Un conflicto aplazado
Desde hace meses, la Federaci¨®n de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad P¨²blica viene se?alando que la situaci¨®n sanitaria est¨¢ entrando en un punto de dif¨ªcil retorno, y que, o se toman medidas eficaces por parte de la Administraci¨®n espa?ola, o el malestar existente acabar¨¢ por cristalizar en un conflicto en el que los sectores m¨¢s corporativos de la profesi¨®n m¨¦dica podr¨ªan, bajo la bandera de reivindicaciones salariales, ir contra la propia reforma sanitaria a la vez que se utiliza como una confrontaci¨®n pol¨ªtica contra el Gobierno.La actuaci¨®n de la Administraci¨®n sanitaria no puede ser m¨¢s facilitadora de estos planes corporativos. Relegada la sanidad a un segundo plano en el inter¨¦s presupuestario del Gobierno (el porcentaje del PIB dedicado a sanidad no ha dejado de disminuir en estos ¨²ltimos a?os), la pol¨ªtica del Ministerio de Sanidad ha evitado, adem¨¢s, realizar actuaciones concretas en el terreno en el que se encontraban las contradicciones concretas de la pol¨ªtica sanitaria (aplicaci¨®n de las incompatibilidades, cobertura de las vacantes, aplicaci¨®n y ampliaci¨®n del nuevo modelo sanitario y apertura de una v¨ªa para racionalizar las retribuciones), y, en cambio, se ha dedicado a una campa?a de ahorro econ¨®mico (nada menos que el 49% de lo presupuestado para inversiones no se gast¨® en 1985) y de inauguraciones de centros sanitarios que carecen de lo necesario para funcionar correctamente.
Todo ello, acompa?ado de una pol¨ªtica de enlentecer la aplicaci¨®n de las incompatibilidades, de prometer una disminuci¨®n del empleo m¨¦dico sin tener en cuenta criterios sanitarios (es obvio que la jerarquizaci¨®n tiene otros objetivos que aumentar las horas dedicadas a la asistencia, y que una parte de la nueva jornada deber¨¢ dedicarse a asegurar una mejor calidad asistencial: sesiones cl¨ªnicas, revisiones, etc¨¦tera, por lo que no cabe hacer cuentas a partir exclusivamente del c¨®mputo horario) y de prometer a la Confederaci¨®n Estatal de Sindicatos M¨¦dicos (CESM) una subida salarial para la que no existe presupuesto disponible.
Hay problemas clave pendientes, como la ubicaci¨®n de los hospitales en su ¨¢rea y la imbricaci¨®n de los especialistas de los actuales ambulatorios en los servicios hospitalarios, que est¨¢n sin resolver, o la puesta en funcionamiento del nuevo modelo de atenci¨®n primaria, que se est¨¢ resintiendo de la apertura de centros de salud sin unas condiciones m¨ªnimas de infraestructura y personal. Y sobre todo, una situaci¨®n de descontento generalizado al observar c¨®mo no se dan salidas a las necesidades planteadas y se carece de voluntad de afrontar una reforma en profundidad.
En este panorama inciden las divisiones existentes entre los sectores profesionales corporativos, que, defendiendo alternativas sanitarias comunes (un modelo liberalizado), presentan, en cambio, m¨¦todos de actuaci¨®n distintos, provenientes en parte de sus diferentes imbricaciones con la derecha pol¨ªtica del pa¨ªs. La CESM y la Federaci¨®n de Sindicatos M¨¦dicos (Fesime) tienen entablado hace tiempo un pulso para conseguir la hegemon¨ªa de la representaci¨®n de los m¨¦dicos, y no s¨®lo en el terreno sindical, ya que la propia Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial parece haberse convertido ¨²ltimamente en el centro de esta confrontaci¨®n. Las pasadas, y anuladas, elecciones a la vicepresidencia de la OMC son un buen ejemplo de ello, como lo ser¨¢n las pr¨®ximas a la presidencia (casualmente convocadas, en un alarde de nostalgia, para el 18 de julio pr¨®ximo.)
La firma realizada entre la CESM, UGT y el Ministerio de Sanidad abre un nuevo par¨¦ntesis en esta lucha de posiciones. Aceptando unas propuestas presentadas en la mesa de negociaciones hace m¨¢s de un mes, la CESM renuncia a la convocatoria de huelga y parece conformarse con una promesa de un ministro que posiblemente deje de serlo a corto plazo. Hay adem¨¢s otros agentes presentes, como es la constituci¨®n de un movimiento asambleario-asocia-tivo de car¨¢cter sindical que pretende reunir a los m¨¦dicos hospitalarios, y que ha planteado ya algunas movilizaciones centr¨¢ndose en la llamada optimizaci¨®n de la asistencia.
?Qu¨¦ se puede hacer desde la ¨®ptica de quienes apostamos por la sanidad p¨²blica? Resulta a veces complicado saberlo, ya que, de entrada, no cabe esperar actuaciones muy afortunadas por parte de los responsables de la Administraci¨®n sanitaria, aunque es de esperar que las pr¨®ximas elecciones permitan otras perspectivas m¨¢s alentadoras. En cualquier caso, est¨¢ claro que desbloquear esta situaci¨®n supone romper la- dial¨¦ctica, exclusivamente salarial, de la conflictividad planteada, y hacerla volver al terreno en que deber¨ªa haberse situado desde el principio: el estrictamente sanitario, con la comprensi¨®n de que las buenas condiciones de trabajo y la satisfacci¨®n profesional son una premisa indispensable para el buen funcionamiento del sector sanitario p¨²blico. Por ello, habr¨ªa que avanzar en tres v¨ªas:
Tres v¨ªas
1. Impulsar la reforma sanitaria favoreciendo las estructuras que responden al nuevo modelo: ofreciendo la posibilidad de jerarquizaci¨®n a los especialistas que lo deseen, ampliando las ofertas de prolongaciones de jornada en los hospitales y dot¨¢ndolas de contenido, potenciando los centros de salud, asegur¨¢ndoles dotaciones suficientes de personal, infraestructura y material, etc¨¦tera.
2. Promover la integraci¨®n de los profesionales j¨®venes, aplicando las incompatibilidades con un ritmo acelerado y cubriendo las plazas vacantes, potenciando la convocatoria de MIR para asegurar un n¨²mero suficiente de profesionales cualificados y favorecer el funcionamiento y desarrollo, docente e investigaci¨®n, de la sanidad p¨²blica.
3. Estudiar un nuevo modelo retributivo para los m¨¦dicos que pueda aplicarse en los pr¨®ximos presupuestos, y que, solucionando situaciones injustas, permita adem¨¢s incentivar la dedicaci¨®n y la calidad asistencial de los profesionales.
Sobre estas bases, la mayor¨ªa de las organizaciones sindicales y profesionales presentes estar¨ªan seguramente dispuestas a negociar una soluci¨®n a los graves problemas que hoy aquejan al sector sanitario p¨²blico. Es posible que, de resultas de ello, hubiera que plantearse la actual situaci¨®n de la colegiaci¨®n obligatoria, que permite a la c¨²pula colegial utilizar unos medios y una representatividad que hoy sufragamos sus obligados colegiados, en movimientos que poco o nada tienen que ver con los intereses profesionales de los m¨¦dicos, y mucho, en cambio, con los de los partidos de derecha de este pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.