La moratoria de pruebas nucleares
LA UNI?N Sovi¨¦tica ha decidido prolongar la moratoria unilateral de pruebas de armas nucleares, que proclam¨® el 8 de agosto de 1985, y que deb¨ªa terminar el pr¨®ximo 31 de marzo; con una duraci¨®n inicial de seis meses, esa moratoria fue prolongada por otros tres el pasado 31 de diciembre. Pero la nueva medida hecha p¨²blica en Mosc¨² tiene un car¨¢cter sensiblemente distinto: no se trata ya de fijar un nuevo plazo, sino que la URSS anuncia que su moratoria unilateral seguir¨¢ en vigor hasta que los EE UU lleven a cabo una explosi¨®n nuclear. El intento propagand¨ªstico de colocar a EE UU en una posici¨®n inc¨®moda es obvio, pero no es m¨¢s que un aspecto secundario de la cuesti¨®n. Por otro lado, cumple resaltar que esta nueva decisi¨®n de la URSS ha sido adoptada a petici¨®n del llamado Grupo de los Seis, formado por los jefes de Estado o de gobierno de Argentina, Grecia, India, M¨¦xico, Suecia y Tanzania; grupo que viene presionando, desde comienzos del a?o 1985, a las dos superpotencias para exigir medidas reales encaminadas al desarme nuclear; en particular Olof Palme, hasta los ¨²ltimos momentos de su vida, dedic¨® muchos esfuerzos a impulsar estas iniciativas antinucleares.Es evidente que el problema de la prohibici¨®n de las pruebas de armas nucleares interesa de un modo directo, no solamente a los pa¨ªses poseedores de dichas annas, sino a todos los pueblos del mundo. En el caso de las pruebas francesas en el Pac¨ªfico, las protestas de los gobiernos de la zona han sido constantes y en¨¦rgicas. En los casos de las pruebas norteamericanas y sovi¨¦ticas, al realizarse en instalaciones dentro de los respectivos territorios nacionales, despiertan poca preocupaci¨®n en la opini¨®n p¨²blica. Sin embargo, si se lograse detener y prohibir esas pruebas, las consecuencias ser¨ªan importantes, porque resultar¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil realizar progresos cualitativos en el desarroflo del armamento nuclear. Es cierto que los arsenales actuales son ya gigantescos y que tienen un potencial destructivo apocal¨ªptico; pero una interrupci¨®n de la producci¨®n de armas nuevas disminuir¨ªa seriamente los peligros de desestabilizaci¨®n que pueden derivarse de inovaciones tecnol¨®gicas. Sin poder probarlas, es muy dif¨ªcil fabricar nuevas armas, porque los niveles de incertidumbre, inherentes a todas las armas muy sofisticadas, ser¨ªan probablemente insoportables.
Hasta ahora, la respuesta de EE UU a las propuestas de prohibir todas las pruebas nucleares part¨ªa de la necesidad de un control in situ que garantizase que ninguna de las dos partes pudiese violar un compromiso de tanta transcendencia. Durante mucho tiempo, los sovi¨¦ticos han rechazado ese tipo de control, con el argumento de que EE UU y la URSS dispon¨ªan de otros medios para saber si se realizaban, o no, pruebas nucleares. Quiz¨¢ uno de los aspectos en los cuales aparece una novedad real en las posiciones de Mijail Gorbachov sea precisamente en este tema: ha manifestado con nitidez su disposici¨®n a aceptar inspecciones o controles in situ. Con motivo de la reciente visita a Mosc¨² del senador Edward Kennedy, esta cuesti¨®n fue abordada en su conversaci¨®n con Gorbachov y el senador ha expuesto sus conclusiones en un art¨ªculo titulado -con mucho optimismo- "Momento de oro para el control de armamentos". El New York Times comenta con raz¨®n que Kennedy no es precisamente la persona m¨¢s adecuada para transmitir al presidente Reagan las concesiones de la URSS en estas cuestiones; y a su vez no se pueden dejar de advertir intenciones de propaganda en estos pasos de la diplomacia sovi¨¦tica.
Pero el hecho concreto, rodeado de m¨¢s o menos propaganda, consiste hoy en que la URSS ha aceptado el principio de inspecciones en su territorio, adem¨¢s de la prolongaci¨®n de su moratoria unilateral. Es lamentable que Washington no parezca resuelto a aprovechar esta ocasi¨®n para poner a prueba si existe de verdad, hoy en Mosc¨², la voluntad de poner en marcha sistemas de inspecci¨®n en los respectivos territorios nacionales; algo -conviene recordarlo- que hasta ahora la URSS siempre ha rechazado. Las respuestas de EE UU han sido m¨¢s bien decepcionantes; el Secretario de Defensa, Gaspar Weinberger, ha insistido en que EE UU necesita realizar pruebas para que su arsenal nuclear est¨¦ a punto; argumento nada convincente, porque los sovi¨¦ticos podr¨ªan decir lo mismo. El Presidente Reagan ha hecho una propuesta sobre formas concretas de control de las pruebas; si ello permite un intercambio de delegaciones t¨¦cnicas, podr¨ªa ser un paso positivo. Pero sigue en pie la cuesti¨®n decisiva de la suspensi¨®n de las pruebas. Ser¨ªa un enorme error, en las condiciones actuales, no intentar la puesta en marcha de sistemas de inspecci¨®n in situ; tales sistemas de control permitir¨ªan ir creando, a traves de una pr¨¢ctica conjunta de equipos t¨¦cnicos, elementos de confianza mutua mucho m¨¢s efectivos que los que pueden derivarse de declaraciones solemnes. Pero sin una voluntad pol¨ªtica de avanzar hacia la prohici¨®n de las pruebas, tales proyectos quedar¨ªan en la nada. EE UU tiene la decisi¨®n en sus manos y necesita dar una respuesta constructiva; solamente as¨ª se podr¨¢ poner a prueba la sinceridad de las propuestas de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.