Astr¨®logos y brujos apuestan por Brasil
Es verdad que no hay nada que recuerde la contagiosa fiebre de optimismo que suele encubrir la participaci¨®n de Brasil en los campeonatos de f¨²tbol. Pero el pesimismo de las ¨²ltimas semanas cedi¨® lugar, desde el pasado jueves, a una recuperaci¨®n de la esperanza entre los brasile?os. Astr¨®logos, adivinos y brujos coinciden: ganar¨¢ Brasil por 2-1.Si bien es cierto que no hay mucha comparaci¨®n entre - lo que se ve en las calles hoy con lo que se ve¨ªa hace cuatro a?os, de repente saltaron el verde y el amarillo -los colores nacionales- y los brasile?os parecen confiar otra vez en los designios del destino. No hay mucha explicaci¨®n para la fiesta de colores que, de la noche a la ma?ana, cubri¨® R¨ªo de Janeiro y Sao Paulo, despu¨¦s de semanas de constante desinter¨¦s por la d¨¦bil actuaci¨®n del equipo.
El pasado viernes, mientras la gente empezaba a trazar pron¨®sticos para el partido de hoy frente a Espa?a, no faltaron astr¨®logos, numer¨®logos, adivinos y brujos para intentar descubrir el futuro. En R¨ªo, el pai-de-santo Ricardo de Oxum, que lee el futuro en un juego de conchas, asegur¨®, con toda serenidad, que Zico jugar¨¢ todo el partido contra Espa?a y que Brasil ganar¨¢ por dos goles a uno.
En Recife, capital del Estado de Pernambuco, la ¨²nica mujer que conduce un autob¨²s de transporte urbano abandon¨® el uniforme reglamentado y pas¨® a trabajar con la camisa de la selecci¨®n. Ella dice que el pron¨®stico de Ricardo de Oxum es correcto. "Vamos a empezar perdiendo pero, al final, marcaremos dos goles", dice ella. En R¨ªo, Leo Chaves, un ni?o de 12 a?os, est¨¢ absolutamente seguro del resultado. Por una de esas raras coincidencias que tanto impresionan a los supersticiosos, ¨¦l asegura el mismo resultado: 2-1. Dice tener una raz¨®n fuerte para sentirse absolutamente seguro: "Lo so?¨¦".
En Sao Paulo, ciudad normalmente m¨¢s austera que R¨ªo, en los ¨²ltimos d¨ªas las calles fueron tomadas por multitudes vestidas con verde o amarillo. Los comercios pusieron cintas de los mismos colores en las vidrieras, los coches circulan con banderitas brasile?as y todos parecen sufrir la doble sensaci¨®n de arrepentimiento por el pesimismo que existi¨® hasta hace pocos d¨ªas y, a la vez, el temor de demostrar demasiado optimismo.
En la gran colonia espa?ola habr¨¢ concentraciones binacionales: padres espa?oles esperan la victoria de Espa?a, mientras que sus hijos, brasile?os, esperan la victoria de Brasil. "Lo mejor ser¨ªa el empate", dijo ayer un camamero del restaurante Castelo da Lagoa, en la zona sur de R¨ªo. El due?o es espa?ol. Mand¨¦ instalar una pantalla gigante en el restaurante para que los clientes puedan ver el partido.. Men¨²: "Paella brasile?a", es decir, una paella con un ligero toque local.
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