Revendedores en la impunidad
J. V., El aficionado que acude a los toros en Madrid, o sale del metro de Ventas, o desciende la gran escalinata que da a la explanada del coso, o baja por la calle de Alcal¨¢, o por la avenida de los Toreros, en cualquier caso, inevitablemente, se encontrar¨¢ con los revendedores a porta gayola que le ofrecen a voces su mercanc¨ªa, amparados en la impunidad que parec en gozar. Agentes de la autoridad andan por all¨ª, pero como si no fuera con ellos.
La mercanc¨ªa que le ofrecen es entradas para los toros a precios de aut¨¦ntico abuso. Regatear suele ser in¨²til, pues todos los revendedores est¨¢n perfectamente coordinados, piden las mismas cantidades, que suben o bajan seg¨²n la oferta y la demanda, y cualquier oscilaci¨®n en el precio se produce simult¨¢neamente en Lodos los puntos (filipinos) de reventa. Un experto en el mercado los dirige y no hay fisuras en la organizaci¨®n.
No s¨®lo ofrecen las entradas del d¨ªa o sucesivos, sino tambi¨¦n operaciones combinadas.El lunes, al pie de la escalinata donde cantaban su mercanc¨ªa -"?Biyetes pa los toros, biyeteees!"- tres revendedores colocados en bater¨ªa, presenciamos la siguiente negociaci¨®n entre revendedor y cliente: "?Tiene entradas para las corridas de Curro?". "S¨®lo para la del d¨ªa 21". "?A cu¨¢nto?" "A 6.000" (la entrada en oferta val¨ªa 1.500). "Pero,adem¨¢s", dec¨ªa el revendeolor, "me tiene usted que comprar la de hoy y la de ma?ana", "?A cu¨¢nto?". "A 6.000 tambi¨¦n, naturalmente". "?Esto es una barbaridad y un abuso!". "All¨¢ usted. Est¨¢ todo abonado, y en taquillas no hay entradas; de manera que si quiere ir a los toros, ya sabe".
"?Biyetes pa los toros, biyeteees!". Y los agentes de la autoridad por all¨ª, como si no fuera con ellos. Y la Comunidad de Madrid diciendo que personal secreto propio vigila, pero deb¨ªa estar torriando caf¨¦. Y la empresa argumentando que el problema de la reventa compete a la autoridad, seg¨²n consta en el pliego que present¨® para concursar a la plaza. Y as¨ª pas¨¢ndose unos y otros la pelota, hasta el infinito. Este esc¨¢ndalo, ni tiene fin ni tiene nombre.
Babelia
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