El Gobierno de Tokio pide a los ciudadanos que trabajen menos y gasten m¨¢s
RAM?N VILAR?, Que un Gobierno tenga que decir a sus ciudadanos que "trabajen menos y gasten m¨¢s" puede sonar a ficci¨®n pol¨ªtica en cualquier pa¨ªs del mundo, excepto en uno: Jap¨®n. Pero tal es la estrategia, al menos de palabra, que intentan aplicar las autoridades para apaciguar las cr¨ªticas exteriores sobre el car¨¢cter excesivamente cerrado del mercado nip¨®n y sobre el exceso de celo laboral de los trabajadores japoneses.
"Somos un pa¨ªs superpoblado, sin materias primas con escasa agricultura y muy dependientes del entorno exterior", dicen, y repiten, en los despachos oficiales japoneses a los visitantes extranjeros, pol¨ªticos, economistas y periodistas, en un af¨¢n de justificar los excelentes resultados de una especie de socialismo capitalista basado en el amor al trabajo, una econom¨ªa fundada en la exportaci¨®n, el desinter¨¦s hacia las vacaciones o el recurso a ins¨®litas huelgas de protesta que consisten en trabajar m¨¢s.Llegar antes, salir despu¨¦s
"Lo normal", dice Yukiko, una joven japonesa empleada de oficina es que llegue a mi trabajo antes de la hora y salga despu¨¦s". Yukiko es, sin embargo, una de las afortunadas empleadas que disfrutan de dos s¨¢bados libres cada mes, en un pa¨ªs donde la semana de cinco d¨ªas es a¨²n una excepci¨®n. De los 15 d¨ªas de vacaciones anuales pagadas, Yukiko piensa utilizarlos todos. "El trabajo no puede ser la ¨²nica finalidad en mi vida", comenta la oficinista que, en sus horas libres, estudia ingl¨¦s y espa?ol. Yukiko en realidad, es una de los pocos japoneses que no dan prioridad absoluta al trabajo.
"Disfruten todas sus vacacianes", debi¨® decir el propio primer ministro, Yastihiro Nakasone, a los empleados del potente Ministeriq para el Com¨¦rcio Intemacional y la Industria (Miti), cuyos bur¨®cratas no acaban de resignarse a librar dos s¨¢bados de cada mes. Tampoco quieren disfrutar la totalidad de los 15 d¨ªas de vacaciones anuales a que tienen derecho. Como media, seg¨²n las estad¨ªsticas oficiales, los trabajadores japoneses s¨®lo se toman nueve d¨ªas.
El mismo Miti reconoce que en Jap¨®n se trabaja un promedio de 2.180 horas anuales, comparado con las 1.934 de Estados Unidos y las 1.941 del Reino Unido. Asimismo, considera que, en el futuro, habr¨¢ que disminuir las horas de trabajo hasta rozar las 1.500 anuales- en la barrera- del a?o 2.000. Actualmente s¨®lo el 27% de los japoneses cuenta con los s¨¢bados libres.
"Es evidente que ese pa¨ªs est¨¢ cambiando, pero con gran lentitud y con m¨¢s propaganda que efectividad", mantiene un veterano c¨®rresponsal de Prensa europeo, que duda de que los nipones se relajen ante su principal diversi¨®n que, hoy por hoy, es el trabajo.
Para los "trabajadores-alcoh¨®licos", como califican los norteamericanos y europeos a los japoneses, el concepto del ocio es un lujo pr¨¢cticamente desconocido. Incluso la palabra yoka, tiempo libre, tiene la connotaci¨®n de "mal uso del tiempo".
"Si yo me voy antes del, trabajo, o disfruto todas mis vacaciones, alg¨²n otro compa?ero deber¨¢ trabajar por m¨ª, o la empresa sufrir¨¢ las consecuencias". Esta es la doctrina de los borrachos del trabajo, que se inquietan por los miembros de las j¨®venes generaciones que, como Yukiko, no tienen ya el trabajo como fe principal de su existencia. "Este verano quiero dejar mi trabajo seis meses e irme a estudiar espa?ol a Barcelona", expone la joven japonesa, en un gesto pr¨¢cticamente marginal en una sociedad donde se entra a las empresas con ceremonias especiales y donde la lealtad a vida llega, a extremos de presentarse como: "Yo soy Toyota" o "yo soy Mitsubishi".
El imperio del yen naciente'
Gracias a su peculiar estructura social, su laboriosidad y su tenacidad, los japoneses han conseguido reconvertir en un segundo imperio del yen naciente a un pa¨ªs que hace ,40 a?os qued¨® destrozado por los efectos de la II Guerra Mundial.
Los japoneses rondan hoy los 9.000 d¨®lares anuales de renta per c¨¢pita y consideran sus indicadores de vida y comodidades an¨¢log¨®s a los norteamericanos o europeos, a pesar de que el 12% de viviendas carece de ducha, si bien cada hogar tiene televisi¨®n en color y una gran proporci¨®n tambi¨¦n v¨ªdeo.
Para calmar las cr¨ªticas del exterior, sobre todo las que proceden de Washington o de Bruselas (esta ¨²ltima, como sede de la Comunidad Europea), los gobernantes de Jap¨®n son los primeros en aconsejar al personal que se relaje y que los nuevos Picos japoneses gasten m¨¢s dinero en la compra de productos importados. El objetivo es rebajar su superavit comercial, actualmente superior a los 50.000 millones de d¨®lares (unos siete billones de pesetas).
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