El Senado norteamericano estudia imponer sanciones duras contra el Gobierno de Botha si Reagan no cambia su pol¨ªtica
El Senado norteamericano, mayoritariamente republicano, est¨¢ preparando diversas propuestas para aplicar sanciones contra el r¨¦gimen racista surafricano. La m¨¢s importante es la del presidente del Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado, el republicano Richard Lugar, que acaba de anunciar que presentar¨¢ al comit¨¦ un paquete de sanciones econ¨®micas, de las cuales s¨®lo excluye la retirada de todos los activos norteamericanos en Sur¨¢frica. El propio presidente Ronald Reagan considera la posibilidad de que se apliquen sanciones limitadas, seg¨²n manifest¨® ayer un alto funcionario de la Administraci¨®n.
El debate pol¨ªtico entre el Congreso y la Casa Blanca, que est¨¢ centrando la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica norteamericana, es casi una repetici¨®n del acaecido el pasado verano. Reagan se decidi¨® entonces por sanciones veniales contra el r¨¦gimen de Pieter Botha ante el temor a que el Congreso aplicara un castigo m¨¢s severo. En aquella ocasi¨®n el Congreso se guard¨® el l¨¢tigo; ahora parece mucho m¨¢s dif¨ªcil que el presidente evite sanciones mayores.El 9 de septiembre pasado, una orden presidencial prohibi¨® la venta de ordenadores a las fuerzas de seguridad del r¨¦gimen racista, bloque¨® la mayor¨ªa de los pr¨¦stamos a Pretoria, termin¨® con la importaci¨®n de las famosas monedas de oro krugerrand y restringi¨® la venta de tecnolog¨ªa nuclear.
La orden presidencial expira en septiembre pr¨®ximo y su revisi¨®n ofrece a la Administraci¨®n una oportunidad para proponer nuevas medidas. A preguntas de los periodistas, Reagan declar¨® el jueves: "No hemos cerrado la puerta" en cuanto a sanciones se refiere. Anteriormente, el secretario de Estado, George Shultz, hab¨ªa explicado que, si es necesario sancionar, hay que "hacerlo de una forma coordinada" y que est¨¢ a la espera de los resultados de la misi¨®n conciliadora del secretario del Foreign Office brit¨¢nico, sir Geoffrey Howe, en nombre de los pa¨ªses de la Comunidad Europea.
En cualquier caso, lo que la Casa. Blanca tiene en mente posee un valor puramente simb¨®lico: rescisi¨®n del derecho de aterrizaje a las compa?¨ªas a¨¦reas surafricanas, restricci¨®n del n¨²mero de visados de entrada concedidos a funcionarios surafricanos y el cierre de consulados, entre otras.
Sin embargo, todo parece indicar que esta vez ni el Congreso ni la opini¨®n p¨²blica se van a conformar con simbolismos. El mi¨¦rcoles el senador Joseph Biden exasperado ante la falta de sensibilidad de la Administraci¨®n por la suerte de la mayor¨ªa negra surafricana, levant¨® la voz a Shultz: "Demonios, si lo han intentado todo en los ¨²ltimos 20 a?os", grit¨®, refiri¨¦ndose a los esfuerzos integradores del movimiento antiapartheid, "han implorado, se han arrastrado y ahora est¨¢n siendo machacados".
Del lado de Botha
El senador Edward Kennedy dijo que Reagan no hablaba en nombre del pueblo norteamericano en lo que respecta a Sur¨¢frica y exhort¨® al Senado a tomar el asunto en sus manos. El columnista de The New York Times Anthony Lewis escrib¨ªa el jueves: "La verdadera cuesti¨®n para la pol¨ªtica de EE UU es: ?d¨¦ qu¨¦ lado estamos? Reagan est¨¢ del lado de Botha y los gobernantes del Partido Nacional de Sur¨¢frica; ¨¦se es el aut¨¦ntico mensaje de su discurso".Las opciones que el Congreso est¨¢ considerando van desde el virtual embargo comercial votado el mes pasado por la C¨¢mara de Representantes, con escasas posibilidades de aceptaci¨®n en el Senado, hasta el paquete de medidas moderadas propuestas por Richard Lugar. ?stas incluyen, adem¨¢s de la cancelaci¨®n de vuelos de las aerol¨ªneas surafricanas, el bloqueo de las cuentas bancarias de compa?¨ªas de Sur¨¢frica en EE UU, la supresi¨®n de importaciones procedentes de empresas p¨²blicas surafricanas y, posiblemente, una prohibici¨®n de toda, futura inversi¨®n en Sur¨¢frica. Entre medias, los senadores Edward. Kermedy, Allan Cranston y Loswell Wicker han propuesto, adem¨¢s del cese de los pr¨¦stamos al sector privado, la prohibici¨®n de las importaciones de uranio, carb¨®n, hierro y de todos los productos agr¨ªcolas.
Ante esta agitaci¨®n sancionadora del Congreso, un alto funcionario de la Administraci¨®n insisti¨® en la fecha de septiembre como plazo para que Pretoria inicie el desmantelamiento del apartheid. "Les hemos dado una oportunidad", dijo; "aqu¨ª y en otras, capitales occidentales, la cuenta atr¨¢s ya ha comenzado".
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