T¨²nez teme un zarpazo militar de Libia
El r¨¦gimen de Habib Burguiba reprime a la oposici¨® n por solidarizarse con Gaddafi
Libia y T¨²nez firmaron en 1974 uno de los muchos acuerdos de uni¨®n que, Muammar el Gaddafi ha intentado para crear una naci¨®n '¨¢rabe sin fronteras. El interlocutor tunecino en aquella negociaci¨®n fue el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Masmudi. Poco despu¨¦s de la r¨²brica del acuerdo, el presidente tunecino, Habib Burguiba, sorprendido por el alcance de lo firmado por su ministro, le destituy¨® y mand¨® al exilio. Mohamed Masmudi escogi¨® Tr¨ªpoli como residencia y 10 a?os despu¨¦s fue nombrado representante de Libia ante las Naciones Unidas. Gaddafi nunca perdon¨® que T¨²nez incumpliese lo tratado y Burguiba jam¨¢s olvid¨® que su vecino se hab¨ªa infiltrado en su Gobierno.
T¨²nez ha vivido desde antiguo con el temor a un zarpazo militar de Libia. Este pa¨ªs es junto a Chad uno Je los Estados a los que generalmente se considera m¨¢s susceptible, por su debilidad militar, de ser blanco de una ofensiva expansionista de Gaddafi. El peligro ha vuelto a estar latente con ocasi¨®n del ataque norteamericano, el d¨ªa 15, contra Tr¨ªpoli y Bengasi. As¨ª se pens¨®, al menos, cuando la agencia oficial de noticias libia, Jana, anunci¨® que los aviones de EE UU hab¨ªan cruzado T¨²nez para, atacar el territorio libio. Fuentes norteamericanas en la capital tunecina aseguran que "eso es falso, pero aun en el caso de que fuera cierto Gaddafi no tendr¨ªa posibilidad de saberlo, por lo que las palabras de Jana s¨®lo se pueden interpretar como una burda amenaza".A Gaddafi se le considera responsable de varias acciones militares contra, T¨²nez en el pasado. La m¨¢s grave ocurri¨® en 1980, cuando un comando de varias decenas de tunecinos entrenados en Libia atac¨® la ciudad de Gafsa y, durante varios d¨ªas, se enfrent¨® al Ej¨¦rcito. Hubo un alto n¨²mero de muertos. En enero de 1984, en plena revuelta del pan, mientras cerca de un centenar de personas que protestaban por la subida del precio de ese producto b¨¢sico eran muertas por la polic¨ªa en uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles de la historia de T¨²nez, un comando vol¨® el oleoducto que va de Argelia al puerto de Sjirra, en el sureste del pa¨ªs. El atentado fue un¨¢nimemente atribuido a Tr¨ªpoli. En 1976 la polic¨ªa detuvo a tres libios a los que se encontr¨® pruebas de preparar un atentado contra Burguiba. En los dos ¨²ltimos a?os han sido interceptadas cartas bomba contra periodistas tunecinos y se han producido varios atentados con explosivos en distintas partes del pa¨ªs que, tanto el Gobierno como observadores extranjeros atribuyen a Libia.
Ruptura de relaciones
El deterioro de las relaciones culmin¨® en septiembre pasado al romper el Gobierno de Mohamed Mzali las relaciones diplom¨¢ticas, despu¨¦s de que Gaddafi, expulsara de su pa¨ªs a 32.000 trabajadores tunecinos que no quer¨ªan abandonar su nacionalidad para adquirir un pasaporte ¨¢rabe. T¨²nez y Libia estuvieron entonces al borde de la guerra y la frontera entre ambos sigue siendo todav¨ªa zona militar fuertemente vigilada, a la que se proh¨ªbe el acceso a los periodistas.
Para T¨²nez, la ruptura de relaciones supuso borrar a Libia del mapa. Los vuelos entre ambas capitales est¨¢n interrumpidos, pero tambi¨¦n las comunicaciones telef¨®nicas y cualquier forma de contacto con el pa¨ªs vecino.
Los peri¨®dicos, la mayor¨ªa progubernamentales, no hablan de Libia bien, pero tampoco hablan mal. Simplemente es un tema tab¨². Esa situaci¨®n fue llevada al extremo tras el ataque norteamericano, del que el Gobierno tunecino, no se ha dado todav¨ªa por enterado.
Esta pol¨ªtica se justifica oficialmente por la voluntad de tener una posici¨®n equidistante en los conflictos y convertir a T¨²nez en el nuevo L¨ªbano del mundo ¨¢rabe, en el de los a?os sesenta claro est¨¢. Sin embargo, que se est¨¢ dando la mayor demostraci¨®n de avestrucismo pol¨ªtico que pueda imaginarse.
La oposici¨®n, toda ella extraparlamentaria, porque el Partido Socialista Desturiano (constitucional), fundado por Burguiba, gan¨® las elecciones de 1981 con el 95% de los votos, est¨¢ contra de esa postura y cerca de una opini¨®n p¨²blica que cree que hay que ser solidario con un pa¨ªs vecino, atacado por una gran potencia.
Los cinco principales partidos de la oposici¨®n enviaron un telegrama al coronel Gaddafi en el que denunciaron lo que consideraban "una agresi¨®n imperialista" y expresaban "la solidaridad del conjunto del pueblo tunecino con el pueblo libio y su direcci¨®n". El Gobierno considera que eso equivale a apoyar a Gaddafi y ha condenado a cuatro meses de prisi¨®n al secretario general del principal partido de la oposici¨®n, el Movimiento de los, Dem¨®cratas Socialistas, Ahmed el Mestiri. En realidad, el respaldo que puede encontrar Gaddafi en T¨²nez es muy minoritario.
El peligro de un ataque libio contra T¨²nez no parece tan real como el Gobierno puede dar a entender. Dif¨ªcilmente podr¨ªa ahora hacer compatible Gaddafi una agresi¨®n contra su vecino con una pol¨ªtica dirigida fundamentalmente a ganarse la admiraci¨®n de lo que ¨¦l llama "las masas ¨¢rabes". Adem¨¢s, actualmente una acci¨®n armada libia contra T¨²nez implicar¨ªa forzosamente la entrada de Argelia en el conflicto, a juicio de numerosos observadores.
No por casualidad, despu¨¦s de la nota de la agencia libia Jana sobre la supuesta utilizaci¨®n del espacio a¨¦reo tunecino, el presidente Burguiba convoc¨® a los embajadores en T¨²nez de Estados Unidos, Francia y Argelia, todos ellos garantes, en alguna medida, de la seguridad exterior de T¨²nez.
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