Motines en El Cairo
No SER?A sensato disminuir la gravedad de los motines que han tenido lugar en los dos ¨²ltimos d¨ªas en algunas barriadas de El Cairo y en otras ciudades de Egipto. Aunque la situaci¨®n est¨¢ controlada por el Ej¨¦rcito y por el Gobierno, a¨²n permanec¨ªan ayer focos de resistencia en el barrio pr¨®ximo a las pir¨¢mides. Los efectivos mili tares movilizados para circunscribir y luego derrotar las revueltas han sido importantes; se han empleado los tanques y la artiller¨ªa. Seg¨²n las informaciones recibi das, los grupos sublevados, aproximadamente 8.000 personas, pertenec¨ªan a una polic¨ªa paramilitar, en la que unos 150.000 j¨®venes hacen su servicio militar; y la causa concreta que desencaden¨® los motines fue el anuncio -o el falso rumor, pues existen versiones contradictorias- de que ese servicio militar iba a ser prolongado un a?o m¨¢s. Salta a la vista que existe cierta, contradicci¨®n entre la amplitud de los destrozos causados por los amotinados, el asalto de una C¨¢rcel, la ocupaci¨®n y el incendio de grandes hoteles y otros establecimientos, la destrucci¨®n de clubes de noche, etc¨¦tera, y la protesta contra una prolongaci¨®n del servicio militar. Es, pues, conveniente otear otros aspectos de la realidad de Egipto para intentar comprender las posibles razones de lo sucedido. Se trata indiscutiblemente de la situaci¨®n m¨¢s peligrosa para el r¨¦gimen de Mubarak desde que ¨¦ste, despu¨¦s del asesinato del presidente Sadat, tom¨® el poder en 1981. Sadat, despu¨¦s de una etapa de tolerancia con el movin¨²ento fundamentalista de los Hermanos Mus¨²lmanes, desencaden¨® contra ellos una fuerte represi¨®n. Los culpables de su asesinato salieron de las filas de ese movin¨²ento, creado ya en 1928 en la ciudad de Ismailia y que ha expresado en diferentes etapas de la historia egipcia un fanatismo isl¨¢mico vuelto hacia el pasado, que rechaza todas las realidades de la vida moderna. Quiz¨¢ uno de los mayores logros de Mubarak haya sido, despu¨¦s de la sacudida de la muerte de Sadat, devolver al pa¨ªs un nivel apreciable de estabilidad pol¨ªtica; ha iniciado un retorno a la democracia, plasmado en las elecciones de 1984, con una participaci¨®n de partidos de oposici¨®n, cosa desconocida desde hace d¨¦cadas. Es m¨¢s, los Hermanos Musulmanes tuvieron cierta cabida en las candidaturas de un partido laico, el Neo-Wafd (por contradictorio que parezca), y tienen diputados en el actual Parlamento. Pero esta realidad parlamentaria no penetra muy profundamente en la sociedad egipcia, sometida a desigualdades sociales escandalosas y con zonas de miseria terrible. Aqu¨ª est¨¢ sin duda el verdadero tal¨®n de Aquiles del r¨¦gimen de Mubarak. Entre esas masas hambrientas prende con relativa facilidad la llama de los actos m¨¢s irracionales, como los de estos ¨²ltimos d¨ªas.
Ning¨²n dato parece apuntar a la existencia de un compl¨® en la base de los motines de El Cairo. El presidente Mubarak ha hablado de "acciones irresponsables", aunque tambi¨¦n ha dicho -sin m¨¢s precisiones- que actuar¨¢ con dureza frente a "la traici¨®n contra la patria". Lo que en todo caso resulta evidente es que existen bastantes fuerzas interesadas en desestabilizar el r¨¦gimen que Mubarak encabeza. Todos los partidos del Parlamento, incluidos los de la oposici¨®n, han condenado las revueltas, lo que tiene un significado sin duda positivo. Pero la ola del integrismo isl¨¢mico discurre por caminos muy diversos. Presiona en el terreno legal -recordemos como an¨¦cdota que logr¨¦ hace unos meses la prohibici¨®n de las Mil y una noches, como libro pornogr¨¢fico-, pero sobre todo mantiene una agitaci¨®n permanente entre los j¨®venes y las masas pobres de las ciudades; no puede ser casual que los amotinados hayan incendiado precisamente los clubes y bares condenados como lugares de perdici¨®n por los agitadores isl¨¢micos.
El ¨²ltimo factor a tener en cuenta es el papel esencial que desempe?a Egipto, y concretamente el presidente Mubarak, en la escena internacional. Conservando las relaciones diplom¨¢ticas con Israel, est¨¢ logrando ejercer de nuevo una influencia considerable en el seno del mundo ¨¢rabe, y es a todas luces el interlocutor m¨¢s importante de Europa en lo referente a buscar v¨ªas de negociaci¨®n y paz en Oriente Pr¨®ximo. Resulta por ello lamentable y contradictorio que en diversas ocasiones recientes, tanto Israel con su intransigencia, como EE UU al secuestrar un avi¨®n militar egipcio, causando entre el pueblo una fuerte reacci¨®n de patriotismo herido, hayan actuado de forma nada favorable a la consolidaci¨®n de la autoridad del presidente Mubarak. Conviene tener presente que el r¨¦gimen de ¨¦ste se halla sometido a tensiones peligrosas, y que su fortalecimiento es importante para dejar abiertos caminos de estabilidad y paz en esa parte del mundo.
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