Vaya noche, doctor

ENVIADO ESPECIAL Los que peregrinaron hasta Vitoria para proveerse de un frasco de buen gumbo de la acreditada farmacopea orleanesa del doctor Rebennack no hicieron el viaje en balde. Ese voluminoso Tripper mostr¨® a naturales del lugar y ac¨®litos for¨¢neos sus dos partes de gumbo criollo, su parte de hierbas medicinales y su parte de aceite de culebra de Hollywood. P¨®cima esencial la suya, de efectos casi instant¨¢neos y contundentes. Tanto como los que provoca su ung¨¹ento de id¨¦ntica f¨®rmula magistral, muy especialmente indicado para que sin que uno deje de estar sentado no pueda parar de bailar. Un aut¨¦ntico logro de la medicina natural. Lo que puede conseguirse con cuatro ra¨ªces bien secadas, trituradas, maceradas y coladas y pasadas por la Simmons. Su variante como jarabe, t¨®mese en Vaso largo. Resulta glorioso.

El concierto fuera de abono con lo que la organizaci¨®n festejaba la fidelidad del p¨²blico vitoriano al certamen, ese concierto gratuito, de Torna, ese ep¨ªlogo festivo a la primera d¨¦cada del festival de jazz, merec¨ªa por calidades y resultados figurar en cualquiera de los programas oficiales propiamente dichos. Por lo dem¨¢s, encerraba, muy posiblemente sin propon¨¦rselo, los rasgos esenciales que han contribuido a configurar el sello Vitoria, a saber: voces, electricidad y, para lo que son los baremos hispanos, una pincelada de heterodoxia.

Sabia concesi¨®n

Los primeros calambrazos corrieron a cargo de La Noche. Sabia concesi¨®n al localismo incluir el grupo de ?ngel Celada en el festival; no en balde es una de las formaciones de jazz el¨¦ctrico m¨¢s prometedoras del Estado. De momento, esa amalgama de dos vitorianos, dos bayoneses y un barcelon¨¦s no han llegado a redondear un sonido distintivo que personalice su jazz, pero el ¨¢ngel de algunas de sus composiciones y la val¨ªa instrument¨ªstica de sus integrantes hace presentir que hay un grupo serio. Tras su presentaci¨®n, el pasado oto?o, en el Festival de Jazz de Madrid, pisar el escenario que ha presentado a Steps Ahead y a Weather Report, el del festival vitoriano, significaba para La Noche una lujosa confirmaci¨®n de alternativa.The Night Tripper puso de todo, voces, electricidad y sana heterodoxia. Porque voces de empaque son (aun bajo los efectos del resfriado) las de Dr. John Creaux y Alvin Robinson. Vibrante fue su boogie, el¨¦ctrico a matar. Tersa, imparable, rebosante de solera su magistral heterodoxia. Bernard Purdie baqueteaba de maravilla mientras Dr. John, el doctor, iba paseando su heterodoxia por la habanera y el ragtime, por such night y renegade, por la obra de Ray Charles o por la de Huey Piano Smith. Los viajeros de la noche volaban alto y en sinton¨ªa. El profesor Longhair deb¨ªa estar sonriendo desde arriba al ver con qu¨¦ acierto su ahijado blanco propagaba la buena nueva del gumbo orlean¨¦s. Vaya noche, profesor; vaya noche, doctor.