La radiactividad de las setas
J. L. MLa compa?¨ªa brit¨¢nica de televisi¨®n Granada preparaba en 1977 un programa sobre la explosi¨®n nuclear de los Urales cuando consigui¨® encontrar entre los sovi¨¦ticos emigrados a Israel dos testigos que hab¨ªan vivido en esa regi¨®n de la URSS.
El 7 de noviembre del mismo a?o se transmiti¨® el reportaje con un testigo que afirmaba: "Una vez fui al hospital de Sverdiovsk. Uno de los m¨¦dicos, amigo m¨ªo, me dijo que el hospital se encontraba abarrotado de v¨ªctimas de la cat¨¢strofe de Kishtim y que todos los hospitales de la zona estaban ocupados. Todos los m¨¦dicos me contaron que las victimas sufr¨ªan contaminaci¨®n radiactiva. Era un n¨²mero enorme de personas, creo que miles, y me dijeron que la mayor parte muri¨®".
El otro testigo, una enfermera, se hab¨ªa trasladado a la ciudad de Kishtim en 1967, cuando ya estaba reconstruida, y dijo: "No hab¨ªa rastros de destrucci¨®n, pero todo alimento comprado en el mercado o recogido directamente en el campo, como por ejemplo las setas del bosque, deb¨ªa ser controlado con peque?os medidores de radiactividad". La testigo, que se hab¨ªa quedado embarazada poco despu¨¦s de su llegada a Kishtim, recibi¨® por parte de los m¨¦dicos el consejo de abortar.
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