Las lagunas del tratado
A MEDIDA que pasan los meses, los espa?oles comenzamos a darnos cuenta de las lagunas del tratado de adhesi¨®n a la CEE, "el mejor de los posibles", en la terminolog¨ªa oficial. En la precipitaci¨®n de los ¨²ltimos d¨ªas de la negociaci¨®n es posible que el esfuerzo realizado condujese a la delegaci¨®n espa?ola al agotamiento y, por ende, al aplazamiento de cuestiones que el tiempo ha venido a demostrar distaban mucho de ser secundarias. En el tratado figuran derogaciones a las reglas comunitarias en cuestiones nimias, como la denominaci¨®n del chocolate familiar, y faltan disposiciones sobre asuntos tan importantes como la pesca en caladeros donde se ejerc¨ªa tradicionalmente esta actividad, los veh¨ªculos de segunda mano o las normas de origen para la importaci¨®n de productos de terceros pa¨ªses a trav¨¦s de Portugal.El problema de la pesca, agudizado estas ¨²ltimas semanas por el bloqueo del puerto de Hendaya por parte de los pescadores de Fuenterrab¨ªa, se debe al relego de este tema en la negociaci¨®n. Al no recogerse expresamente en el tratado los derechos hist¨®ricos de los pescadores espa?oles a faenar en esas aguas, los franceses han decidido que esos derechos no existen, con las consecuencias conocidas. El problema podr¨ªa haberse evitado negociando expl¨ªcitamente esta cuesti¨®n cuando era el momento para ello. Ahora Francia reclama concesiones por parte espa?ola.
Algo parecido sucede con los autom¨®viles de segunda mano. Las previsiones del acta de adhesi¨®n sobre los veh¨ªculos nuevos son extremadamente detalladas, pero no existe una sola disposici¨®n sobre los usados. La consecuencia es que cualquier ciudadano puede, al menos en teor¨ªa, comprar un autom¨®vil en un pa¨ªs de la CEE y traerlo a Espa?a sin pagar derechos de aduana. Al haber recorrido unos cientos de kil¨®metros el veh¨ªculo nuevo se transforma autom¨¢ticamente en usado y no tiene que pagar aranceles. Para prevenir los previsibles efectos de esta situaci¨®n, la Administraci¨®n ha creado un centro de homologaci¨®n cuya lista de espera es de varios a?os.
En cuanto a Portugal, el problema consiste en la indefinici¨®n en que quedaron las normas de origen de los productos procedentes de este pa¨ªs a ra¨ªz de la negociaci¨®n del tratado. Los portugueses pretenden ahora la fijaci¨®n de unas normas reducidas de valor a?adido (alrededor de un 30%, frente al 60% comunitario) para que un producto sea considerado portugu¨¦s y pueda entrar libremente en Espa?a, sin pagar aduana. De salir adelante esta propuesta, algunos sectores industriales espa?oles, como la electr¨®nica de consumo o la fabricaci¨®n de camiones, se ver¨ªan duramente afectados. Actualmente se celebran negociaciones en Bruselas para obtener unas normas m¨¢s equilibradas en ese terreno.
Los sobresaltos actuales podr¨ªan haberse evitado si se hubieran utilizado los largos meses que mediaron entre la firma del tratado y la entrada en vigor del mismo para sustanciar definitivamente estas diferencias. Es evidente que los problemas que comentamos terminar¨¢n por solucionarse. Pero vamos a tener que pagar por algo que podr¨ªamos haber obtenido con menores costes de haber pensado las cosas a tiempo.
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