Wallis Simpson, duquesa de Windsor
La duquesa de Windsor, la norteamericana dos veces divorciada por la que Eduardo VIII renunci¨® al entonces m¨¢s poderoso trono de la Tierra para poder casarse con ella, falleci¨® ayer, en su casa de las cercan¨ªas de Par¨ªs, a los 89 a?os, seg¨²n anunci¨® un portavoz del palacio de Buckingham.Hija de dos conocidas familias -los Warfield de Maryland y los Montaque de Virginia-, Bessie Wallis Warfield, futura duquesa de Windsor., siempre se consider¨® una sure?a, a pesar de haber nacido, por "un accidente de verano", en una localidad tur¨ªstica de Pensilvania.
De apariencia fr¨¢gil y con el pelo peinado hacia atir¨¢s, Wallis Simpson no tuvo nunca, una figura de mujer fatal y ella misma no se consideraba atractiva, "ni siquiera bonita". "Nadie me llam¨® nunca guapa, ni siquiera bonita", declar¨® a un periodista una vez. "Yo fui delgada en una ¨¦poca, donde se apreciaban unos pocos kilos. Mi mand¨ªbula era demasiado grande para ser cl¨¢sica, y nadie me ha descrito precisamente como una intelectual".
Wallis se cas¨® dos veces: en 1916, con el teniente Earl M`infield Spencer, el "aviador m¨¢s fascinante del mundo", y, despu¨¦s de que acab¨® la fascinaci¨®n y se divorciaron, con Ernest Simpson, miembro de una conocida familia norteamericana que hab¨ªa adoptado la nacionalidad brit¨¢nica.
Ernest y Wallis conocieron al entonces pr¨ªncipe de Gales en una fiesta en Londres, en noviembre de 1930. La primera conversaci¨®n no tuvo nada de rom¨¢ntica. El pr¨ªncipe y la se?ora de Simpson, que estaban sentados juntos, pasaron la velada discutiendo las ventajas y desventajas de la calefacci¨®n. Unos meses m¨¢s tarde, Wallis coincidi¨®, de nuevo con el futuro rey de Inglaterra en casa de un amigo. ?l la ofreci¨® llevarla a casa en coche y ella le invit¨® a una copa.
"Todo empez¨® entonces. Nunca sospech¨¦ que a los cinco a?os tendr¨ªa la terrible conclusi¨®n que nunca pude sospechar", declar¨® en otra ocasi¨®n la duquesa. Fue como un cuento de hadas. De una parte, el futuro rey de Inglaterra y emperador de la India prometi¨® que "nunca renunciar¨ªa a ella". De otra, Wallis se comprometi¨® una y otra vez a esfumarse de su vida para que no tuviera que perder el trono. Pero Eduardo VIII, que ascendi¨® al trono de Inglaterra a la muerte de su padre, Jorge V, era tozudo. "Con trono o sin ¨¦l, me voy a casar contigo".
El empe?o del rey provoc¨® una crisis constitucional y dividi¨® al pa¨ªs en dos. El primer ministro Stanley Baldwin le manifest¨® al rey que ten¨ªa tres opciones: olvidarse del matrimonio, casarse contra el consejo del Gobierno y abdicar. "Pienso casarme, m¨ªster Baldwin", replic¨® el rey. "Y, por muy doloroso que sea, abdicar¨¦, si ello es necesario, para casarme con la mujer que quiero".
Eduardo VIII abdic¨® en 1936 y un a?o despu¨¦s se casaba con Wallis Simpson, convertida en duquesa de Windsor. El matrimonio dur¨® 34 a?os, hasta. la¨ª muerte del duque, en 1972, a causa de un c¨¢ncer. A. pesar de que la familia real asisti¨® al entierro del duque y de que la reina invit¨® a su t¨ªa la duquesa a almorzar en Buckingham Palace, las relaciones siempre fueron tirantes. Ni el duque ni su mujer perdonaron nunca a la corte que no concediera el t¨ªtulo de alteza real a la duquesa. Tampoco fue invitada a la boda de la. princesa Ana.
La duquesa, como manifest¨® un amigo de la familia, nunca lleg¨® a superar el trauma que le produjo la muerte de su marido. El matrimonio Windsor no tuvo hijos.
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