Alan Garc¨ªa ha devuelto la confianza a Per¨² frente al terrorismo y la crisis
El futuro del proyecto del nuevo caudillo, condicionado por Sendero Luminoso y el Ej¨¦rcito

ENVIADO ESPECIALEl Per¨² del presidente Alan Garc¨ªa no es m¨¢s rico ni m¨¢s estable que el de anteriores Gobiernos, pero s¨ª ha recobrado un sentido de dignidad nacional y fe en el futuro. Los principales problemas, terrorismo y crisis econ¨®mica, se han agudizado incluso con el paso del tiempo, pero la actual Administraci¨®n ha devuelto al pa¨ªs la convicci¨®n de que el destino le pertenece y que Per¨² es hoy una naci¨®n dispuesta a intentar el doble salto mortal de la recuperaci¨®n econ¨®mica y la consolidaci¨®n democr¨¢tica.
Con un peculiar¨ªsimo estilo de gobierno, presidencialista y paternalista, Alan Garc¨ªa, de 36 a?os de edad, trabaja convencido de que es el protagonista del momento m¨¢s decisivo que haya conocido nunca la historia de Per¨². En su horizonte se perciben dos alternativas: convertirse en uno de los grandes caudillos latinoamericanos o ser derrocado por un golpe de Estado. Es una fuerza de la naturaleza, un l¨ªder nato, con la combinaci¨®n exacta de populismo y autoritarismo para ser querido y respetado por la mayor¨ªa de su pueblo -recientes encuestas le daban un ¨ªndice de aceptaci¨®n cercano al 90%-, a pesar ole que hasta ahora no se hayan realizado verdaderas reformas estructurales.Es curioso y sorprendente que mucha gente de la calle a la que se pregunta sobre la gesti¨®n de los 10 primeros meses de gobierno de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) destaque los m¨ªnimos resultados positivos obtenidos frente a los grav¨ªsimos problemas que amenazan a una de las naciones m¨¢s complejas de Am¨¦rica Latina y en la que, en cierta medida, est¨¢ en juego el futuro democr¨¢tico del continente.
Alan Garc¨ªa -en Per¨² se le conoce simplemente como Alan- no cuenta con m¨¢s armas que la esperanza recuperada. Presionado por sus acreedores, enfrentado a EE UU y los organismos monetarios internacionales, aislado por los dem¨¢s Gobiernos latinoamericanos, que recelan de su pol¨ªtica sobre la deuda externa y Centroam¨¦rica, empobrecido por la ca¨ªda de los precios de las materias primas, acosado por el terrorismo, con una polic¨ªa corrupta e ineficaz y un Ej¨¦rcito politizado y amenazante y con el c¨¢ncer del creciente narcotr¨¢fico, Garc¨ªa intenta demostrar que la democracia es posible en Latinoam¨¦rica.
Alan Garc¨ªa ha pedido paciencia a un pueblo que, por el momento, le escucha y obedece, consciente de que su joven dirigente simboliza, probablemente, la ¨²ltima posibilidad de cambio en un pa¨ªs con un ¨ªndice de mortandad infantil del 250 por 1.000 en algunas regiones, una esperanza media de vida de 45 a?os en los departamentos andinos, y donde cerca del 70% de la poblaci¨®n de la capital, Lima, vive en casas sin servicios sanitarios, agua ni electricidad.
?De qu¨¦ plazo dispone Alan Garc¨ªa? A eso deber¨¢n contestar, fundamentalmente, el Ej¨¦rcito y Sendero Luminoso. La crisis econ¨®mica, con ser grav¨ªsima, no parece que pueda a corto plazo poner en peligro al Gobierno.
Sendero Luminoso es, seis a?os despu¨¦s de su primera acci¨®n -el robo de unas urnas en Ayacucho, el 18 de mayo de 1980-, una organizaci¨®n m¨¢s profesional, m¨¢s extendida por distintas zonas del pa¨ªs, incluida Lima, y capaz de practicar un terrorismo muy selectivo, que causa mayor da?o a la c¨²pula militar al tiempo. que evita el desprestigio de los senderistas entre la poblaci¨®n. La muerte el mes pasado del contralmirante Carlos Ponce Canessa -el primer alto oficial de las fuerzas armadas asesinado por Sendero-, en una emboscada en pleno centro de Lima, es el salto cualitativo que ha alarmado a las autoridades y ha desatado los rumores de golpe de Estado. Sendero eligi¨® un oficial respetado y querido por sus compa?eros, al que se hab¨ªa apartado de responsabilidades directas en la represi¨®n del terrorismo por sus posiciones contra la guerra sucia, y un arma, la Marina, que es la que m¨¢s jirones est¨¢ dejando en la lucha antiterrorista.
El asesinato del contralmirante
Alan Garc¨ªa ha devuelto la confianza a Per¨² frente al terrorismo y la crisis
Ponce, a plena luz del d¨ªa, ha dejado adem¨¢s en evidencia la inutilidad del toque de queda decretado por el presidente el pasado mes de febrero, medida de la que Sendero Luminoso se hab¨ªa re¨ªdo ya anteriormente de la forma m¨¢s grosera, al hacer estallar un coche bomba junto a la Embajada de Estados Unidos cinco minutos despu¨¦s de las cinco de la ma?ana, hora en que concluye la prohibici¨®n de circular por las calles.Una ciudad acuartelada
El toque de queda, al que acompa?a la declaraci¨®n de zona de emergencia en el departamento de Lima, s¨®lo ha servido, a juicio de varios especialistas en terrorismo, para dar al Ej¨¦rcito un mayor papel en el control de la vida pol¨ªtica del pa¨ªs y para que, al menos, siete personas inocentes fueran v¨ªctimas mortales del exceso de celo de los soldados, que a partir de la una de la ma?ana, y durante cuatro horas, convierten esta ciudad en un cuartel, con tanques cruzados en las calles, disparos al aire y controles en los que son humillados embajadores y diputados.
Mientras dure la situaci¨®n de emergencia est¨¢n prohibidas las manifestaciones callejeras, y las autoridades militares deben expedir permiso para las reuniones de los partidos pol¨ªticos, que ha sido concedido en el caso del derechista Acci¨®n Popular y negado en el caso del izquierdista Partido Socialista Revolucionario.
Si el objetivo final de Sendero Luminoso es desestabilizar el sistema, el peligro de la democracia vigilada que hoy se cierne sobre Per¨² puede ser una estaci¨®n intermedia. La pol¨ªtica de manos libres de que ha disfrutado el Ej¨¦rcito en los tres ¨²ltimos a?os en Ayacucho ha debilitado indiscutiblemente ¨¢ Sendero Luminoso en esa regi¨®n y le ha impedido establecer zonas liberadas, pero no ha evitado que los terroristas abran nuevos focos en Lima, Puno, Cuzco y la sierra de la Libertad. El precio de esta dudosa eficacia ha sido m¨¢s de 7.000 muertos en tres a?os cuando, seg¨²n los datos oficiales, desde la aparici¨®n de Sendero hasta la instauraci¨®n del estado de emergencia y la consiguiente entrega del mando a las fuerzas armadas, el n¨²mero de muertos en el pa¨ªs fue de 300. Esta espectacular diferencia se explica porque, mientras hasta 1983 hab¨ªan muerto 48 civiles, en los tres a?os del estado de emergencia son ya 2.800; mientras que en los tres primeros a?os murieron 200 personas consideradas terroristas, en los tres ¨²ltimos estas muertes ascendieron a m¨¢s de 3.000; en los seis a?os de existencia del terrorismo han muerto alrededor de 250 soldados o miembros de la polic¨ªa y de la Guardia civil.
Modelo argentino
Estas cifras responden a la aplicaci¨®n por parte del Ej¨¦rcito del modelo argentino para combatir el terrorismo.
Hay organizaciones de derechos humanos y observadores independientes que aseguran que nueve de cada diez senderistas muertos no son tales y, aunque muchas bajas civiles se deben atribuir a Sendero, numerosos testimonios dan cuenta de secuestros y desapariciones ejecutados por hombres uniformados.
Los civiles muertos son encontrados generalmente en fosas comunes o lugares remotos, y las notas oficiales en las que se informa de su hallazgo jam¨¢s incluyen el nombre o el sexo de las v¨ªctimas, que en la mayor¨ªa de los casos no son reclamadas.
Pese a estos m¨¦todos, el n¨²mero de atentados aumenta y Sendero Luminoso se ha permitido el lujo de celebrar su aniversario colocando bombas en 15 cines de Lima. Se ha consolidado adem¨¢s un nuevo grupo, el Movimiento. Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), que en abril se responsabiliz¨® del 50% de los atentados cometidos en la capital.
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