Buen postre
El plato fuerte de la comida est¨¢ servido. La final deseada por todos estuvo a punto de irse a pique pero la suerte y el p¨²blico consumieron que el domingo podamos presenciar un espect¨¢culo que a?o tras a?o y por diversas causas no se ha producido desde el Mundial de 1982.En los JJ OO de Los ?ngeles qued¨® la gran duda de la posible capacidad sovi¨¦tica para vencer al fant¨¢stico equipo estadounidense. Por supuesto que este equipo norteamericano es muy inferior a aquella pl¨¦yade de estrellas, pero puede damos un buen punto de referencia.
El ¨²ltimo pelda?o que tuvieron ?que superar para acceder a la gran final fue muy diferente para cada uno de ellos. Mientras los estadounidenses no tuvieron que hacer un gran esfuerzo y les bast¨® una magn¨ªfica defensa en el primer tiempo y un buen tono general en la faceta ofensiva durante todo el partido -excepto en los primeros minutos de la segunda parte, lo que propici¨® la remontada brasile?a-, la Uni¨®n Sovi¨¦tica gast¨® todas las velas que ten¨ªa para implorar a sus divinidades.
Yugoslavia fue superior durante casi todo el partido. Apoyados en la superioridad psicol¨®gica que tienen sobre los otros equipos y que impide a sus contrincantes jugar a su nivel habitual, y con un planteamiento t¨¢ctico muy inteligente -los p¨ªvots, en especial Volkov, eran dejados solos cuando se alejaban de la zona-, niantuvieron el control del partido hasta el ¨²ltimo minuto. S¨®lo las circunstancias que acontecieron en los ¨²ltimos 60 segundos del tiempo reglamentario privaron al equipo yugoslavo de su merecido pase a la final. Lograr tres canastas triples en menos de 60 segundos -alguna realmente afortunada, como la de Sabonis a tablero- entra dentre del apartado de situaciones extre. mas. El tremendo error de Jomicius al cometer una falta personal est¨²pida cuando quedaban 25 segundos de partido y s¨®lo 12 de posesi¨®n de bal¨®n a los balc¨¢nicos, fue compensado con la ingenuidad de Divac -18 a?os- que propici¨® la posibilidad del empate.
Los ¨¢rbitros -hasta el momento ligeramente a favor de los yugoslavos- tuvieron una influencia decisiva en estos ¨²ltimos instantes. Quiz¨¢ presionados por un ambiente muy caldeado, no se atrevieron a pitar dos personales claramente intencionadas que con seguridad hubiesen dado el triunfo a los hombres de Cosic.
La pr¨®rroga, plena de imprecisiones, coloc¨® en la final al equipo favorito del p¨²blico, ¨¢vido de participaci¨®n en la competici¨®n y privado de emociones al no lograr Espa?a el ansiado pase a las semifinales.
La Uni¨®n Sovi¨¦tica deber¨¢ mejorar, sobre todo en ataque, si no quiere pasarlas canutas ante una gran defensa como la de Estados Unidos. El duelo Sabonis-Robinson puede ser emocionante, y los embriones de la NBA -Volkov y Tijonenko- tendr¨¢n mucho que decir. El pron¨®stico no es claro, pero existen suficientes ingredientes para que el postre sea del agriado de todos, hasta para los no golosos.
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