Alberto Moravia: "Mi vida siempre ha estado influida por las cosas que no quer¨ªa"
GABRIELA CA?ASAlberto Moravia est¨¢ de moda en Italia. En estos momentos cuatro obras suyas se anuncian en las carteleras de su pa¨ªs. Moravia, que estuvo en Madrid la pasada semana, asegura a sus 79 a?os que la carader¨ªstica fundamental de su vida es que ha estado mas influida por las cosas que no quer¨ªa que por las que quer¨ªa."No quer¨ªa la guerra y hubo guerra", dice. "No quer¨ªa el fascismo y hubo fascismo.No quer¨ªa enfermedad y he tenido enfermedad"
Se han estrenado dos comedias suyas en Mil¨¢n y Roma, El ?ngel de la Informaci¨®n y El Cintur¨®n.Otras dos obras, Date la vuelta y H¨¢blame y una versi¨®n teatral de su novela la ciociara, llevan meses en cartel. Cuando se le pregunta si hay alg¨²n nexo entre las cuatro obras, luce su seca iron¨ªa: "S¨ª, que las he escrito yo".
Pregunta. A usted le gusta mucho viajar.
Respuesta. Los viajes se basan en el exotismo. Se busca en otras partes lo que se cree que no se puede encontrar en casa. Por ejemplo, Stendhal estaba enfermo de exotismo italiano, y Merimee de exotismo espa?ol.
P. ?El viaje es una fuente literaria o es una fuente de vida?
R. Es una fuente de vida.. nunca he escrito novelas sobre ?frica, pero he hecho viajes bastante complicados. Por ejemplo, por dos veces he recorrido el r¨ªo Congo. He hecho el viaje de Conrad en Coraz¨®n de Tinieblas, y el viaje de Gide, Voyage a Congo, pero no he escrito novelas sobre el Congo, s¨®lo art¨ªculos. Todas mis, novelas se desarrollan en Roma y en sus alrededores.
P. ?Es el viaje una evasi¨®n de la vida cotidiana?
R. No. No es una fuga, es un extra?amiento. Un viaje es un trauma, un choque. El viaje no es agradable. muchas veces lo desconocido es desagradable, pero a m¨ª me sienta bien a la salud. Me divierto mucho, pero de una manera no tur¨ªstica. es como una prueba. por ejemplo, en Zaire tard¨¦ 16 horas de viaje para hacer 200 kil¨®metros. Dorm¨ª en el suelo o com¨ª de lata, de pie, en la selva. All¨ª no hay hoteles, no hay gasolina, s¨®lo existen los misioneros, que son pobres y viven en unas habitaciones rudimentarias.
Amor, amigos, muerte
P. ?Es decadente la vida europea?. No es decadente, es c¨®moda.
Alberto Moravia escribi¨® su primera novela, los indiferentes, cuando todav¨ªa no hab¨ªa cumplido los 17 a?os. Todav¨ªa recuerda hoy que comenz¨® a escribirla en octubre de 1925. "Mi padre era arquitecto, pintor diletante. La m¨ªa era una familia burguesa normal. Yo soy el que no era normal. Durante mi ni?ez y juventud estuve enfer mo. Ten¨ªa tuberculosis ¨®sea y pas¨¦ cinco a?os en cama, as¨ª que le¨ªa mucho".
Su gran actividad literaria comenz¨® despu¨¦s de la II Guerra Mundial, cuando produjo Agostino, El desprecio, La campesina, El aburrimiento, La romana... Alberto M¨®ravia no tiene descendencia. "Nunca he podido tener un hijo porque con mi primera mujer, Elsa [Morante], hubo la guerra y unos acontecimientos que nos impidieron tener uno. Luego, cuando quisimos tener hijos, tambi¨¦n hubo otros problemas... Me gustan mucho los ni?os, pero no siento la necesidad de tenerlos".
Su novela La vida interior, publicada en 1979, fue secuestrada en Italia por obscena. Su ¨²ltima novela, El hombre que mira, est¨¢ muy relacionada con su honda preocupaci¨®n sobre la energ¨ªa nuclear preocupaci¨®n que traslad¨® al Parlamento Europeo como miembro del mismo.
Ahora est¨¢ escribiendo una novela "sobre la necesidad de la familia". Se trata de una necesidad que tampoco siente ¨¦l particularmente. "Supongo que si existe la familia es que existe la necesidad".
Alberto Moravia, casado desde enero con la tudelana Carmen Llera, de 31 a?os, estuvo en Madrid para hablar de su propia literatura y de su amigo Pier Paolo Pasolini. Hace ahora 10 a?os, Moravia vino a Espa?a para hablar tambi¨¦n del cineasta. "Yo era muy amigo de Pasol¨ªni. Estuve con ¨¦l cuatro veces en ?frica; en Marruecos, en Tanzania, en Mafi y en Nigeria. Y tambi¨¦n estuvimos una vez juntos en la India".
La amistad es para Alberto Moravia "una forma de estar juntos sin hablar"; es posible que por ello se cierre en frases tajantes cuando habla de su amigo. P. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le atra¨ªa de Pasolini?
R. Que era completamente distinto a m¨ª.
P. ?En qu¨¦?
R. En todo.
P. ?Qu¨¦ cosa valora de la amistad?
R. Es una: forma de estar juntos sin hablar. P. ?Le molesta hablar, explicarse? R. No, pero para comunicarse a trav¨¦s de la amistad no hacen falta palabras. Me gustaba hacer cosas con Pasolini, como viajar.
P. ?La p¨¦rdida de una amistad es tambi¨¦n la p¨¦rdida de una parte d¨¦ s¨ª mismo?
R. Cierto. La muerte de Pasolini fue una cat¨¢strofe. Pasolini no ten¨ªa muchos amigos. Yo tampoco ten¨ªa entonces muchos amigos. ?l era uno de ellos.
P. ?C¨®mo ve usted la muerte?
R. No veo la muerte. Es el final de la vida. Si no hay vida no hay muerte. Si no hay muerte no hay vida. No lo pienso m¨¢s. He estado a punto de morir muchas veces; por lo menos tres. He tenido muchas enfermedades. La ¨²ltima vez estuve a punto de morir por una flebitis, y me di cuenta de que no me importaba morir. Hay formas sencillas de morir, como el infarto, que te quedas y ya est¨¢. Sin embargo, hay otras que llevan consigo inyecciones, curaciones..., formas que te vuelven imb¨¦cil, por lo que no te das cuenta de que te mueres.
P. Lo peor es la decadencia...
R. S¨ª. Pero se muere de enfermedad, no de decadencia.
P. Dijo usted una vez que los artistas rara vez son revolucionanos.
R. El arte es conservador. Conserva la realidad; la coloca fuera del tiempo. Por eso el artista tiende a ser conservador, pero como est¨¢ muy cerca de la naturaleza tambi¨¦n es revolucionario, porque la naturaleza no es conservadora. P. Es una contradicci¨®n.
R. Pero nosotros vivimos de contradicciones.
Babelia
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