El mapa electoral gallego / 1
Las elecciones gallegas han provocado ya buen n¨²mero de interpretaciones en distintos sentidos, y seguir¨¢n corriendo r¨ªos de tinta acerca de ellas. Nosotras hemos querido enfocar el asunto, no tanto desde la especificidad gallega, que es muy acusada y sobre la que diremos algunas cosas al final, sino desde la perspectiva de las elecciones auton¨®micas que se han realizado en este pa¨ªs despu¨¦s de 1982. Como todo el mundo sabe, desde entonces se han celebrado elecciones auton¨®micas en 13 comunidades aut¨®nomas, en 1984 en Catalu?a y Euskadi; en 1985, en Galicia, y en 1986 est¨¢ previsto que se realicen, en la primavera, en Andaluc¨ªa.Las elecciones gallegas tienen rasgos en com¨²n con las que se realizaron en 1983 y tambi¨¦n con las elecciones vascas y catalanas. Con estas ¨²ltimas tienen de com¨²n que el PSOE no es el partido ganador en ninguna de las tres nacionalidades consideradas "hist¨®ricas". Pero aqu¨ª acaban los paralelismos, porque muy poco tienen en com¨²n el PNV y CiU con la coalici¨®n que lidera Fraga. Por ello, y salvo alguna referencia concreta, hemos preferido indagar en los rasgos comunes entre las elecciones de 1983 y las gallegas de 1985, elecciones en las que existe un acusado bipartidismo y se enfrentan cuerpo a cuerpo el PSOE y la Coalici¨®n Popular.
El primero de los rasgos comunes que hemos detectado es que Coalici¨®n Popular no ha conseguido ocupar el lugar que en el pasado tuvo UCD. Este rasgo ya se puso de manifiesto en las elecciones generales de 1982 y se ha venido repitiendo desde entonces.
Auton¨®micas del 83
Las elecciones auton¨®micas de 1983 las gan¨® el PSOE, en todas las comunidades aut¨®nomas, salvo en dos de ellas: Cantabria y Baleares, en las que gan¨® CP, a las que se suma ahora Galicia. Pues bien, como se observa en el cuadro n¨²mero 1, CP dif¨ªcilmente ha alcanzado, incluso en estas comunidades en que es la vencedora, la fuerza pasada de UCD; en realidad s¨®lo lo ha conseguido en el caso de Cantabria. Pero si tenemos en cuenta la fuerza que en aquellos momentos del pasado tuvo AP, la diferencia de votos es aun m¨¢s patente.
?Ha abierto este retroceso de CP con respecto a UCD un espacio pol¨ªtico para una fuerza de centro? A la vista de los resultados obtenidos por Coalici¨®n Galega parece que s¨ª, pero esta impresi¨®n exige m¨²ltiples matizaciones. Para poder analizarlas entramos en el segundo de los rasgos comunes entre las elecciones auton¨®micas de 1983 y las gallegas de 1985.
El espacio de centro ha aparecido tanto en 1983 como en 1985 all¨ª donde exist¨ªa una fuerza centrista de car¨¢cter nacionalista o regionalista. Este tipo de fuerzas ha sido el receptor de una buena parte de los votos que a¨²n ten¨ªa Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico en 1982.
Regionalistas
En efecto, el 13,2% obtenido por Coalici¨®n Galega en las recientes elecciones gallegas es equiparable a los porcentajes obtenidos por otras fuerzas regionalistas de centro o centro-derecha en sus respectivas comunidades en las elecciones, auton¨®micas de 1983 (cuadro 2).
En las restantes comunidades aut¨®nomas -exceptuando Euskadi y Catalu?a, donde PNV y CiU fueron, de nuevo, los partidos hegem¨®nicos en 1984- no existieron fuerzas similares a las mencionadas, y las ¨²nicas opciones de centro que aparecieron, el CDS y en ocasiones el PDL, no consiguieron superar el 3% de los votos.
No puede olvidarse que los votos obtenidos por Coalici¨®n Galega y por las fuerzas citadas anteriormente fueron conseguidos en unas elecciones auton¨®micas. Cabe la duda de que cuando lo que est¨¦ en juego sean los esca?os en el Parlamento de Madrid, estas fuerzas regionalistas sigan obteniendo los mismos resultados.
La antigua UCD
Hoy por hoy, dados los acuerdos establecidos por algunos de los partidos regionalistas citados con la Coalici¨®n Popular, con vistas a las pr¨®ximas legislativas, parece dudosa la creaci¨®n de una coalici¨®n o plataforma ¨²nica de los distintos partidos centristas existentes en Espa?a. La experiencia de los ¨²ltimos a?os parece demostrar que, en unas comunidades, los centristas est¨¢n dispuestos a pactar con los conservadores, y en otras, con los socialistas.
Tampoco puede olvidarse que las fuerzas de centro regionalistas aludidas aqu¨ª, algunas de ellas hoy nucleadas en torno al Partido Reformista, basan su fuerza en el antiguo aparato de influencias y relaciones de UCD. Est¨¢ por ver, y se ver¨¢ en las pr¨®ximas elecciones legislativas, si ese entramado es la ¨²nica posibilidad que le queda al centro para el futuro, o si, por el contrario, pueden crearse unas bases distintas para el espacio de centro, tal y como pretende el CDS.
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