Graves contradicciones entre los acusados y los testigos en el juicio contra los dos jueces que liberaron a Bardellino
Los magistrados Jaime Rodr¨ªguez Hermida y Ricardo Var¨®n Cobos y Josefa Su¨¢rez Peral, la Pepa, amiga del primero, fueron juzgados ayer en el Tribunal Supremo por su actuaci¨®n en la puesta en libertad del jefe de la Camorra napolitana, Antonio Bardellino, Tonino. En la vista se observaron graves contradicciones entre las manifestaciones de los procesados y las declaraciones de los testigos. Los dos jueces est¨¢n acusados de un delito de prevaricaci¨®n (dictar a sabiendas resoluci¨®n injusta), y el fiscal pide para ellos sendas penas de cuatro a?os de suspensi¨®n en su cargo p¨²blico. La sentencia se conocer¨¢ dentro de dos semanas.
Para Josefa Su¨¢rez, la Pepa, amiga del magistrado Hermida, propietaria de dos clubes nocturnos y de una peluquer¨ªa, acusada de complicidad en el mismo delito, y con el agravante de precio, el fiscal pide una multa de 300.000 pesetas. Los abogados de los tres acusados solicitaron la absoluci¨®n.Las graves contradicciones existentes entre las declaraciones de los tres acusados por un lado, y de varios testigos por otro, fue la nota m¨¢s destacada del ¨²nico juicio que en este siglo ha sentado a dos magistrados en el banquillo de los acusados. Tanto Rodr¨ªguez Hermida, magistrado de la sala tercera del Supremo, como Var¨®n Cobos, juez central n¨²mero 1 de la Audiencia Nacional, afirmaron que no se produjo irregularidad alguna en la puesta en libertad del mafioso Bardellino, para el que las autoridades italianas hab¨ªan solicitado la extradici¨®n.
En declaraciones casi coincidentes, los dos jueces se?alaron que Hermida hab¨ªa preguntado a Var¨®n sobre la situaci¨®n en la que se encontraba el caso de Bardellino, pues un vecino de su amiga la Pepa se hab¨ªa interesado por el asunto.
Seg¨²n sus declaraciones, Var¨®n examin¨® el expediente a ra¨ªz del inter¨¦s mostrado por Hermida en el caso. El juez, pese a que estaba al tanto de la peligrosidad del capo de la Camorra por las informaciones publicadas en la Prensa y por la advertencia que le hizo un auxiliar del juzgado, decidi¨® que se le pod¨ªa poner en libertad, en vista de que el expediente de extradici¨®n, a. su entender, no reflejaba esa peligrosidad.
Var¨®n dijo a Hermida que no pod¨ªa acordar de oficio la libertad del mafioso, y que tampoco hab¨ªa sido solicitada, por lo que era un requisito indispensable el que se pidiera, y entonces ¨¦l fijar¨ªa una fianza de cinco millones de pesetas, como as¨ª hizo. Hermida comunic¨® a Josefa Su¨¢rez la necesidad del escrito de petici¨®n de libertad, as¨ª como la fianza, y Rita de Vita, compa?era de Bardellino, consigui¨® una y otra cosa, por lo que Bardellino fue puesto en libertad. Var¨®n sustitu¨ªa en aquellas fechas al titular del juzgado, Francisco Castro, que se encontraba de vacaciones y posteriormente se puso enfermo.
Los dos jueces afirmaron que ni presionaron, ni se sintieron presionados, y que ninguno de los implicados en el caso recibi¨® dinero a cambio de sus gestiones. Incluso, Rodr¨ªguez Hermida calific¨® en dos ocasiones su intervenci¨®n como "una obra de caridad".
Uno de los testigos, Jos¨¦ Benito Rojas, auxiliar que tramit¨® el expediente, explic¨® que el titular del Juzgado Central n¨²mero 5, Francisco Castro, que era el encargado del caso, estaba de vacaciones y que Var¨®n ejerc¨ªa las funciones de sustituto. A?adi¨® que cuando Rodr¨ªguez Hermida se interes¨® por el asunto ¨¦l personalmente hizo notar a Var¨®n la peligrosidad de Bardellino, que no hab¨ªa solicitado la libertad, y el agravio comparativo que supon¨ªa dejar en libertad al mafioso y no a su lugarteniente, Raffaele Scarnato, al que se segu¨ªa un procedimiento paralelo. Este auxiliar manifest¨® tambi¨¦n que Rodr¨ªguez Hermida le increp¨® cuando no quiso informarle de que el titular del juzgado hab¨ªa revocado la libertad de Bardellino.
El juez titular, Francisco Castro, manifest¨® en el juicio que no se hab¨ªa podido reintegrar al juzgado al finalizar sus vacaciones por encontrarse enfermo y que sin embargo tuvo que volver apresuradamente, sin estar restablecido del todo, por varios problemas surgidos a ra¨ªz de decisiones del juez Var¨®n. Castro se refer¨ªa a la revocaci¨®n del procesamiento de Edmundo Alfaro, en el caso Fidecaya, que tambi¨¦n se tramitaba en el citado juzgado, y a la irregular puesta en libertad de Bardellino, que fue posteriormente revocada. Castro reconoci¨® que Bardellino compareci¨® en el juzgado antes de que se le revocara la libertad, para solicitar que se le devolviera su tarjeta de identidad, y que en aquel momento no fue detenido.
Dinero y joyas para todos
El testimonio que m¨¢s expectaci¨®n caus¨® fue el de Encarnaci¨®n Rea?o, compa?era de Scarnato. Rea?o, que vivi¨® en el mismo domicilio que la esposa de Bardellino cuando ocurrieron los hechos, manifest¨® que en un primer momento se pidieron ocho millones de pesetas para la puesta en libertad del mafioso, pero que posteriormente se exigieron 15 millones de pesetas, 10 de los cuales eran para repartir y cinco para la fianza. Explic¨® que el dinero lleg¨® en divisas v¨ªa Suiza, procedente de Italia, adonde lo hab¨ªa pedido Rita de Vita, y que se entreg¨® en dos veces. En la primera entrega, Rita facilit¨® cinco millones de pesetas a Josefa Su¨¢rez. Este dinero fue trasladado por Rita a la peluquer¨ªa de la Pepa, en el interior de sus botas.Encarnaci¨®n afirm¨® tambi¨¦n que Rita le hab¨ªa dicho que el dinero era para repartir entre el magistrado Rodr¨ªguez Hermida, Josefa Su¨¢rez y Luis Plana, el catal¨¢n. Mientras que el otro juez, Var¨®n, no hab¨ªa participado en el reparto, por lo que en agradecimiento la compa?era de Bardellino hab¨ªa decidido regalarle una pulsera de oro. Siempre seg¨²n el testimonio de Encarnaci¨®n Rea?o, la citada pulsera, con un dibujo en forma de herradura, fueron a comprarla Rita y ella misma a una joyer¨ªa de la Gran V¨ªa, cost¨® 175.000 pesetas y fue entregada en el transcurso de una cena. Encarnaci¨®n cont¨® tambi¨¦n que la noche en la que la polic¨ªa fue a buscar a Bardellino ¨¦ste durmi¨® en casa de Luis Plana, y que al d¨ªa siguiente ella le traslad¨® en su coche hasta Vallecas, momento a partir del cual no volvi¨® a verlo.
Durante el juicio, el presidente, se?or Hijas, declar¨® impertinentes varias preguntas, entre otras las relativas a las supuestas relaciones ¨ªntimas entre el magistrado y la peluquera. Los abogados defensores, en especial el defensor de Var¨®n Cobos, Adolfo de Miguel, ex presidente de la misma sala que juzgaba el caso y defensor de varios de los golpistas del 23-F, intentaron con preguntas no exentas de acritud obtener las fuentes de informaci¨®n de tres periodistas de un diario de Madrid que hab¨ªa publicado detalles poco honorables de la vida sexual de los dos jueces en relaci¨®n con el caso.
Antes de iniciarse la sesi¨®n, se produjeron peque?os incidentes al intentar evitar los magistrados que los periodistas les tomaran fotograf¨ªas.
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