"Pens¨¦ que se trataba de un colapso"
"Vi a un hombre que yac¨ªa sobre el pavimento. Pens¨¦ que se trataba de un ataque al coraz¨®n, de un colapso, y, como estudio para enfermera, salt¨¦ del coche y corr¨ª hasta ¨¦l", afirma Anna Hage, una joven de 17 a?os que fue una de las testigos claves del asesinato.Es mi marido, "?no se da cuenta de qui¨¦n es?", dice Hage que le pregunt¨® Lisbeth Palme, arrodillada junto a su esposo y en estado de evidente conmoci¨®n. "Palme yac¨ªa sobre un costado. Se acerc¨® un chico, que intent¨® hacerle la respiraci¨®n artificial, pero resultaba dif¨ªcil, ya que sangraba por la boca todo el tiempo. Trat¨® de apartar la sangre, pero no pudo. El pulso de Palme se hab¨ªa detenido", prosigue la joven. "Yo intent¨¦ darle un masaje cardiaco y, al cabo de un rato, consegu¨ª reanimarle durante algunos segundos. Pero, de repente muri¨®", concluye Hagen.
Anders Delsborn, un conductor de radio-taxi de 27 a?os, manifest¨® ayer a una emisora sueca que estaba detenido en un sem¨¢foro cuando advirti¨® que hab¨ªa tres peatones en la acera, a su izquierda. "No s¨¦ si hablaban o no. Justo cuando el sem¨¢foro se puso verde, o¨ª el primer disparo. Di la vuelta y o¨ª un segundo disparo. Uno de los tres peatones cay¨® al suelo y el hombre que hab¨ªa disparado corri¨® hacia la avenida. Cog¨ª el micr¨®fono de mi radio y lanc¨¦ una alarma", relata Delsborn.
El taxista, que no se dio cuenta de que la v¨ªctima era el primer ministro, indic¨® que la polic¨ªa tard¨® en llegar tres o cuatro minutos y que la ambulancia lleg¨® un minuto m¨¢s tarde. Tambi¨¦n recuerda que dos mujeres j¨®venes corrieron en auxilio del ca¨ªdo casi inmediatamente de producirse los disparos y que un joven trat¨® de practicarle la respiraci¨®n artificial: "En mi opini¨®n, nadie se dio cuenta de que se trataba de Olof Palme" se?ala el conductor de taxi.
"No ten¨ªamos ni ideal de qui¨¦n era", corrobora Joergen Nilsson, de 23 a?os, empleado de telecomunicaciones que dice haber llegado al lugar del suceso inmediatamente despu¨¦s del atentado. "Hab¨ªa un hombre en el suelo en torno a ¨¦l, un peque?o grupo. Tambi¨¦n vimos una mujer arrodillada junto al ca¨ªdo", cuenta Nilsson. "Para nosotros los suecos, esto es realmente terrible", declara un adolescente. "Siempre hemos o¨ªdo que estas cosas ocurren en cualquier parte menos en Suecia".
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