Violaciones
Lo peor de vivir en un mundo plagado de injusticias y malas bestias es que cualquier desafuero, por grande que parezca, queda inmediatamente minimizado por una atrocidad a¨²n mayor, como si se estuviera celebrando perennemente un concurso internacional de indignidades. Tomemos por ejemplo el tema de las violaciones, de por s¨ª tan b¨¢rbaro y canalla. La ocurrencia del gobernador civil de C¨®rdoba, que dijo que s¨®lo hab¨ªan sido forzadas aquellas mujeres que no se hab¨ªan resistido, resulta una ni?er¨ªa comparada con el hecho de pedir seis meses de c¨¢rcel para la joven murciana que abort¨® tras ser violada, y podr¨ªa hasta pasar por una frase inteligente si tenemos en cuenta la reciente actitud de un juez de Filadelfia.Hete aqu¨ª que el tal juez, llamado Bernard Avellino, demostr¨® su impecable sentido de la justicia definiendo a la v¨ªctima de un caso de violaci¨®n como "la chica m¨¢s fea que he visto en mi vida". Se comprende que un hombre as¨ª, mucho m¨¢s preocupado por la est¨¦tica que por la ¨¦tica, considerase que la supuesta fealdad era un dato definitivo a la hora de dictar sentencia: el acusado fue declarado culpable de asalto, pero no de violaci¨®n. Para redondear la ejemplaridad del veredicto, Avellino reprendi¨® al condenado: "Era una chica muy poco atractiva y t¨² eres un tipo guapo. Lo que le hiciste fue una estupidez". Pobrecito violador, desperdiciando su hermosura en hembras lastimosas. Si la v¨ªctima hubiera estado m¨¢s lustrosa, el juez habr¨ªa mostrado m¨¢s clemencia: dado que violar a una fea es para ¨¦l una estupidez, violar a una guapa le debe de parecer un acto de lo mas sensato e inteligente.
Con todo, lo m¨¢s desesperante no es comprobar la progresi¨®n geom¨¦trica de lo injusto, sino la conciencia de pedernal de los culpables. El juez norteamericano, por ejemplo, anda por lo que se ve irritad¨ªsimo por el clamor que su actuaci¨®n ha levantado. Tambi¨¦n Reagan se enjuaga diariamente la boca con la palabra democracia mientras viola, pongo por caso, los derechos humanos de todo el pueblo filipino. Pero esto, las violaciones colosales o violicidios, son tema para otra historia y otro art¨ªculo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.