Por un mundo desnuclearizado
La carrera armamentista se asemeja a una carrera dernencial tras el arma-milagro; carrera in¨²til, pero que entra?a la hecatombe nuclear, tanto m¨¢s por cuanto que las esperanzas en ese milagro pueden empujar a ciertos dirigentes hacia el aventurerismo y los intentos de alcanzar la supremac¨ªa estrat¨¦gica.Es evidente el significado hist¨®rico de las nuevas iniciativas sovi¨¦ticas. Dichas propuestas son realistas y no persiguen la finalidad de conseguir ninguna clase de ventajas unilaterales para la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Responden no s¨®lo a los intereses cardinales de nuestro pa¨ªs, de nuestros aliados y amigos, sino tambi¨¦n a los de la poblaci¨®n de EE UU, de otros pa¨ªses de la OTAN y de los pueblos de todo el mundo.
Con la posible excepci¨®n de los insensatos, en la presente situaci¨®n nadie negar¨¢ las funestas consecuencias de la hecatombe nuclear. Esto, por extra?o que parezca, engendra despreocupaci¨®n nuclear, pues la gente no es suicida. Es un gran error razonar de tal modo. La carrera armarnentista actual crea una situaci¨®n cornpletamente nueva: reduce inexorablemente el tiempo para la adopci¨®n de decisiones, y las transfiere cada vez m¨¢s a las m¨¢quinas y medios t¨¦cnicos, arrebatando a los estadistas, paso a paso, el derecho de enjuiciar, debatir y reflexionar. Y los medios t¨¦cnicos, incluso verificados m¨²ltiples veces, alguna vez fallan. As¨ª lo demuestran la tragedia de la nave espacial Challenger, las explosiones de los misiles Tit¨¢n y Delta, la aver¨ªa en la central electronuclear de Chernobil y muchos otros casos semejantes. Pero en determinada situaci¨®n, "alguna vez" puede significar "de una vez para siempre". ?Acaso es admisible correr semejante riesgo?
Desarme y tensi¨®n
A veces se escucha tambi¨¦n este aserto: la amenaza de destrucci¨®n nuclear total constituye el principal factor estabilizador en el sistema actual de las relaciones internacionales. Ella ejerce la necesaria acci¨®n disuasoria sobre los dirigentes pol¨ªticos actuales, compeli¨¦ndoles a sopesar minuciosamente cada paso y a rehuir las acciones irreflexivas. Por lo que el desarme nuclear -razonan los partidarios de tales opiniones- conducir¨ªa al incremento de la tensi¨®n internacional, al aumento del n¨²mero de conflictos con empleo de armamentos convencionales. De aqu¨ª se hace la deducci¨®n de que la "l¨®gica hist¨®rica" y el "sentido com¨²n", al parecer, exigen la conservaci¨®n de los arsenales nucleares existentes.
Semejantes razonamientos no soportan la comparaci¨®n con las lecciones de la historia. Nunca los armamentos de por s¨ª desempe?aron un "papel pacificador". Ni una sola arma puso fin a las guerras. Los cient¨ªficos lo saben tan bien como los pol¨ªticos.
Conviene recordar tambi¨¦n el que en todo el transcurso de la era nuclear, los pa¨ªses de Occidente no se distinguieron por la circunspecci¨®n y moderaci¨®n pol¨ªticas. EE UU trat¨® repetidas veces de utilizar las armas nucleares como armas de chantaje pol¨ªtico-militar, lo que en ocasiones puso al mundo al borde de la guerra nuclear; y si durante los cuatro decenios posb¨¦licos el conficto at¨®mico no se desencaden¨®, pese a todo, ello est¨¢ lejos de deberse a la fuerza "disuasoria" de las armas nucleares. En parte desempe?aron un papel la cordura de los pol¨ªticos; en medida aun mayor, los esfuerzos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y de otros Estados amantes de la paz, y el auge masivo del movimiento antimilitarista.
La creaci¨®n de nuevos armamentos por una de las partes mueve a la otra a adoptar contramedidas basadas en la hip¨®tesis p¨¦sima del desarrollo de los acontecimientos. A su vez, ¨¦ste este paso ejerce una influencia inversa sobre la parte que inici¨® la citada ronda concreta de la carrera armamentista. As¨ª se cierra el c¨ªrculo vicioso. La carrera armamentista adquiere su propia inercia, su deformada l¨®gica de desarrollo, acerc¨¢ndonos a todos nosotros al l¨ªmite tras el cual puede convertirse en incontrolada e irreversible. La confrontaci¨®n b¨¦lica se eleva con cada nueva espira a un nuevo grado, mucho m¨¢s peligroso. Se altera el equilibrio militar estrat¨¦gico.
Amenaza incrementada
La carrera de los armamentos nucleares, seg¨²n nuestra profunda convicci¨®n, no garantiza la estabilidad internacional, por el contrario, ella contribuye al incremento constante de la amenaza de conflicto nuclear. Ello se vuelve especialmente evidente si se toma en cuenta el aspecto cualitativo de la carrera armamentista. Los r¨¢pidos cambios en el material de guerra conducen objetivamente a la aparici¨®n de tales tipos y sistemas de armas, que pueden hacer inconcebible, e incluso imposible, el control sobre la limitaci¨®n y reducci¨®n de los armamentos. Ello crea el riesgo de que aumente a¨²n m¨¢s el temor, el recelo, la animosidad y la desconfianza en el mundo de nuestros d¨ªas.
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