La ultraderecha francesa pierde votos en plena campa?a
Jean Marie le Pen, el dirigente ultraderechista franc¨¦s, lleva a cabo una campa?a vertiginosa ante las elecciones legislativas del d¨ªa 16. Unico motor de su partido, el Frente Nacional (FN), este antiguo teniente de paracaidistas, rubio y sangu¨ªneo, se pasea incansablemente desde hace semanas por los cuatro rincones del pa¨ªs, multiplicando m¨ªtines e intervenciones p¨²blicas. La paradoja es que cuanto m¨¢s habla m¨¢s votos pierde.
Los sondeos indican que el Frente Nacional est¨¢ en regresi¨®n y que su techo se sit¨²a en torno al 8% de los votos. Suficiente en todo caso como para que el d¨ªa 17 haga su entrada triunfal, por primera vez, en la Asamblea Nacional. Le Pen dedica esta semana a Par¨ªs: seis d¨ªas de m¨ªtines y fiesta en el helipuerto de la ciudad. All¨ª, frente a un decorado blanco, rojo y azul (los colores de la bandera nacional), el l¨ªder ultraderechista anim¨® a sus seguidores: "Los intelectuales llorones de la decadencia os hablan de colonialismo, de racismo, del hambre en el mundo o de los derechos de los hombres. Quieren que os sint¨¢is avergonzados. Quieren daros miedo. No sint¨¢is verg¨¹enza de vosotros ni de vuestro pa¨ªs. Nuestra patria es la m¨¢s hermosa porque es la nuestra".Entre el p¨²blico que le aplaude enfervorecido, pero que no es tan numeroso como ¨¦l hubiera querido, -hay sobre todo peque?as gentes, como se llama en Francia a la peque?a burgues¨ªa, que hace s¨®lo dos a?os votaban incluso al Partido Comunista, y muchos j¨®venes parados con el pelo muy corto y el gesto orgulloso.
Hasta 1984, el Frente Nacional fue un peque?o grup¨²sculo, y Le Pen, un pol¨ªtico m¨¢s o menos vulgar a quien nadie prestaba atenci¨®n. En las municipales de 1983, la extrema derecha s¨®lo consigui¨® el 0,9% de los votos. Pero, tan s¨®lo 12 meses m¨¢s tarde, el Frente Nacional lograba el resultado m¨¢s espectacular -de su historia: 2.210.334 papeletas en las elecciones al Parlamento Europeo, es decir, un 10,9% de los votos emitidos.
Los especialistas estudiaron el fen¨®meno y llegaron a la conclusi¨®n de que no se trataba de algo transitorio: la crisis econ¨®mica, el alto ¨ªndice de desempleo, la elevada poblaci¨®n inmigrante en determinados n¨²cleos urbanos y la actitud indecisa, cuando no c¨®mplice, de los partidos cl¨¢sicos hac¨ªan que el mensaje simplista y xen¨®fobo de Le Pen encontrara un eco inesperado pero explicable. La clase pol¨ªtica continu¨® sin reaccionar, calculando en muchos casos qu¨¦ beneficio pod¨ªa sacar de la nueva situaci¨®n.
Las elecciones cantonales del a?o pasado no modificaron el panorama. La derecha cl¨¢sica -Asamblea para la Rep¨²blica (RPR) y la Uni¨®n para la Democracia Francesa (UDF)- tem¨ªa que un ataque demasiado violento contra Le Pen le enajenara votos de su ala m¨¢s extremista. El Partido Socialista, por su parte, esperaba que el FN privara a la oposici¨®n de centro-derecha de la mayor¨ªa absoluta. El resultado fue un porcentaje (8,4%) que confirmaba la implantaci¨®n de Le Pen. La modificaci¨®n de la ley electoral, que pas¨® de un sistema mayoritario a uno proporcional, dej¨® claro que el FN conseguir¨ªa un cierto n¨²mero de esca?os en la pr¨®xima Asamblea Nacional.
Varios esc¨¢ndalos
Peri¨®dicos y revistas comenzaron a prestar m¨¢s atenci¨®n a la figura de Le Pen, y el l¨ªder ultraderechista se vio r¨¢pidamente envuelto en varios esc¨¢ndalos. Su pasado como torturador durante la guerra de Argelia volvi¨® a ser aireado con nuevas pruebas.Dos peri¨®dicos, uno franc¨¦s y otro brit¨¢nico, aseguraron que el rumano Gustav Pordea, elegido como diputado europeo en las listas del FN, era en realidad un agente de Nicolae Ceaucescu que hab¨ªa pagado varios millones de pesetas para lograr un puesto seguro al lado de Le Pen.
Paralelamente le empezaron a o¨ªr voces de alarma en la derecha y en el centro, y asociaciones como Racisme o personajes como el humorista Coluche iniciaron su cruzada particular contra el Frente Nacional y su xenofobia. "La campa?a electoral tiene un efecto positivo porque ayuda a centrar la verdadera imagen del partido de Le Pen", explica el semanario Le Point.
La derecha cl¨¢sica y los liberales de la UDF decidieron, por su parte, adoptar una postura m¨¢s firme, y uno tras otro sus l¨ªderes -Raymond Barre, Jacques Chirac y Val¨¦ry Giscard d'Estaing- han asegurado p¨²blicamente que no recurrir¨¢n nunca a los votos del Frente Nacional en el Parlamento para poder formar Gobierno. Su discurso ha obligado a Le Pen a endurecer el suyo propio y a reiterar las acusaciones de debilidad contra Ia banda de los cuatro (incluye a Fran?ois Leotard, del Partido Republicano) y, especialmente, contra el RPR, de Chirac, que representa, en teor¨ªa, su ¨²nica cantera de votos.
El principal peligro que supone hoy d¨ªa Jean Marie le Pen, seg¨²n los soci¨®logos franceses, no es tanto su fuerza pol¨ªtica como la capacidad de penetraci¨®n ideol¨®gica de sus propuestas, por muy simplistas que puedan parecer. Le Pen ha obligado de hecho a que los portavoces de la derecha cl¨¢sica radicalicen su propia postura ante la inmigraci¨®n, en un intento de recuperar el voto de la peque?a burgues¨ªa urbana.
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