨ªa le gustaba hablar de toros. Desgraciadamente, no ten¨ªa con quien conversar: hac¨ªa a?os ya que el ganadero Atanasio Fern¨¢ndez, el apoderado Camar¨¢ y otros amigos del planeta de los toros hab¨ªan desaparecido. Un compa?ero suyo de profesi¨®n recuerda a Jal¨®n como un hombre simp¨¢tico, ingenioso, gran conversador; otros que le conoc¨ªan se?alan su fuerte car¨¢cter y genio vivo.Jal¨®n no ten¨ªa intenci¨®n de ser cr¨ªtico taurino. Naci¨® en un pueblo de la Rioja y, tras unos estudios empresariales, ingres¨® en el cuerpo de Correos. Como funcionario fue buen trabajador; subi¨® r¨¢pido en su profesi¨®n y, con la llegada de la Segunda Rep¨²blica, fue nombrado ministro de Comunicaciones. Un caso ins¨®lito. El pol¨ªt¨ªco estaba veraneando en Guip¨²zcoa cuando estall¨® la guerra civil; a pesar de su servicio a la democracia, los republicanos vascos le encarcelaron hasta la ca¨ªda de Bilbao. Cosas de la guerra.
Pero a Jal¨®n tambi¨¦n le atrajo el periodismo y, all¨¢ por la segunda d¨¦cada de este siglo, comenz¨® a trabajar de informador parlamentario y redactor municipal en el diario madrile?o El Liberal, conocido como el peri¨®dico de las porteras. Un d¨ªa, ante la repentina muerte del segundo cr¨ªtico taurino, el redactor jefe le pidi¨® que informase de una novillada en Vista Alegre. Jal¨®n protest¨®, arguyendo que sus conocimientos taurinos eran nulos, pero su jefe insisti¨®.
Cuando volvi¨® de la plaza, Jal¨®n ense?¨® su labor al popular cr¨ªtico Don Modesto. ?ste ley¨® las cuartillas, hizo alg¨²n cambio m¨ªnimo, y pregunt¨® al novato como firmaba. "No s¨¦", dijo el joven periodista, "no pensaba firmar". Fue entonces cuando Don Modesto, ante la lucidez de sus opiniones, escribi¨® al pie de la cr¨®nica Ciarito, y desde ese d¨ªa C¨¦sar Jal¨®n fue Clarito. A?os m¨¢s tarde sustituy¨® al maestro, y despu¨¦s de la guerra trabaj¨® en Informaciones, hasta jubilarse a finales de los a?os 60.
Sus escritos taurinos se caracterizan por un estilo elegante, literario, incisivo, fino, hasta barroco. El eminente historiador de la fiesta Nestor Luj¨¢n alaba "la brillantez y el ingenio" de Clarito, su "sugesti¨®n y gracia", la "claridad de juicio y la firmeza irrevocable de sus conceptos". Otros cr¨ªticos taurinos intentaron imitarle, sin ¨¦xito. Y Clarito conoc¨ªa como nadie los entresijos de la fiesta.
Tambi¨¦n conoc¨ªa el mundo de la pol¨ªtica. En sus Memorias taurinas, Clarito cuenta un incidente con Primo de Rivera. El dictador, que sol¨ªa quejarse de que todo el mundo le tachaba de derechista, se enfad¨® por una cr¨®nica de Clarito. La pol¨ªtica es como el toreo, manifest¨® el mandam¨¢s: ?qu¨¦ importa si se torea con la derecha o con la izquierda, con tal de que se toree bien? A lo que contest¨® el sagaz observador pol¨ªtico-taurino: "El general, como buen andaluz y, por tanto, aficionado, no ignora que el toreo con la derecha se apoya en la espada".
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