M¨¢s real que la realidad
La noche del cazador
Gerard Lenne, cuando habla de La noche del cazador (The night of the hunter), se atreve a asegurar que en el filme de Laughton "el signo siempre se manifiesta m¨¢s real que la realidad", aseveraci¨®n que debiera ser v¨¢lida para todo el cine fant¨¢stico, para todas esas pel¨ªculas que se proponen como otro mundo, coherente y distinto, un universo en el que nos reconocemos al mismo tiempo que lo sabemos diferente, ya sea porque pertenece al terreno de los sue?os y las pesadillas, ya sea porque su iconograf¨ªa, y l¨®gica sean la del deseo o el terror.En The night of the hunter, un ciclorama evidente, transformado en cielo por mor de las convenciones cinematogr¨¢ficas, se convierte en el cambiante fondo visual del m¨¢s ambiguo de los cuentos jam¨¢s contados por el cine. Su h¨¦roe, un falso predicador- llamado Harry Powell, interpretado por Robert Mitchum, es, al mismo, tiempo, un personaje temible y un monstruo desvalido, un cruce entre Landr¨² y Frankenstein, entre la sordidez y el romanticismo, entre el dinero y la m¨ªstica. Powell se dedica al robo y asesinato de viudas previamente seducidas por su labia puritana.
Director: Charles Laughton
Int¨¦rpretes: Robert Mitchum, Shelley Winters, Billy Chapin, Sally Jane Bruce, Lilian Gish. Gui¨®n: Jarnes Agee. Basado en la novela de David Grubb. Fotograf¨ªa: Stanley Cortez. M¨²sica. Walter Schumann. Estadounidense, 1955. Estreno [en versi¨®n original] en cine Bellas Artes. Madrid.
Porque, eso s¨ª, su atractivo es verbal, ya que se niega al contacto f¨ªsico, a la carnalidad pecadora. Es m¨¢s, en su locura de ¨¢ngel del mal -Powell habla directamente con Dios- asistimos sorprendidos a las explosiones de ira con que Powell punt¨²a sus ¨¦xitos con las mujeres, explosiones Casi siempre consistentes en el chasquido del muelle de una navaja.
No hay que fiarse de las apariencias y, hay que descubrir el lado oculto de la realidad. Los cabellos del cuerpo sumergido de Willa no son distintos de las algas ondulantes del lago; pero ese b¨²ho, que parece de peluche y torpe, es el ave que devora al conejo poco previsor, de la misma manera que la telara?a, el mochuelo y el sapo vigilan, desde el monstruoso tama?o conferido por el encuadre, el viaje fant¨¢stico de los dos ni?os que huyen de ese ogro extra?o, que resulta m¨¢s temible por su fanatismo religioso que por la tranquilidad con que mata. Y si la religi¨®n es fuente de equ¨ªvocos, qu¨¦ decir de la imagen tradicional de la infancia, asociada a la idea de inocencia y debilidad, imagen que aqu¨ª se disuelve y renueva por obra y gracia del cr¨ªo encarnado por Billy Chapin, el ¨²nico que no vacila a lo largo de la trama y el ¨²nico que comprende que Powell es el doble de su padre, muerto.
La continua referencia a textos b¨ªblicos, el hecho de que el relato est¨¦ contado desde el punto de vista de los ni?os y el ep¨ªlogo moral con que se cierra podr¨ªan inducirnos a error, convirtiendo este p¨¦rfido cuento expresionista. en un filme maniqueo, demostraci¨®n de que The night of the hunter es el desarrollo simple de esa lucha entre el amor y el odio con que Powell engatusa a los cr¨¦dulos, batalla que ejemplifica con la ayuda de sus dedos tatuados.
Nada m¨¢s lejos de la realidad. Sin que sea preciso suscribir la interpretaci¨®n de Lenne, que convierte a Ben en Ad¨¢n, a John en el pueblo de Dios, la mu?eca en el pecado original y a Powell en Cristo, es evidente que en la pel¨ªcula nada ni nadie queda libre de una significaci¨®n contradictoria. Laughton, despu¨¦s de presentarnos al padre que va a ser ajusticiado y deja dos hu¨¦rfanos, nos muestra el hogar del verdugo, tambi¨¦n padre de dos ni?os, de manera que quede claro que la frontera entre formas de crimen es una pura cuesti¨®n de convenciones.
En ¨²ltimo t¨¦rmino, estas l¨ªneas no pretenden ofrecer otra interpretaci¨®n de The night of the hunter. Se conforman con recomendar encarecidamente al lector que no se pierda la pel¨ªcula y se someta, ¨¦l tambi¨¦n, a esa extra?a experiencia de sumergirse en un filme hecho por un actor, pero exclusivamente de director; narrado desde el punto de vista de los ni?os, pero absolutamente adulto; terror¨ªfico, pero c¨®mico; planteado como una f¨¢bula moral, pero totalmente ambiguo, con malvados indefensos y solitarios y criaturas psicol¨®gicamente fuertes.
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