Crisis sorista
El sorismo entr¨® ayer en crisis porque el titular de la causa no pudo complacer a sus militantes. Con el Soro, y otras pasiones, ya se sabe si no complace, disgusta. El Soro no pod¨ªa hacer m¨¢s de lo que hizo: tuve, toros la,dinos, que le dirig¨ªan aviesas miradas a la taleguillla muslera, y no se la iba a dejar romper. Estar¨ªa loco.Su disposici¨®n era buena. La prueba es que recibi¨® a su primero a porta gayola y le dio tres largas cambiadas de rodillas. Y en los segundos tercios -tres, solito; otro, alternando con Espl¨¢- prendi¨® las banderillas como acostumbra, aliviando el embroque, pero veloz, en¨¦rgico, par de veces kqrando vertiginosamente sobre s¨ª mismo, mientras corr¨ªa en tirabuz¨®n.
A
P¨¦rez / Espl¨¢, SoroCuatro toros de Antonio P¨¦rez, con trap¨ªo, broncos; 5? y 6? de Marcos N¨²?ez, bien presentados, flojos. Luis Francisco Espl¨¢: estocada corta (petici¨®n y vuelta); pinchazo hondo y descabello (ovaci¨®n y salida a los medios); imedia desprendida y dos descabellos (oreja). El Soro: pinchazo hondo y tres descabellos (silencio); media estocada baja (bronca); dos pinchazos y estocada corta (bronca y lluvia de allmohadillas). Plaza de Valencia, 27 de julio. Quinta y ¨²ltima corrida de Feria.
Al sorismo le da igual que esta sea forma heterodoxa, de banderillear;,el case, es que banderillee, all¨¢ penas c¨®mo. Le hace felic¨ªsimo, pues el ¨ªdolo deja trascender un entusiasmo contagioso. Ahora bien, cuando tira l¨ªneas con la muleta, ni los soristas se conforman, y no quieren entender que el toro no embiste y si alarga la cabezota es para enganchar la taleguilla musiera, con lo que lleva dentro. El sorismo entr¨® en crisis, rompi¨® su disciplina de voto, reneg¨® de la militancia, y arroj¨® al l¨ªder todas las almohadillas que ten¨ªa a mano.
Nunca le hab¨ªan pedido al Soro que fuera un t¨¦cnico lidiador, y no lo ¨ªba a ser ayer. Esos toros broncos que salieron requer¨ªan mucha ciencia y paciencia, mucho valor para sacarles partido. Eso pod¨ªa hacerlo Espl¨¢, y lo hizo. Espl¨¢ banderille¨® con gran espect¨¢culo, inclu¨ªdas emocionantes pasadas por los terrenos de dentro.
Al toro que abri¨® plaza, ¨²nico noble de la tarde, lo tore¨® Espl¨¢ con reciedumbre; no con el gusto que admit¨ªa su manejabilidad. A los otros, m¨¢s complicados, les hizo faenas pundonorosas, t¨¦cnicamente irreprochables, fr¨ªas en el toreo fundamental, alegres e imaginativas en el de repertorio. Tambi¨¦n con el capote estuvo inspirado y los lances por rogerinas para poner el toro en suerte ante el caballo, rematados con una larga airosa, le salieron perfectos.
El sorismo se pas¨® al esplasismo por un d¨ªa; la vuelta al ruedo que di¨® Espl¨¢ al acabar con el quinto toro fue clamorosa. De todos modos ganaba la regi¨®n, pues si El Soro es de la huerta de Foios, Espl¨¢ es de Alicante, la millor terreta del mon, y adem¨¢s cuna de toreros buenos. Eso dicen. La banda atacaba con j¨²bilo el pasodoble Valencia, del maestro Padilla, en honor del diestro alicantino, y el clarinero se un¨ªa, floreando las notas del cambio de tercio, entre ol¨¦s y v¨ªtores.
La feria acababa en fiesta, y si a los soristas se les hab¨ªan llevado los demonios en la plaza, fuera ya estaban de otro talante. La feria de julio tiene fuerza. Los aficionados de verdad, que son muchos en esta tierra, desean que vuelva; y los soristas -otros cuantos-, que abran el hist¨®rico coso en seguida -ma?ana mismo- para que Soret se escupa las manos y se las frote, pegue largas cambiadas, de furivueltas garapulleras y recupere su liderazgo, que perdi¨® ayer -temporalmente, no cabe duda- por culpa de unos toros broncos, ladinos y miserables.
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