El 'viol¨ªn de Ingres' de Luis Escobar
Luis Escobar dice que lo que todo el mundo quiere en el teatro es ser actor. Afortunadamente, en los primeros a?os de su vida esta profunda vocaci¨®n se mantuvo oculta y la transform¨® en otra cosa: en un gran director de escena, en un animador de teatro al cual se debe el cambio claro de la escena espa?ola en la posguerra; de una suciedad, de una torpeza ambientes, a un internacionalismo inteligente, a un sentido de la obra bien hecha y de la elevaci¨®n de la literatura dram¨¢tica. Fueron sus brillantes a?os de director del teatro nacional Mar¨ªa Guerrero. Ingres quiso ser violinista, y el fallo de su voluntad dio a la historia de la pintura un nombre insigne.El viol¨ªn de Ingres de Luis Escobar ha aparecido como una vocaci¨®n tard¨ªa, por el descubrimiento de Luis Garc¨ªa Berlanga, que en principio le utiliz¨® para que fuera ¨¦l mismo. Desde entonces, Luis Escobar ya no pudo contener su ensue?o. El resultado es peculiar.
Divertido
Escobar es un hombre pintoresco, divertido, optimista, repleto de desparpajo y de soltura en su vida diaria; si ha representado en ella un papel o no, o si lo ha representado con m¨¢s intensidad que lo hacemos los dem¨¢s, es otra cuesti¨®n: all¨¢ Freud, que se las entienda con cada uno. Habr¨ªa que ver tambi¨¦n si algunos famosos actores c¨®micos del pasado espa?ol -y alguno dram¨¢tico- representaron o no siempre el papel de ellos mismos: Valeriano Le¨®n, Casimiro Ortas, Loreto Prado, Isbert...Lo cierto es que Luis Escobar tiene de pronto un brillo especial subido a un escenario, mascullando un texto con su dicci¨®n propia, olvid¨¢ndolo de pronto en los momentos culminantes; sobre todo, cuando falla, cuando se sale del texto y del contexto y se queda con su libertad y hace su propia creaci¨®n.
En la representaci¨®n del homenaje a Pedro Mu?oz Seca que pudimos ver el pasado martes en la Lonja de las Terneras de Madrid, dentro del programa de Los Veranos de la Villa, el extrav¨ªo de sus gafas, sin las cuales no pod¨ªa leer el texto, su busca por los bolsillos, por la mesa, entre bastidores, ayudado por Mar¨ªa Paz Ballesteros, era un hallazgo teatral de improvisaci¨®n. Y otro tanto ocurr¨ªa con su forma de cubrir las lagunas del olvido, o la manera en que, al final, cuando se le hab¨ªa ido el textillo l¨ªrico en el que con los ojos hacia un supuesto cielo y una luz que pretend¨ªa ser la de la eternidad invocaba el espectro de don Pedro Mu?oz Seca, explic¨® al p¨²blico que sal¨ªa de una gripe, que ten¨ªa fiebre y que por eso mascullaba y olvidaba, eran sus verdaderos momentos de actor.
Y se pod¨ªa pensar que mucho mejor era que hubiera salido ¨¦l sin texto, sin gui¨®n literario, a contar sus recuerdos personales de la ¨¦poca, del autor asesinado, de c¨®mo ¨¦l vio su teatro: con su lenguaje, que es una creaci¨®n que mantiene viva desde hace a?os. Porque si Luis Escobar es actor de s¨ª mismo, tambi¨¦n es autor de su propio personaje.
Babelia
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