Washington sugiere que la VI Flota abandonar¨¢ hoy el golfo de Sidra

Viene de la primera p¨¢ginaReagan no ha considerado necesario invocar para este conflicto, ni para la ayuda militar que, est¨¢ prestando a Honduras, la ley de Poderes de Guerra. Las acciones militares parecen haber dejado paso a la ret¨®rica.

Malta, a quien apoy¨® la Uni¨®n Sovi¨¦tica, solicit¨® ayer una reuni¨®n formal del Consejo (le Seguridad. de las Naciones Unidas para estudiar oficialmente la situaci¨®n en el Mediterr¨¢neo. Estados Unidos, convencido de que le apoya el derecho internacional, no puso inconveniente a la reuni¨®n. Desde las siete de la ma?ana (hora de Libia) del martes no se han producido incidentes en el golfo de Sidra, que Washington y toda la comunidad internacional, con la excepci¨®n de Libia y Burkina Fasso (ex Alto Volta), consideran aguas internacionales.

Gaddafi, como esperaba el Pent¨¢gono, no se ha atrevido, por ahora. al menos, a enviar a su aviaci¨®n contra la VI Flota, convencido de que no ser¨ªa, un enemigo para los avanzados aparatos norteamericanos, apoyados por un sistema de guerra electr¨®nica que detecta con mucha anticipaci¨®n los movimientos libios, y ciega y equivoca a los radar imposibilitando un ataque efectivo. Ninguno de los seis misiles disparados por Libia contra las fuerzas norteamericanas alcanz¨® su blanco. "Barcos de superficie de la VI Flota y aviones contin¨²an operando con normalidad en el golfo de Sidra. La flota permanece fuera de las aguas territoriales libias", inform¨® a mediod¨ªa ole ayer el Pent¨¢gono. La ¨²ltima vez que Libia dispar¨® contra la VI Flota fue a las 13.54 horas del pasado lunes.

Cuatro barcos sovi¨¦ticos est¨¢n siguiendo los acontecimientos en el golfo de Sidra y un nav¨ªo nodriza de la URSS, que act¨²a como puesto de mando, est¨¢ anclado en el puerto de Tr¨ªpoli, inform¨® el Ministerio de Defensa. Sin. embargo, las. represalias norte americanas, que hab¨ªan sido sugeridas con tiempo a Mosc¨², han sido pensadas para minimizar el riesgo pol¨ªtico en las relaciones sovi¨¦tico-norteamericanas y en Oriente: Pr¨®ximo, aseguran los observadores. Antes de la cumbre de Ginebra, entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov, el espionaje estadounidense, segun revel¨® ayer The Washington Post, concluy¨® que una acci¨®n abierta o encubierta contra Gaddafi no provocar¨ªa una respuesta sovi¨¦tica y no afectar¨ªa a la reuni¨®n de Ginebra.

A medida que pasan los d¨ªas parece claro que Estados Unidos no s¨®lo ha estado ejerciendo el derecho a la libre navegaci¨®n en aguas internacionales, sino que ha montado un poderoso dispositivo militar (tres portaviones, 24 barcos m¨¢s y 275 aviones), con el objetivo decidido de golpear a Gaddafi, a quien considera el enemigo p¨²blico n¨²mero uno de Occidente. La VI Flota est¨¢ llevando a cabo un plan denominado incendio en la pradera, que fue aprobado por el presidente en una reuni¨®n del Consejo Nacional de Seguridad el pasado 14 de marzo. Reagan decidi¨® enviar al grupo aeronaval a Sidra despu¨¦s de que sus asesores le aseguraran que conducir¨ªa a un choque militar con Libia, revel¨® ayer The New York Times.

Ataques contra diplom¨¢ticos

Reagan aprob¨® el plan despu¨¦s de que ¨¦l espionaje revelara que Libia estaba preparando ataques contra diplom¨¢ticos estadounidenses. En la reuni¨®n del 14 de marzo, el presidente fue advertido de que los libios disparar¨ªan misiles contra la VI Flota y los aviones norteamericanos, y tambi¨¦n que Gaddafi no arriesgar¨ªa sus 500 aviones en el combate. En la reuni¨®n se decidi¨® "golpear duro" a Libia y no s¨®lo realizar maniobras, seg¨²n altos funcionarios de la Administraci¨®n de EE UU. El plan preve¨ªa incluso una represalia contra instalaciones industriales libias u objetivos militares, entre los que se encontraban la base de misiles SAM-5 de Sidra. El comandante de la VI Flota, vicealmirante Frank B. Kelso, ten¨ªa permiso para ordenar esta ¨²ltima acci¨®n y "respuestas proporcionadas" a eventuales ataques libios. El secretario de Defensa, Caspar Weinberger, quer¨ªa que la respuesta fuera limitada y se entrevist¨® con Kelso el 17 de marzo, en Londres, para asegurarse de que el almirante comprend¨ªa bien las ¨®rdenes.

Pero la acci¨®n militar contra Libia era algo que ya estaba decidido por la Administraci¨®n de Reagan bastante antes. A mediados del pasado mes de julio, tras el secuestro en Beirut del avi¨®n de la TWA, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Departamento de Estado y el Pent¨¢gono acordaron, en una reuni¨®n presidida por el presidente, que las medidas econ¨®micas contra Libia no serv¨ªan, y que para detener el terrorismo instigado por Gaddafi eran necesarias acciones de fuerza. Ya entonces se comenz¨® a estudiar una, operaci¨®n militar y se dio permiso a la CIA para preparar planes que condujeran al derrocamiento del l¨ªder de la revoluci¨®n verde. El almirante John Poindexter, hoy consejero nacional de Seguridad, viaj¨® en secreto a Egipto para obtener el apoyo de Mubarak a un eventual plan dedesestabilizaci¨®n militar de Gaddafi a cargo de sus vecinos ¨¢rabes, inform¨® ayer The Washington Post.

A final de a?o, la instalaci¨®n de los misiles SAM-5 en Sidra, por t¨¦cnicos sovi¨¦ticos, confirm¨® la l¨ªnea de acci¨®n barajada por Reagan, que fue decidida en firme tras los atentados terroristas en los aeropuertos de Roma y Viena y el secuestro del Achille Lauro. El Pent¨¢gono descart¨® una acci¨®n militar directa que hubiera necesitado seis divisiones o m¨¢s de 90.000 soldados. En p¨²blico, Reagan orden¨®, para cargarse de raz¨®n ante la opini¨®n mundial, sanciones econ¨®micas contra Gaddafi, que no fueron apoyadas por los aliados europeos. En enero decidi¨® enviar dos portaviones al golfo de Sidra, pero el Pent¨¢gono prefiri¨® esperar a un tercero antes de atacar, "uno para que despeguen los aviones, otro para que aterricen y el tercero como repuesto por si ocurre algo a los dos primeros".

"La opini¨®n p¨²blica norteamericana estaba preparada para esto, sabe que Gaddafi es un mal actor", declar¨® - ayer un alto funcionario. "Est¨¢n listos para casi cual quier cosa, sab¨ªa que algo iba a pasar, probablemente tolerar¨ªa cualquier cosa que decida hacer el presidente". Esta seguridad explica las represalias y advierte que si Gaddafi contin¨²a irritando a Washington la respuesta puede ser mucho m¨¢s contundente que la ofrecida esta semana