Los portugueses eligen hoy su primer presidente civil desde hace 60 a?os

Algo m¨¢s de 7,5 Millones de electores est¨¢n en condiciones de elegir hoy el primer presidente civil de Portugal en los ¨²ltimos 60 a?os. Optan a la jefatura del Estado cuatro candidatos: el eanista Francisco Salgado Zenha, la cat¨®lica de izquierdas Lurdes Pintasilgo, el democristiano Diogo Freitas do Amaral y el socialista Mario Soares, por estricto orden de aparici¨®n en la papeleta electoral. Ser¨¢ presidente quien hoy obtenga la mitad m¨¢s uno de los sufragios. Los sondeos se?alan que esto no lo conseguir¨¢ ning¨²n candidato, por lo que disputar¨¢n la presidencia en segunda vuelta, el pr¨®ximo 16 de febrero, los dos m¨¢s votados.

RICARDO M. DE RITUERTO, ENVIADO ESPECIAL, Esta cita hist¨®rica con las urnas ha suscitado una pasi¨®n y una expectaci¨®n inusitadas en Portugal. Por primera vez desde la revoluci¨®n de los claveles, los conservadores, arracimados en torno a Freitas, est¨¢n en condiciones de ocupar el palacio de Belem. Tambi¨¦n por primera vez en los ¨²ltimos 10 a?os la izquierda concurre dividida a los comicios.Adelantar el resultado es pr¨¢cticamente imposible. Es seguro que Freitas va a ganar hoy, aunque resulta muy improbable que consiga obtener el 50% m¨¢s uno de los votos. La gran inc¨®gnita, sin embargo, es saber qui¨¦n va a ser el candidato de la izquierda que ha de disputar la presidencia a Freitas dentro de tres semanas.

Freitas cuenta con el aval del Partido Social Dem¨®crata (PSD) y del democristiano Centro Democr¨¢tico Social, que juntos obtuvieron el 40% de los sufragios en las elecciones legislativas de octubre. La candidatura conservadora sue?a con ganar en esta primera vuelta, aunque los m¨¢s realistas firman la consecuci¨®n del 43% de los sufragios (con votos robados al Partido Socialista) como garant¨ªa de victoria el 16 de febrero.

En la izquierda, el Partido Socialista (PS), el Partido Renovador Democr¨¢tico (PRD) que inspira el presidente Antonio Ramalho Eanes, el Partido Comunista Portugu¨¦s (PCP) y los independientes nost¨¢lgicos del Veinticinco de Abril componen un panorama de tremenda confusi¨®n, con miembros de todos estos grupos sustentando a otros candidatos, lo que hace posible cualquier apuesta.

El difuso eanismo

Zenha, ex n¨²mero dos socialista, cuenta con el apoyo del PRD y del PCP, que obtuvieron en octubre m¨¢s del 30% (18% y 15,5%, respectivamente) de los sufragios. El eanista no es un partido con una clientela fija, e incluso se desfond¨® visiblemente en los comicios municipales de diciembre. Por lo dem¨¢s, sus electores se sienten inc¨®modos junto a los comunistas, que han hecho una intensa campa?a en favor de Zenha, al tiempo que ¨¦ste evita vergonzantemente asociar su candidatura a tal compa?¨ªa.

Soares da la impresi¨®n de contar con lo que queda del PS tras la abrumadora derrota del 6 de octubre. Entonces consigui¨® el 20,8%. de los sufragios. En las ¨²ltimas jornadas ha cortejado al PSD, en cuyas filas hay quien contesta a Freitas, aunque el aura de vencedor que envuelve al democristiano es un extraordinario t¨®nico para calmar esp¨ªritus. En Soares se da la curiosa circunstancia de que es el candidato al que hoy quisiera votar una parte de la derecha. La veleidad se basa en que, dado que Freitas va a pasar, es mejor que en la segunda vuelta se enfrente al l¨ªder socialista. Soares, al haberse enajenado el voto comunista, puede ser m¨¢s f¨¢cilmente derrotado en febrero por el centro derecha.

Pintasilgo, no apoyada por ning¨²n partido, ha arrastrado electores del PCD y del grupo eanista, en principio su aliado natural. Cuenta, adem¨¢s, con todos aquellos so?adores de izquierda que aspiran a revivir el esp¨ªritu del Veinticinco de Abril. Su catolicismo, en un pa¨ªs tan cat¨®lico como Portugal, y su condici¨®n de mujer le han de reportar otros apoyos marginales. Es la candidata junto a la que la izquierda tendr¨ªa menos dif¨ªcultades en api?arse el 16 de febrero, pero parece la peor situada en la carrera de hoy.

Este conjunto de circunstancias ha, convertido los comicios en un rompecabezas. Y la segura disminuici¨®n de las abstenciones, que en octubre llegaron al 27,8%, introduce mayor incertidumbre sobre el resultado final de la votaci¨®n.