La Iglesia reedita su doctrina social y propugna la 'civilizaci¨®n del amor'
El nuevo documento difundido ayer por la ma?ana por la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, titulado Instrucci¨®n sobre la libertad cristiana y liberaci¨®n, y que consta de 59 p¨¢ginas en su edici¨®n castellana, m¨¢s que un documento sobre la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, como hab¨ªa sido anunciado, es un tratado acerca de la doctrina social de la Iglesia y de la llamada civilizaci¨®n del amor. De hecho, en el documento, impregnado de cautelas, no se nombra nunca a la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, o, mejor dicho, una sola vez, al final, pero se la llama teolog¨ªa de la libertad y de la liberaci¨®n.
Se pensaba que este nuevo documento iba a abordar en clave positiva la teolog¨ªa suramericana de la liberaci¨®n para quitar a tantos obispos y cristianos comprometidos el mal sabor de boca que hab¨ªa dejado el documento del ex Santo Oficio Instrucci¨®n sobre algunos aspectos de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, de 1984, por su car¨¢cter marcadamente cr¨ªtico y negativo sobre la nueva teolog¨ªa posconciliar. Pero, en realidad, el documento de ayer, ya en su primera p¨¢gina, afirma que aquel primer documento con el que la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe "hab¨ªa juzgado necesario llamar la atenci¨®n sobre las desviaciones y los riesgos de desviaci¨®n, ruinosos para la fe y para la vida cristiana, lejos de estar superado, parece: cada vez m¨¢s oportuno y pertinente". Y a?ade que aqu¨¦l documentos y el de hoy "deben leerse el uno a la luz del otro".Lo cierto es que tambi¨¦n este documento est¨¢ cargado de pesimismo. Podr¨ªa leerse como una especie de carta a los revolucionarios laicos o a los mismos te¨®logos de la liberaci¨®n en la que se explica c¨®mo todas las revoluciones de la historia han fracasado y c¨®mo s¨®lo la liberaci¨®n del pecado realizada por Cristo produce "verdadera libertad". Afirma incluso que los pobres, a lo largo de la historia, empezando por los pobres del Yhav¨¦ de la Biblia, aun cuando luchaban contra las injusticias, lo hac¨ªan para ser libres de adorar a Dios, "para mejor poder unirse con ¨¦l".
El documento global consta de cinco cap¨ªtulos, divididos en 100 n¨²meros en total: Condici¨®n de la libertad en el mundo contempor¨¢neo; Vocaci¨®n del hombre a la libertad y drama del pecado; Liberaci¨®n y libertad cristiana; La misi¨®n liberadora de la Iglesia; La doctrina social de la Iglesia: para una, praxis cristiana de la liberaci¨®n. Y una conclusi¨®n sobre la Virgen como modelo de liberaci¨®n total.
El documento intenta demostrar que a lo largo de la historia todas las revoluciones y todos los esfuerzos de liberaci¨®n llevados a cabo por el hombre "al margen de Dios", aunque a veces han producido algunos frutos humanos positivos, han acabado fracasando y no han producido la verdadera libertad del hombre, porque les ha faltado "la dimensi¨®n. ¨¦tica y la dependencia de Dios".
El olvido de Dios
"Uno de los principales errores que desde el siglo de las luces", dice el texto, "ha marcado profundamente el proceso de liberaci¨®n lleva a la convicci¨®n, ampliamente compartida, de que ser¨ªan los progresos realizados en el campo de las ciencias, de la t¨¦cnica y del la econom¨ªa los que deber¨ªan servir de fundamento para la conquista de la libertad". Pero "pobre el hombre", dice el resumen del documento, "que se olvida de ser una criatura hecha a imagen y semejanza de Dios y que en la dependencia de Dios viene exaltada su libertad. Negar esto es la mentira que el ate¨ªsmo contempor¨¢neo ha hecho suya. Mentira malhechora y funesta, porque promete al hombre el puesto de Dios".Y a?ade el documento: "El sentido primero y fundamental de la liberaci¨®n es el soteriol¨®gico: el hombre es liberado de la esclavitud del mal y del pecado".
Y es un concepto que se repite machaconamente en todo el documento, como si los te¨®logos de la liberaci¨®n hubiesen negado alguna vez que la teolog¨ªa de la liberaci¨®n es tambi¨¦n liberaci¨®n de la esclavitud, del mal que anida en el hombre individual. Polemizando indirectamente con los te¨®logos de la liberaci¨®n, se afirma que "no es por s¨ª misma la liberaci¨®n lo que genera la libertad del hombre". Y a?ade: "Una liberaci¨®n que no tiene en cuenta la libertad personal de quienes combaten por ella est¨¢ de antemano condenada al fracaso". La liberaci¨®n, seg¨²n el documento, es s¨®lo una "condici¨®n" para obtener la verdadera libertad, que es "personal".
Otra de las obsesiones del texto es hacer ver que todos los movimientos de liberaci¨®n de la historia han acabado siendo "ambiguos", produciendo nueva esclavitud y conduciendo a veces a totalitarismos y colectivismos. Todo ello porque a dichos procesos revolucionarios de liberaci¨®n, seg¨²n el documento, les ha faltado generalmente el "amor", se han llevado a cabo "con odio" o con "venganza", o bien con la "mentira". Por eso, dice el documento, "donde faltan la verdad y el amor el proceso de liberaci¨®n lleva a la muerte de una libertad que habr¨ªa perdido todo apoyo". Y a?ade: "Apart¨¢ndose de este fundamento, el hombre, pretendiendo ser como Dios, cae en la mentira y, en lugar de realizarse, se destruye".
El hombre, a?ade la instrucci¨®n del ex Santo Oficio, "es causa de s¨ª mismo". Pero a?ade: "Lo es como criatura a imagen de Dios. Y ¨¦sta es la verdad de su ser que manifiesta por contraste lo que tienen de profundamente err¨®neas las teor¨ªas que pretenden exaltar la libertad del hombre o su 'praxis hist¨®rica', haciendo de ellas el principio absoluto de su ser y de su devenir. Estas teor¨ªas son expresi¨®n del ate¨ªsmo o tienden por propia l¨®gica hacia ¨¦l. EI indiferentismo y el agnosticismo deliberado van en el mismo sentido. La imagen de Dios en el hombre constituye el fundamento de la libertad y dignidad de la persona humana". Por eso la causa de las tragedias que marcan la historia de la libertad es el pecado, "la ruptura con Dios". "As¨ª", explica, "para comprender esto, muchos de nuestros contempor¨¢neos deben descubrir nuevamente el sentido del pecado".
Pero si fuera de la Iglesia el pecado ha ensuciado siempre la verdadera libertad, al rev¨¦s, dentro de ella y con ella se halla el "verdadero mensaje de libertad y la fuerza de liberaci¨®n". Y as¨ª, en la segunda parte del documento se hace una verdadera apolog¨ªa de lo que significa para la Iglesia y para su doctrina la verdadera liberaci¨®n total del hombre.
Es un compendio de las cosas m¨¢s avanzadas que en el campo social ha ense?ado Roma: por ejemplo, que la propiedad "est¨¢ subordinada al principio superior del destino universal de los bienes"; que el trabajador tiene el derecho a "participar" activamente al proceso del trabajo; que a ning¨²n hombre se le debe excluir del derecho a un trabajo capaz de sustentarle dignamente a ¨¦l y a la familia. O que la Iglesia acepta que en circunstancias de "evidente tiran¨ªa que atente contra el bien com¨²n de un pa¨ªs", puede servirse de "la lucha armada".
La resistencia al tirano
Pero el documento endulza esta verdad antigua como santo Tom¨¢s, que aceptaba que se pod¨ªa atentar "contra el tirano", afirmando que hoy la Iglesia ve con mejores ojos "la llamada resistencia pasiva". Probablemente se trata de un influjo en el texto del impacto que ha hecho en el papa. Wojtyla la lectura y el descubrimiento de Gandhi con motivo de su ¨²ltimo viaje a la India.Por lo dem¨¢s, a la vez, el documento habla de todo: del aborto, de los abusos de la polic¨ªa, de la tortura, de la obligaci¨®n del Estado de costear la escuela privada, de la "inculturalizaci¨®n" y del derecho de los pobres a acceder a la cultura. De lo que no habla es de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n y de la nueva eclesiolog¨ªa que ella comporta. Y, sobre todo, no habla de lo que es la base de la verdadera teolog¨ªa de la liberaci¨®n, es decir, de los pobres como sujeto de la historia y de la Iglesia.
Al rev¨¦s, una vez m¨¢s los pobres aparecen como objeto de salvaci¨®n para la Iglesia; es ella quien les salva y no son ellos quienes revelan Dios a la historia. Acepta la opci¨®n preferencial de la Iglesia por los pobres, pero a?ade enseguida que "no es exclusiva" y que son tambi¨¦n pobres no s¨®lo los que no tienen nada, sino los que aun siendo ricos "viven la riqueza que Jes¨²s declar¨® bienaventurada, hecha a base de desprendimiento, de confianza en Dios, de sobriedad y de disposici¨®n a compartir con los otros".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.