El Betis desaprovech¨® sus bazas en San Mam¨¦s
![Santiago Segurola](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe505581b-3596-4161-bc77-1816c8c68bf7.png?auth=d22627484165dfcb062103e8d1fdebeb92a54c13220f4fd6553111e786e168fa&width=100&height=100&smart=true)
Nunca el Betis echar¨¢ tanto de menos su afamado duende, ese que dicen que acompa?a a los de Heli¨®polis cuando las noches son de plenilunio y la temperatura es primaveral. Fue noche de cuarto creciente y el duende se qued¨® tomando finos en la calle de Sierpes. De lo contrario, el Betis, con Del Sol en el banquillo, habr¨ªa podido destrozar a un Athl¨¦tic que jug¨® el segundo tiempo con el norte perdido.El tedio presidi¨® la primera mitad. El Athl¨¦tic, que demostr¨® poca cosa, se encontr¨® con dos goles de fortuna que hicieron justicia a dos fajadores del f¨²tbol -Gallego y Noriega- y dejaron constancia de la escasa consistencia de la l¨ªnea defensiva del Betis. Fueron 45 minutos que permitieron a la c¨¢tedra sacar algunas conclusiones. Por ejemplo, Zubizarreta ejerce de Hamlet cada vez que el pelot¨®n vuela sobre el ¨¢rea. Estatuario se qued¨® en un bal¨®n que remat¨® Parra sin adversario a tres metros a la redonda.
Peor es lo de Julio Salinas, que, seg¨²n los cr¨ªticos m¨¢s bondadosos, est¨¢ atacado por la astenia invernal. Otros, m¨¢s severos, le acusan de guardar las piernas para el pasto de Jalisco. El caso es que el cig¨¹e?o deambul¨® l¨¢nguido una vez m¨¢s. S¨®lo al final de la segunda parte mostr¨® algo de genio en una arrancada que pudo costar el tercer gol al Betis.
En el bando contrario se esperaba con cierto morbo la actuaci¨®n de: Gabino, al que llaman El Sarabia del Sur. Desma?ado y magro, s¨ª es. El chico tiene ese aire desvalido y fr¨¢gil, como falto de pelarg¨®n, que despierta un fervor maternal hasta en los forofos que se afeitan tres veces al d¨ªa. De sus habilidades no se supo nada. Un par de: aperturas inteligentes y, luego, el letargo, que fue comunitario en el primer tiempo.
El gol de Rinc¨®n descompuso al Althl¨¦tic, que sac¨® a reludir un juego chato y blando, lejano al principio geom¨¦trico de Clemente: la distancia m¨¢s corta entre defensa y delantera es el zapatazo de Goikoetxea. Era una concepci¨®n austera que eliminaba la aduana de intermediarios en el centro del campo, que ahora se ha descubierto que no existe. S¨®lo Gallego impone respeto. Urtubi, que anta?o arrastraba al equipo como un Panzer, transporta ahora la pelota como si fuera la bola de S¨ªsifo.
El agobio final inund¨® el campo, el grader¨ªo y hasta el banquillo: Cuando Dan? sustituy¨® a Noriega, el partido estuvo detenido cerca de tres minutos porque el encargado de los cartelones se empecin¨® en mostrar el n¨²mero 11 de Argote, que descansaba en el vestuario desde el medio tiempo.
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