El Festival de Cine de Cannes se abre sin estrellas norteamericanas ante el temor a un atentado
El Festival de Cannes, que hoy inicia su XXXIX edici¨®n, ha sido definido como el festival de las ausencias. El temor a un atentado libio ha hecho que Steven Spielberg, Woopie Goldherg, Martin Scorsese y, sobre todo, Sylvester Stallone hayan renunciado al formidable escaparate que supone aparecer en la Costa Azul en un momento en que los periodistas se cuentan por millares y en que centenares de c¨¢maras de televisi¨®n est¨¢n ah¨ª tambi¨¦n para captar el glamour que desprenden las estrellas.
Puede que Stallone y sus compa?eros de renuncia hayan visto La joya del Nilo, ese filme que arranca con una secuencia rodada en Cannes, en el palacio del festival precisamente, y que acaba la misma con un atentado ¨¢rabe que hace estallar el yate del protagonista y permite el rapto de la chica por parte de un jeque visionario e impostor. Con todo, 1.000 polic¨ªas controlar¨¢n a las 35.000 personas que acudir¨¢n al certamen.Pero a falta de mitos del culturismo o del box-office, siempre quedan las pel¨ªculas. Sobre el papel, la cosecha de 1986 es prometedora e incluye, dentro de la competici¨®n, a Robert Altman y su adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de Fool for love, la obra de Sam Shepard; el ¨²ltimo Ferreri, I love you, que muestra un protagonista enamorado de un clip, de uno de esos diminutos objetos con los que unimos, sin pegar, varias hojas de papel; y, cerrando el tr¨ªo de filmes sobre el amor, el nuevo trabajo de Nagisa Oshima, Max mon amour, en que el gal¨¢n pierde la cabeza por un mono.
La aportaci¨®n francesa tambi¨¦n dedica su atenci¨®n a los enamoramientos heterodoxos, y Tenue de soir¨¦e convierte en pareja de travestidos a Michel Blanc y Gerard Depardieu. Su director, Bertrand Blier, ha vuelto a reunir para la ocasi¨®n casi el mismo reparto que le vali¨® su lanzamiento y, mayor ¨¦xito, Los rompepelotas. Y quien parte tambi¨¦n de un reparto triunfal que repite es Claude Lelouch, que, fuera de concurso, presentar¨¢ Vingt ans dej¨¤, reencuentro de Ainouk Aim¨¦e y Jean Louis Trintignant cuando ya todos hab¨ªamos conseguido sacam¨®s de la cabeza la musiquilla esa del ba-da-ba-da con la que acaramel¨® el romance de Un hombre y una mujer, Palma de oro en Cannes 1966.
Nueve t¨ªtulos franceses
La representaci¨®n francesa, la m¨¢s nutrida -contando las coproducciones, incluye nueve t¨ªtulos en la selecci¨®n oficial-, contin¨²a con Le lieu du crime, de Techin¨¦, que despu¨¦s de haber ofrecido el a?o anterior la risibie Rendez-vous, desoye aquello de que no conviene volver al lugar del crimen y hace ostentaci¨®n de su temeridad; Mohammed Lakhdar Hamina y Mrinal Sen, un argelino y un indio, con La derni¨¨re image y G¨¦nesis, respectivamente, son las dos ¨²ltimas aportaciones de una pol¨ªtica impulsada por Jack Lang que buscaba poner bajo pabell¨®n franc¨¦s los trabajos de cineastas prestigiosos pero de pa¨ªses con escasa capacidad de producci¨®n. Y no es ¨¦ste exactamente el caso de Pirates, un Polanski que comparte la nacionalidad francesa con la tunecina y la estadounidense, pues ah¨ª hay m¨¢s de 20 millones (de d¨®lares de presupuesto y una larga trayectoria hollywodense que avalan al director polaco, quiz¨¢ el m¨¢s famoso de entre todos los que han abandonado el ¨¢rea socialista. Esa fama le es hoy disputada por el sovi¨¦tico radicado en Estados Unidos Andrei Konoholowsky, de quien veremos Runeway Train, y en un plano distinto, menos espectacular, por otro sovi¨¦tico tr¨¢nsfuga, el misterioso Andrei Tarkovsky, que a trav¨¦s de una producci¨®n sueca estar¨¢ en Cannes con Offret. La URSS queda oficialmente representada por Bondarchuk y su Boris Godounov, una opci¨®n que se adivina conservadora.
Carlos Saura
Estados Unidos, adem¨¢s de los t¨ªtulos ya mencionados, juega bazas bien diferenciadas, desde la modernidad de Jim Jarmusch, un director lanzado a trav¨¦s de los circuitos de arte y ensayo, y ahora, con Down by Law, incorporado entre los grandes del negocio, hasta la seguridad de un Spielberg de nuevo supertaquillero -El color p¨²rpura- o de un Woody Allen que en Europa es una carta ganadora, y m¨¢s aun con Hannah and Her Sisters, don de el director aparece junto a Mia Farrow y Michael Caine, pasando por la tradicional crispaci¨®n de Martin Scorsese, ahora con After Hours.
La selecci¨®n se completa con una prometedora Rosa Luxemburg de la alemana Margarethe von Trotta; la Pobre mariposa, del argentino Ra¨²l de la Torre -el ¨¦xito y el oscar de La historia oficial pesan mucho-; una cinta brasile?a de Arnaldo Jabor; un Otello rodado por Zeffirelli, y El amor brujo, de Carlos Saura, ¨²nica pel¨ªcula espa?ola en la selecci¨®n oficial, destinada a la gala de clausura y, obviamente, fuera de concurso.
Como siempre, en la quincena de realizadores y en un Certain regard se agrupan otros t¨ªtulos a priori interesantes, como los ¨²ltimos trabajos de Helma Sanders-Brahms, Chantal Akerman, Yoshishige Yoshida, Ruy Guerra, Claude d'Anna o Marco Bellechio, responsable este ¨²ltimo de un remake de Le diable au corps, que coincide con otro de nacionalidad australiana dirigido por Scott Murray. El festival, que ya el a?o pasado emprendi¨® una l¨ªnea de producci¨®n que le llev¨® a promover una cinta de montaje en homenaje a Truffaut, repite este a?o la experiencia pero con Simone Signoret como objeto de atenci¨®n. Un retrato de 52 minutos, elaborado por Chris Marker, es el fruto de este deseo del certamen de recordar a las grandes personalidades del cine franc¨¦s desaparecidas recientemente.
Pero la aut¨¦ntica bomba de Cannes 86, si se confirma, ser¨¢ el pase de 50 minutos de Don Quijote, uno de los m¨ªticos filmes inacabados de Orson Welles, que aparecer¨ªa en la Croissete de la mano de la cinemateca francesa para mostrarnos que pudieron ser las andanzas del caballero y Sancho Panza, encarnados por Francisco Reiguera y Akim Tamiroff. La pel¨ªcula fue parcialmente realizada en 1955 y, seg¨²n palabras del propio Welles, casi acabada en 1975.
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