Mijail
Los abracadabrantes acontecimientos de las ¨²ltimas semanas han dado por resultado, entre otras cosas, el nacimiento de una estrella. Las grandes crisis de la historia suelen parir h¨¦roes y antih¨¦roes, generan mitos. As¨ª, la Revoluci¨®n Francesa consagr¨® a Danton y Robespierre; la II Guerra Mundial aup¨® a Roosevelt y a Churchill, y el actual colapso ideol¨®gico del PSOE ha creado a Isabel Preysler. Por ejemplo.Pues bien, lo mismo ha sucedido con la crisis del Mediterr¨¢neo. Entre los bombazoi y el casta?eteo de dientes se abre paso una figura singular y esplendorosa: Mijail Gorbachov el Seren¨ªsimo.
Qu¨¦ quieren que les diga, es que es muy listo. Mientras el Otro andaba pegando tiros como un loco, Gorbachov era un paradigma de cordura. ?Qui¨¦n no ha sentido en estos d¨ªas una punzada de agradecimiento hacia don Mijail? Era el alivio de constatar que el hombre se manten¨ªa ecu¨¢nime y sensato, que no se liaba a cachiporrazos con el mundo, que no se dejaba contagiar por el estilo Rambo.
Es un ¨¢guila este Gorbachov sedoso y fino. Ah¨ª est¨¢ el Otro, en plan grosero; tras hipotecar la paz con su violencia anda ahora envenenando el aire con sus cuentos: que si Mitterrand le pidi¨® que atacara, que si Craxi le dijo que adelante. O sea, un chismorreo bochornoso: el Otro, aparte de los dem¨¢s considerandos, es un hortera. Y mientras tanto, el zorro de Mijail apuesta fuerte, ofreciendo caballerosamente el continuar las negociaciones por la paz. ?Y qu¨¦ decir de su fastuosa propuesta de desmantelar el Pacto de Varsovia si nosotros nos desembarazamos de la OTAN? Es una jugada genial a la que el Otro s¨®lo ha sabido responder con farfulleos.
Y as¨ª estamos todos, comenzando a volver la mirada hacia Gorbachov como si de la Virgen de Lourdes se tratara. O sea que, de seguir la cosa as¨ª, los fans de Robert Redford van a ser nada comparados con el club de admiradores de Mijail. Con lo paranoico que es el Otro, no s¨¦ como no ha empezado ya a sospechar que los consejeros que le recomendaron los bombazos son, en realidad, asesores de imagen de los rusos, astutos marxistas infiltrados.
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