Un encuentro con j¨®venes en Bombay pone fin al viaje del Papa a la India

ENVIADO ESPECIAL Juan Pablo II finaliz¨® ayer su visita a la India con un encuentro con los j¨®venes cristianos de Bombay en el que estuvieron tambi¨¦n presentes hind¨²es y musulmanes. Era el momento de la puesta de sol y, desde el lugar del acto, aclamado por m¨¢s de 50.000 j¨®venes, el Papa se fue directamente al aeropuerto para emprender el camino de Roma, con un viaje de casi 10 horas de duraci¨®n, ya que el avi¨®n papal se vio obligado a dar un gran rodeo para evitar volar sobre Ir¨¢n e Irak.Antes de dejar Bombay, el Papa dijo a los j¨®venes que "la India debe caminar hacia adelante para cumplir, entre las naciones amigas, su destino al servicio de la humanidad". Pero Juan Pablo II arranc¨® el primer aplauso cuando dijo a aquella multitud de j¨®venes: "Jesucristo se ha hecho indio en vosotros".

En la tierra de los grandes gurus, o maestros de espiritualidad y de sabidur¨ªa antiqu¨ªsima, el Papa de Roma dijo a los j¨®venes cat¨®licos: "Jes¨²s, el gran guru de los cristianos, es quien nos hace descubrir el mensaje que buscamos, porque es ?l quien nos dice de qu¨¦ modo hay que vivir y quien nos explica las razones por las que se vive". M¨¢s a¨²n: "Es ?l quien", dijo, "nos explica nuestro origen, nuestra vida y nuestro destino".

Y despu¨¦s grit¨®: "Nosotros descendemos del amor de Dios. ?Cabe casta m¨¢s importante y privilegiada?". Los j¨®venes escuchaban al papa Wojtyla como al gran guru que les presentaba en bandeja de plata todas las recetas de la vida: "Jes¨²s", continu¨® el Papa, "conoce lo que nos espera de la vida. En una palabra, nos explica a nosotros mismos lo que nosotros somos". La intenci¨®n del Papa parec¨ªa clara. Es como s¨ª estuviera diciendo a los j¨®venes cat¨®licos, para que lo escucharan los hind¨²es y musulmanes, que no puede existir en el mundo un maestro de verdad como el Dios cristiano.Inyecci¨®n de orgullo

En una tierra donde los cat¨®licos son una ¨ªnfima minor¨ªa y est¨¢n mezclados con los seguidores de religiones mil a?os m¨¢s antiguas que el cristianismo, no extra?a que la inyecci¨®n de orgullo religioso hiciese estallar, con gestos, gritos y cantos, el entusiasmo de los j¨®venes de la Iglesia cat¨®lica.

Pero el Papa fue m¨¢s all¨¢. Despu¨¦s de haber explicado la superioridad de Cristo sobre todos los otros maestros de espiritualidad de las otras religiones, dijo que no s¨®lo Cristo, sino tambi¨¦n la Iglesia cat¨®lica, es la "que ofrece todos los medios para hacer frente a todos los problemas de la vida". Y subray¨® que la Iglesia de Roma no presenta un programa de religiosidad pasiva, fatalista, caracteres que se adjudican generalmente a las confesiones no cristianas. Tras haber hablado 10 d¨ªas de di¨¢logo y de la necesidad de escuchar las razones de los dem¨¢s, ayer, ante los j¨®venes, cay¨® en la tentaci¨®n de presentar a la Iglesia como el gran desafio para transformar el mundo.

Present¨® adem¨¢s a los j¨®venes cat¨®licos un c¨®digo de comportamiento o una carta de identidad que recoge juntas todas las virtudes hind¨²es y cristianas, como el perd¨®n y la reconciliaci¨®n.