Los senderistas ca¨ªdos en la represion de los motines lime?os se habian negado a negociar
Los militantes del Sendero Luminoso ca¨ªdos durante el asalto militar de las prisiones de El Front¨®n y Lurigancho, que dej¨® 300 muertos, se negaron a cualquier tipo de negociaci¨®n, tanto con las autoridades como con los miembros de la comisi¨®n de paz, seg¨²n versiones coincidentes del Gobierno y de fuentes independientes. El primer vicepresidente peruano, Luis Alberto S¨¢nchez, asegur¨® que el Gobierno intent¨® repetidamente, por medio de la comisi¨®n de paz, de abogados y jueces, negociar con los amotinados, pero nunca encontr¨® respuesta. S¨¢nchez atribuy¨® este hecho a "la obcecaci¨®n casi religiosa de un fanatismo nuevo".
"No estoy haciendo el recuento de una victoria", dijo Luis Alberto S¨¢nchez en una conferencia de prensa, "sino de un acto muy doloroso". "Ha sido fatal pero inevitable", agreg¨®.Miembros de la comisi¨®n de paz han manifestado que tampoco encontraron facilidades por parte de los militares para ejercer su labor de mediadores con los amotinados. En El Front¨®n la comisi¨®n no pudo hablar directamente con los presos por falta de altavoces y tuvo que ser un abogado, que estaba relacionado. con los senderistas por haber actuado en algunas causas seguidas contra ellos, quien entrase a negociar.
El abogado s¨®lo obtuvo, seg¨²n una fuente segura, la negativa de los presos a dialogar con cualquier persona o instituci¨®n, incluida la comisi¨®n de paz. Los presos no presentaron siquiera una lista de reivindicaciones. Algo similar ocurri¨® en Lurigancho. Solamente en la prisi¨®n de mujeres de Santa B¨¢rbara, las reclusas transmitieron un pliego de demandas, entre las que figuraban la revocaci¨®n de las ¨®rdenes de traslado de algunos presos y de la limitaci¨®n de las visitas.
En declaraciones anteriores, los de El Front¨®n y Lurigancho hab¨ªan advertido que nunca aceptar¨ªan ser trasladados a un penal de mayor seguridad y que para sacarlos de las c¨¢rceles lime?as tendr¨ªan que hacerlo en cajones de madera.
Lenta reconstrucci¨®n
Los hechos ocurridos en los penales se van reconstruyendo muy lentamente. Los tres centros asaltados por el Ej¨¦rcito han sido declarados territorio militar. Cuadrillas de especialistas buscan todav¨ªa cad¨¢veres entre los escombros de El Front¨®n y sigue sin darse hasta el momento una cifra oficial de muertos.
Abogados de los senderistas y miembros de la comisi¨®n de paz, afirman que en la prisi¨®n de Lurigancho no qued¨® vivo ninguno de los reclusos que ocupaban el Pabell¨®n Industrial, destinado exclusivamente para los presos de Sendero Luminoso.
All¨ª muri¨®, seg¨²n noticias sin confirmaci¨®n oficial, el n¨²mero dos de la organizaci¨®n armada, Antonio D¨ªaz Mart¨ªnez, de un disparo en un ojo.
La muerte de D¨ªaz Mart¨ªnez, cuya p¨¦rdida ha sido considerada como importante por los especialistas en el fen¨®meno terrorista peruano, fue confirmada por los m¨¦dicos forenses que realizaron la autopsia de los cad¨¢veres en la misma prisi¨®n.
D¨ªaz Mart¨ªnez, al que se consideraba ide¨®logo de Sendero Luminoso, fue uno de los creadores de la organizaci¨®n, junto al actual m¨¢ximo dirigente, Abimael Guzm¨¢n, conocido como camarada Gonzalo, y Julio C¨¦sar Mezzich.
Como la mayor parte de los dirigentes senderistas, D¨ªaz Mart¨ªnez fue profesor de la universidad de Huamanga, en Ayacucho. Su detenci¨®n se produjo hace dos a?os en Huaraz, cuando conduc¨ªa un veh¨ªculo cargado de dinamita en compa?¨ªa de otra dirigente de la organizaci¨®n.
D¨ªaz Mart¨ªnez era el jefe de los presos de Sendero Luminoso en Lurigancho, desde donde, seg¨²n distintas fuentes, se han organizado parte de las acciones de la organizaci¨®n.
El Pabell¨®n Industrial de esa prisi¨®n era un aut¨¦ntico cuartel general del grupo, como lo han descrito personas que acudieron alguna vez a la prisi¨®n. Ni los funcionarios de la c¨¢rcel, ni la polic¨ªa, ten¨ªan acceso al pabell¨®n, que gobernaban y vigilaban los propios senderistas armados.
Para encontrarse con Antonio D¨ªaz Mart¨ªnez era preciso superar, primero, la barrera de seguridad establecida por los terroristas, que conduc¨ªan al visitante al dormitorio del dirigente, un verdadero despacho, adornado con banderas rojas, propaganda de Sendero, hoces y martillos.
Cuevas y muros
Luis Alberto S¨¢nchez reconoci¨® ayer que las propias autoridades hab¨ªan entregado a los reclusos del penal de El Front¨®n cemento para hacer campos de deportes y mejorar sus habitaciones, pero que sirvi¨® en realidad para construir cuevas y levantar muros defensivos.
La presi¨®n de las fuerzas armadas para que se pusiese fin a esta situaci¨®n hab¨ªa aumentado a ra¨ªz del asesinato el pasado mes de abril del vicealmirante Ponce Canessa, en un atentado cometido en Lima. Los abogados de los presos aseguran que los oficiales de la Armada aprovecharon su intervenci¨®n en El Front¨®n para cometer un acto de venganza por esa muerte.
Varios partidos integrados en la coalici¨®n Izquierda Unida han condenado duramente los m¨¦todos empleados por el Ej¨¦rcito para sofocar el mot¨ªn.
Algunos dirigentes pol¨ªticos han considerado que se podr¨ªa haber utilizado gases lacrim¨®genos o paralizantes para reducir a los presos y ven en la intervenci¨®n militar un deseo cumplido de aniquilamiento por parte de las Fuerzas Armadas.
Nadie se atreve todav¨ªa a pronosticar sobre las repercusiones internas que esta tragedia tendr¨¢, pero el propio primer vicepresidente peruano, Luis Alberto S¨¢nchez, reconoci¨® ayer que los sucesos van a ser para el Gobierno de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) "un obst¨¢culo inesperado y muy dif¨ªcil de salvar".
Una de las consecuencias m¨¢s temidas es la reacci¨®n de Sendero por medio de una nueva oleada de atentados. De momento, el 172 congreso de la Internacional Socialista, que se celebra desde el viernes en Lima, se desarrolla con la permanente amenaza de las acciones terroristas.
La explosi¨®n ayer de un coche bomba se ha sumado a los tres estallidos registrados el viernes en puntos pr¨®ximos, al hotel donde se celebra la reuni¨®n, y a la muerte de una mujer que, seg¨²n la polic¨ªa, manipulaba una granada.
El coche bomba hizo expolosi¨®n en el barrio residencial de san Isidro y, si bien no produjo v¨ªctimas, s¨ª caus¨® cuantiosos da?os materiales. El local del banco qued¨® completamente destruido.
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