Serrat es Gardel en el r¨ªo de la Plata
El verano argentino, ya en sus postrimer¨ªas, ha sido menos propicio que en a?os anteriores para los artistas espa?oles. De entre los de alg¨²n rango s¨®lo pueden destacarse las actuaciones de los cantantes Raphael, Joan Manuel Serrat y Dyango. La econom¨ªa de guerra argentina y la consecuente dificultad para cobrar en divisas fuertes alejan de R¨ªo de la Plata a las principales figuras del espect¨¢culo popular, pocas de las cuales aceptan ser pagadas en australes. Tan es as¨ª que numerosas estrellas -y no s¨®lo argentinas- exigen el pago en billetaje a¨¦reo internacional, f¨¢cilmente negociable en el exterior.
Por otra parte, la temporada veraniega en los balnearios argentinos est¨¢ resultando un fracaso econ¨®mico ante el fuerte descenso del nivel adquisitivo de la clase media. Raphael y Dyango, no obstante, han satisfecho a su p¨²blico y llenado los salones donde dieron sus recitales. Este ¨²ltimo, ya m¨¢s popular en Argentina que en Espa?a, con un seguimiento continuo de sus discos, mantiene en el pa¨ªs un segmento de p¨²blico muy fiel, principalmente femenino.
Raphael, en su gira de despedida, ha despertado elogios un¨¢nimes sobre su profesionalidad -¨¦sta es una naci¨®n que venera el espect¨¢culo-, pero tambi¨¦n sobre el avejentamiento de su oferta art¨ªstica. Para los niveles porte?os y la anta?ona fama de el Ni?o en las Am¨¦ricas, su despedida en Buenos Aires ha resultado bastante deslucida.
Serrat es otra historia. Serrat aqu¨ª es Gardel. Serrat en R¨ªo de la Plata nada tiene que ver con sus calidades art¨ªsticas, o la m¨²sica, o la po¨¦tica, y mucho con la sociolog¨ªa, la psicolog¨ªa y la mitolog¨ªa. Su presencia en El Plata era obligada presentando El Sur tambi¨¦n existe, elaborado junto a Mario Benedetti y en el que, incluso a tenor de muchos de los fan¨¢ticos del cantante catal¨¢n, ¨¦ste ha ganado m¨¢s de la aportaci¨®n literaria del poeta montevideano que lo retribuido por su inspiraci¨®n musical.
Gira triunfal
Pero todo da lo mismo y ninguna cr¨ªtica desapasionada reciben sus actuaciones en las dos orillas del gran r¨ªo. Su gira, como las anteriores, es triunfal y prolongada. Sus llegadas a Argentina y Uruguay constituyen noticias obligadas de primera p¨¢gina en los diarios. M¨¢s sesudos. Los mejores entrevistadores se han desplazado a Barcelona para entrevistarle en las v¨ªsperas de sus viajes australes. En llegando a los aeropuertos internacionales de Carrasco o Ezeiza, muchedumbres de periodistas le fuerzan a ins¨®litas conferencias de prensa donde se le inquiere por la deuda externa latinoamencana, su filiaci¨®n pol¨ªtica, su opini¨®n sobre el Plan Austral, acerca del peronismo o su estimaci¨®n sobre la situaci¨®n en Nicaragua.Es una leyenda en vida y todav¨ªa en juventud; y una leyenda universal. La izquierda radical -no la de la Uni¨®n C¨ªvica Radical, en el Gobierno, sino la revolucionaria- sigue recordando el mito de la novia montonera -y adem¨¢s desaparecida- que improbablemente tuvo Serrat en Buenos Aires y sobre la que se asegura compuso una canci¨®n ignota. Los sectores sociales m¨¢s conservadores y sus principales medios de expresi¨®n alaban su juglarismo y su canto y tem¨¢ticas tan gardelianas, melanc¨®licas y porte?as.
Lo de Serrat aqu¨ª pertenece a la fenomenolog¨ªa cl¨¢sica de la identificaci¨®n del p¨²blico con el mensajero, en la que ya se difumina la l¨ªnea fronteriza entre las influencias mutuas: se ignora si Serrat ofrece lo que le piden o si los receptores de sus canciones aceptar¨ªan cualquier propuesta art¨ªstica del cantante espa?ol. Todo es magia.
Baste asegurar que ning¨²n artista argentino -pa¨ªs sobrado de ellos y de notable calidad- suscita los furores generalizados del catal¨¢n. Tras Serrat nadie puede asegurar en las riberas del R¨ªo de la Plata que ha triunfado. Se ha llevado las llaves del ¨¦xito art¨ªstico en el Cono Sur y ser¨ªa mezquindad no reconoc¨¦rselo.
Y adem¨¢s lo ha sabido hacer con notable habilidad; el pasado 24 de enero -¨²ltima huelga general peronista- Serrat ten¨ªa programada una actuaci¨®n en Mar del Plata y todos nos interrog¨¢bamos sobre su actitud. Fue genial: comenz¨® a actuar a las 12.05 de la madrugada, cinco minutos despu¨¦s del fin de la huelga.
Hoy cierra su gira austral en una de las grandes canchas de f¨²tbol porte?as. Desde hace un meses imposible adquirir una sola entrada.
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