El fin de Duvalier
SATISFACCI?N Y alegr¨ªa, tal es la primera reacci¨®n que provoca la noticia de que Duvalier ha abandonado Hait¨ª. Ha concluido as¨ª una de las dictaduras m¨¢s largas y feroces que ha conocido la historia contempor¨¢nea. Desde hace casi 30 a?os, primero con Fran?ois Duvalier y a partir de 1971 con su hijo Jean-Claude, el pueblo haitiano ha estado sometido a un r¨¦gimen tir¨¢nico que ha pisoteado sin escr¨²pulos los derechos humanos m¨¢s elementales.En el marco de la historia de Am¨¦rica, Hait¨ª ha representado un caso bastante peculiar: en 1804, inspirada por las ideas de la Revoluci¨®n Francesa, una rebeli¨®n de esclavos negros derrot¨® a los colonialistas franceses mientras en esa ¨¦poca la esclavitud segu¨ªa vigente en numerosos pa¨ªses. Tal circunstancia y el mantenimiento de ciertas relaciones culturales con Francia -en particular el idioma- daban a Hait¨ª en el siglo XIX la imagen de un pa¨ªs con un destino progresista. La realidad ha sido muy diferente: la pobreza de las condiciones naturales y un desarrollo pol¨ªtico desastroso lo han convertido en uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo. Las expectativas de vida de los haitianos son de 48 a?os, mientras en el pa¨ªs vecino, Santo Domingo, que no es particularmente pr¨®spero, alcanzan los 65 a?os. Durante el reino de los Duvalier, esa miseria del pueblo se combinaba con una corrupci¨®n que ha permitido amasar a unas cuantas familias ligadas al dictador fortunas gigantescas.
Para comprender el cambio que acaba de producirse conviene recordar que el r¨¦gimen de Duvalier ha contado con el apoyo constante de EE UU, m¨¢s o menos discreto, pero siempre esencial en el terreno de la ayuda econ¨®mica. Una caracter¨ªstica del m¨¦todo represivo de los Duvalier consist¨ªa en que, por su propia crueldad, lograba generalizar el miedo y evitar que se filtrasen ecos al extranjero. Durante largos per¨ªodos, el sistema preferido era dar muerte discretamente a los oponentes, incluso a los sospechosos. ?sta es la raz¨®n de que haya habido pocos procesos y muchas desapariciones, a las que contribu¨ªa primordialmente un cuerpo represivo especial, los tontons macoutes. As¨ª, Hait¨ª ha sido un pa¨ªs "tranquilo" durante 29 a?os, mientras en la cercana Cuba triunfaba la revoluci¨®n de Fidel Castro, Santo Domingo pasaba por etapas agitadas y Am¨¦rica Central en general conoc¨ªa movimientos guerrilleros, golpes militares y repetida inestabilidad pol¨ªtica.
El inmovilismo de Hait¨ª se ha quebrado sobre todo en los ¨²ltimos meses. Sin duda ha habido motines diversos en a?os anteriores, pero a partir de noviembre pasado la ola de protestas y manifestaciones ha ido creciendo hasta el punto de que la represi¨®n ya no logr¨® contenerla. El mensaje de Navidad de la Iglesia -a pesar de actitudes muy contradictorias entre unos y otros obispos- fue, por su parte, un est¨ªmulo para la lucha popular. En este proceso que ha desembocado en la ca¨ªda de Duvalier puede decirse que la actitud del pueblo ha sido un factor importante y que, contrariamente a lo ocurrido en otros pa¨ªses, la oposici¨®n pol¨ªtica organizada carece casi de existencia.
No es exagerado afirmar que la actitud de EE UU ha sido el factor que ha despe?ado los ¨²ltimos acontecimientos, y la suspensi¨®n de la ayuda econ¨®mica norteamericana ha sido la sentencia definitiva. Con el anuncio, el pasado 29 de enero, de que Duvalier hab¨ªa partido, el portavoz de la Casa Blanca cometi¨® un error de fecha; peccata minuta. Lo realmente importante es que ha dejado claro ante el mundo que EE UU ha sido el determinante de la ca¨ªda del odioso r¨¦gimen de Duvalier. Despu¨¦s han venido las explicaciones pol¨ªticas: el secretario de Estado Shultz ha dicho que Hait¨ª necesita un "r¨¦gimen democr¨¢tico, basado en elecciones". Al partir Duvalier en un avi¨®n militar de EE UU, el poder ha sido asumido por un "consejo nacional", dirigido por el jefe del Estado Mayor e integrado adem¨¢s por otros dos militares, un antiguo ministro del r¨¦gimen duvalierista y una personalidad de un comit¨¦ defensor de los derechos humanos. Las razones por las que esas personas ocupan dichos cargos no han sido explicadas. Todo indica que EE UU los ha considerado aptos para cumplir una misi¨®n de transici¨®n, llena de riesgos, y propiciar la apertura de un proceso democr¨¢tico. Cabe esperar que en este proceso puedan hacer acto de presencia cuanto antes las fuerzas democr¨¢ticas de Hait¨ª. Por el momento, el fin de Duvalier es ya una buena noticia para los dem¨®cratas de todo el mundo.
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