El Puy de D?me fue esta vez un tr¨¢mite, y Lemond se prepara para llegar ma?ana a Par¨ªs como ganador
JUAN MORA ENVIADO ESPECIAL, El estadounidense Greg Lemond confirm¨® ayer, en la ¨²ltima etapa de monta?a del Tour, que es el virtual ganador ma?ana en Par¨ªs. En la cima del Puy de D?me le sac¨® 51 segundos al franc¨¦s Bernard Hinault. Este hizo de gu¨ªa a sus compa?eros extranjeros; Lemond se mantuvo a su rueda, y el pelot¨®n, sumiso, no se atrevi¨® a moverse. La calma que hubo en la etapa la resume el que ninguno de los primeros en llegar al Puy de D?me, despu¨¦s de una escapada permitida, fuera escalador. El vencedor fue el suizo Eric Maechler, que perdi¨® 57.53 minutos entre las tres anteriores concluidas en un alto de monta?a.
El Puy de D?me estaba ya ah¨ª mismo. Hac¨ªa tiempo que los corredores lo hab¨ªan identificado porque resulta inconfundible. Su ascensi¨®n, a lo lejos, no parec¨ªa tan dura. Era como si a la altiplanicie del Macizo Central le hubiera salido un bulto. Ah¨ª hab¨ªa que subir, hasta la antena de televisi¨®n que corona su cima. Hinault se lo explicaba, a los norteamericanos de su equipo. Y bromeaba con cuantos ten¨ªa a su alrededor. M¨¢s atr¨¢s, Lemond se limpiaba las gafas con la gorra.La imagen no parec¨ªa de este Tour. No faltaba nada para comenzar a subir el Puy de D?me, por delante iba una escapada a siete minutos de diferencia y nadie del pelot¨®n iba tan siquiera a disputar el triunfo de tina etapa que siempre ha pasado a la historia. Los corredores ocupaban todo el ancho ole la carretera, las manos sobre la parte superior de la bicicleta. Di¨¢logos. Todo aquello era una broma. Ya lo hab¨ªan sido los kil¨®metros que hab¨ªan quedado detr¨¢s con seis puertos de monta?a. Ni siquiera el de primera categor¨ªa merec¨ªa la m¨¢s m¨ªnima homologaci¨®n. El perfil de la etapa minti¨® porque hab¨ªa dibujado ascensiones que no eran m¨¢s que suaves subidas a la altiplanicie. Y, una vez all¨ª, cualquier colina era considerada puerto. En ninguna ocasi¨®n el pelot¨®n perdi¨®, elementos.
El Tour, se vio ayer, hab¨ªa quedado visto para sentencia el d¨ªa anterior, en la contra reloj. Hinault fue fiel a su palabra y dio como vencedor a Lemond. Sobraba, por tanto, todo lo que queda por recorrer hasta Par¨ªs. Los corredores cumplen ya el tr¨¢mite de llegar a los Campos El¨ªseos. Con esto no contaban quienes; estuvieron ayer muy atentos para meterse en la escapada buena y ganar en el Puy de D?me. Anselmo Fuerte, Marino Lejarreta y Pello Ruiz Cabestany saltaron en diversas ocasiones del pelot¨®n, en cuanto hubo movimiento, pero aquellas fugas eran de fogueo. Todo, inmediatamente, volv¨ªa a estar bajo el control del conjunto La Vie Claire.
Hasta que unos cuantos rodadores, temerosos de perder muchos minutos en la ascensi¨®n, decidieron adelantarse en el camino porque la carrera iba demasiado lenta. Hinault, que parece haberse convertido en el director del Tour, les dej¨®. Ya que ¨¦l no podr¨ªa ser el ganador, que lo fuera un cualquiera. ?l ya hab¨ªa dicho que el Tour era de Lemond. Porque en el Puy de D?me volvi¨® a ser inferior a su lugarteniente. Esta vez no pudo tirar de Lemond y ¨¦ste tampoco le esper¨®.
Una subida in¨²til
Hinault sab¨ªa lo que se dec¨ªa. Renunciar al Tour quedando el Puy de D?me no era l¨®gico. La subida, aunque corta, es lo suficientemente pronunciada como para producir un descalabro en la clasificaci¨®n general. Lemond le sac¨® casi un minuto en media ascensi¨®n y las ¨²ltimas pendientes son para dejar clavado a cualquiera si se est¨¢ en plenitud de forma. Hinault llev¨® ayer la carrera como le interesaba, con lentitud para llegar agrupados al Puy de D?me. Solo que all¨ª Lemond no le esper¨®. Tampoco lo hicieron muchos corredores, aqu¨¦llos a los que dej¨® ir en el llano y todos los que le pasaron despu¨¦s.
Hinault, ayer, despu¨¦s de haber realizado un Tour antol¨®gico, convirti¨® una de las etapas m¨¢s famosas en algo grotesco. Cuando comenzaron la ascensi¨®n los seis escapados, con siete minutos de ventaja sobre el pelot¨®n, la escena resultaba irreal. Iban de lado a lado y ten¨ªan dificultades con los desarrollos, pero de ese grupo iba a salir el vencedor del Puy de D?me. Ten¨ªa que ser un cualquiera y el elegido result¨® el suizo Maechler, el hombre que en la cima de Superbagn¨¨res lleg¨® con 24.09 minutos de retraso, en la de Granon con 14.19 y en la de L'Alpe d'Huez con 19.25. El candidato a ser el ganador m¨¢s digno, el franc¨¦s Mottet, qued¨® desfondado en las primeras rampas. Y es que, a estas alturas del Tour, todos han llegado con la reserva encendida. Otros, ni eso. El escoc¨¦s Robert Millar, por ejemplo, no lleg¨® a la meta.
Agravio al Puy de D?me
J. M. El Puy de D?me sufri¨® ayer el mayor agravio de su larga historia como meta decisiva en el Tour. Es tradicional que la victoria en su cumbre esta reservada a los primeros clasificados. All¨ª, al menos, no puede ser primero un cualquiera. Su ascensi¨®n resulta tan dura que las grandes diferencias que produce en la clasificaci¨®n general suele decidir los primeros puestos del Tour.
En el Puy de D?me han ganado Coppi (vencedor del Tour en 1952), Bahamontes (1959) y Luis Oca?a ( 1973). Y cuando lo hicieron Julio Jim¨¦nez (1964), Gimondi (1967), Van Impe (1975), Zoetemelk (1978) y Arroyo (1983), estos corredores acabaron entre los siete primeros clasificados del Tour. Zoetemelk (1976) y Oca?a (1971) vencieron tambi¨¦n en otra ocasi¨®n en el Puy de D?me y un hombre poco conocido, pero gran escalador, Massignan, lo logr¨® en 1969. En la duod¨¦cima vez que se asciende el Puy de D6me en el Tour de Francia, Maechler dio un paso hist¨®rico en su carrera.
Los espa?oles no tuvieron suerte en el Puy de D?me. El primero, I?aki Gast¨®n, entr¨® en el puesto 23?.
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