Rodr¨ªguez Pu¨¦rtolas y la literatura fascista
La carta de don Xes¨¢s Gonz¨¢lez, publicada en EL PA?S el 17 de julio de 1986, y en la que se me alude repetidamente a prop¨®sito de mi libro Literatura fascista espa?ola, creo que merece alg¨²n comentario por mi parte.1. Si, tras haber le¨ªdo mi libro, que tiene 854 p¨¢ginas, el se?or Gonz¨¢lez puede hablar de "supuesta literatura fascista", es que lo ha le¨ªdo muy malo ha entendido bien poco. Me inclino por lo primero, toda vez que el se?or Gonz¨¢lez afirma con rotundidad que "nunca se explica qu¨¦ entiende el autor por literatura fascista": pues el autor entiende por ello exactamente lo que dice a lo largo de las 52 primeras p¨¢ginas del libro, y m¨¢s en concreto en la p¨¢gina 9, que, por desgracia, no puedo reproducir aqu¨ª.
2. Afirma el se?or Gonz¨¢lez que mi libro tiene "tama?as equivocaciones", "incre¨ªbles vac¨ªos" y "manique¨ªsmo a todo trance". Tres -otra vez- rotundidades que habr¨ªa que demostrar. Es posible que mi libro tenga equivocaciones, pero, de hecho, en la carta que comento s¨®lo se menciona una, lo cual en 854 p¨¢ginas no parece muy exagerado. Pero, como dec¨ªan nuestros cl¨¢sicos (los del siglo XVI, no los de 1940), "de hombres es errar y de asnos ser herrado". Y por otro lado, creo, en efecto, como se de en la repetida carta, que se puede ser fascista por lo que se escribe, sin necesidad de una militancia expl¨ªcita. O comunista. Que yo sepa, Azor¨ªn nunca visti¨® camisa azul, pero escribi¨® un libro titulado El escritor ( 1942).
3. No s¨¦ si el se?or Gonz¨¢lez incluye el tratamiento que en mi libro hago de Santiago Montero D¨ªaz en equivocaciones, vac¨ªos o manique¨ªsmo. No menciono, en efecto, que Montero D¨ªaz fue comunista antes que jonsista, como tampoco menciono, por ejemplo, cu¨¢ndo le sali¨® la primera muela del juicio.
4. El se?or Gonz¨¢lez, persona, sin duda, de ideas claras, acaba diciendo que mi libro es absurdo. Acaso lo absurdo sea la propia materia hist¨®rica que ha tenido que manejar, pero tambi¨¦n el leer un libro a medias o entenderlo al rev¨¦s. Para terminar, si el se?or Gonz¨¢lez cayera en la tentaci¨®n de contestar a mi carta, he de decirle que ello ser¨ªa un arrebato sin objeto por parte suya-
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