Monos s¨ª, sabios tambi¨¦n
Ayer termin¨® la feria y hoy los cr¨ªticos y aficionados m¨¢s sabios se reunir¨¢n para adjudicar los m¨²ltiples premios. ?Cr¨ªticos y aficionados? ?Pero qu¨¦ pueden saber cr¨ªticos ni aficionados Sobre lo que ha pasado en el ruedo? Si cr¨ªticos y aficionados se sien. tan en el tendido, lejos de la acci¨®n. Quienes deben de -conceder un premio son los otros sabios, los monosabios. ?stos s¨ª que ven de cerca la fiesta, ¨¦stos s¨ª que saben. Bueno... a su manera."El trabajar de monosabio te da un punto de vista totalmente diferente", dice Antonio ?lvarez Barrios, de 51 a?os, que desde 1950 a 1960 trabaj¨® de monosabio en Las Ventas, y en las ferias de Pamplona, San Sebasti¨¢n y M¨¢laga. "El monosabio es la ¨²nica persona que, no siendo torero, puede estar en eI ruedo durante la lidia".
"Entr¨¦ en esto* porque quer¨ªa ver toros gratis", dice ?lvarez, actualmente director de empresas, periodista y experto, entre otras cosas, en historia militar. "Me sorprend¨ª cuando me dijeron que apareciera el d¨ªa de la corrida a las diez de la ma?ana para cortar alfalfa y dar agua a los caballos". Por sus, estudios y cultura -habla varios idiomas- le llamaban El Marqu¨¦s y El Diplom¨¢tico.
De muchos es sabido el origen del nombre de estos ayudantes del picador: all¨¢ por el a?o 1840 el empresario de la plaza de Madrid decidi¨® vestirlos con blusas, pantalones y gorras de color rojo y azul. Poco despu¨¦s apareci¨® en la capital una popular tropa de monos adiestrados que vest¨ªan igual, y el pueblo no tard¨® en bautizar a los primeros Con el nombre de los segundos. Pocos espectadores, sin embargo, se fijan en su funci¨®n: han de servir las varas al picador, ayudar en la colocaci¨®n del caballo, levantar a un picador ca¨ªdo y hasta hacer un quite a cuerpo limpio si no acude el capote de un torero.
"La colocaci¨®n es importante", dice ?lvarez. "Como un buen subalterno, se debe de pasar desapercibido". Afirma que tuvo buenos maestros, entre ellos Paquillo Chenel, padre del matador Anto?ete. Pero siempre existe el peligro. "Una vez, al hacer un quite a un picador, perd¨ª la noci¨®n de d¨®nde estaba y fui hacia los medios, donde el toro me peg¨® una cornada". ?Qu¨¦ es lo que se siente en el ruedo? "Se puede pasar miedo, pero es un sabor agridulce del riesgo, una sensaci¨®n agradable que te hace sentir realizado, como cu¨¢ndo pegas tres naturales a una vaquilla. Es la m¨¢xima felicidad".
El monosabio vive muy por dentro la fiesta. Conoce a los toreros y a algunos de ellos los lleva en brazos a la enfermer¨ªa. "A un torero le he tenido que meter el pu?o en el boquete de una herida en el gl¨²teo para que no se desangrara", dice ?lvarez. Una vez que el herido est¨¢ sobre la mesa de operaciones, el monosabio puede ayudar a desnudarle y, si hay ocasi¨®n, intentar¨¢ salvar un traje de luces de las tijeras. Estos ayudantes de plaza han visto los distintos modales con el enfermo de famosos cirujanos, y han comprobado las reacciones de los toreros ante sus heridas.
"Muchos matadores tienen un valor enorme, quieren salir al ruedo incluso cuando no es posible", agrega el ex monosabio.
"Muchos picadores, en cambio, tienen un gran miedo a las ca¨ªdas y las roturas de huesos y buscar¨¢n una excusa para no salir".
Por todo esto, los monosabios tienen una visi¨®n distinta de la fiesta. "La barrera establece dos mundos diferentes, y el monosabio milita en el campo de los toreros", dice ?lverez. "Es m¨¢s miembro de cuadrilla que espectador". Estos hombres escuchan de cerca el peculiar lenguaje de los coletudos durante la lidia y creen apreciar detalles que no captan ni los aficionados m¨¢s experimentados. Y esto tiene sus desventajas, reconoce ?lvarez: "Tal vez el monosabio lo ve todo a trav¨¦s de una prisma indulgente. Ahora bien, nunca podr¨¦ ver los toros de otra manera".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.