La Fuerza A¨¦rea chilena expresa su apoyo a los procesados por la desaparici¨®n de 10 personas

MANUEL D?LANO, El miembro de la Junta de Gobierno de Chile y comandante en jefe de la Fuerza A¨¦rea, general Fernando Matthei, expres¨® el lunes su apoyo a los miembros de su arma, tanto en servicio activo como retirados, que han sido sometidos a proceso por la desaparici¨®n de 10 personas entre 1976 y 1977. Al solidarizarse p¨²blicamente con los procesados por la guerra sucia que el r¨¦gimen militar de Augusto Pinochet emprendi¨® contra los partidos de izquierda despu¨¦s del golpe militar, Matthei legitim¨® las actuaciones de la Fuerza A¨¦rea en ese campo durante los a?os posteriores al derrocamiento ole Salvador Allende.

Matthei asegur¨®: La Fuerza A¨¦rea prestar¨¢ todo su apoyo moral y material "a estos hombres que en momentos muy dif¨ªciles que vivi¨® Chile a?os atr¨¢s, y que hoy d¨ªa otra vez estamos viviendo, se jugaron por entero para darnos seguridad y tranquilidad a todos nosotros". Agreg¨® que: los procesados "no pueden haber cometido los cr¨ªmenes que se les achacan". "Nosotros tenemos confianza", dijo, "de que van a poder demostrar muy pronto su completa inocencia de los cargos que les ha hecho la justicia chilena".Matthei no us¨® casualmente el pronombre "nosotros". Habl¨® en nombre de su arma, e incluso expres¨® el apoyo de la Fuerza A¨¦rea de Chile (FACH) en su conjunto a los ahora encausados por su supuesta participaci¨®n en la guerra sucia. Su opini¨®n institucional puso de manifiesto el profundo rechazo de las Fuerzas Armadas a este proceso por violaciones de los derechos humanos.

Parad¨®jicamente, la Fuerza A¨¦rea, una de las armas de las Fuerzas Armadas que m¨¢s declaraciones ha hecho en pro de un retorno a la democracia a partir de 1989, ha sido la m¨¢s afecta da en este caso. De los 40 procesados por el juez Carlos Cerda, 17 pertenecen a este arma, entre ellos el ex miembro de la Junta de Gobierno Gustavo Leigh, tres generales, cinco comandantes y cuatro coroneles, unos en servicio activo y otros retirados.

Pero el apoyo instiltucional fue delimitado: s¨®lo a los miembros de la Fuerza A¨¦rea afectados. Puesta en una encrucijada, este arma se defiende a s¨ª misma, sin que hasta ahora haya encontrado respaldo en el Gobierno o en otros sectores de las Fuerzas Armadas. Matthei declin¨® pronunciarse sobre si detr¨¢s de los requerimientos judiciales hay consideraciones pol¨ªticas.

Mientras dure el proceso, los generales permanecer¨¢n en sus domicilios, y los oficiales y suboficiales, en la Academia de Guerra de la Fuerza A¨¦rea.

Entre tanto, el juez Cerda orden¨® el paso inmediato a prisi¨®n, en r¨¦gimen de comunicaci¨®n, a cinco de los 40 procesados, despu¨¦s de interrogarles en la noche del pasado lunes. Cuatro est¨¢n en recintos militares: el comandante de reserva Jorge Rodr¨ªguez, de la Fuerza A¨¦rea; el capit¨¢n de carabineros Manuel Mu?oz, el polic¨ªa de investigaciones Manuel Antonio Salvatierra y el teniente retirado de la Armada Daniel Gimpert.

El ex delator comunista Miguel Estay, alias el Fanta, permanece en una c¨¢rcel de Santiago.

En nombre de los cuatro militares, el abogado Carlos Portales present¨® un recurso a la Corte de Apelaciones de la capital en el que aduce que el juez Cerda no consider¨® la ley de amnist¨ªa al procesarlos. Esta ley fue dictada por el r¨¦gimen en 1978 para tender un manto de silencio sobre las violaciones de los derechos humanos cometidas con anterioridad. El abogado pidi¨® que se sobreseyera la causa.

El caso de Leigh

La solidaridad de la Fuerza A¨¦rea con los procesados no resulta sorprendente. El m¨¢s prominente de los acusados de asociaci¨®n il¨ªcita y privaci¨®n ileg¨ªtima de libertad es el general retirado Gustavo Leigh, que fue comandante en jefe del arma. El Comando Conjunto, al que se acusa de encabezar la represi¨®n contra el partido comunista, estaba mayoritariamente formado por miembros de la Fuerza A¨¦rea.

Leigh es un hombre que ha tenido una evoluci¨®n notable. Nombrado comandante en jefe de la Fuerza A¨¦rea en agosto de 1973 por Allende, un mes despu¨¦s fue quien orden¨® el bombardeo con aviones Hawker Hanter del palacio presidencial de La Moneda.

Este hecho, los procesos contra un centenar de militares que se mantuvieron fieles a Allende y las brutales torturas que se aplicaron en la Fuerza A¨¦rea, seg¨²n numerosos testigos, le hicieron ganar la reputaci¨®n de ser el m¨¢s duro de los generales golpistas. En 1973 dijo que quer¨ªa "extirpar el c¨¢ncer marxista".

Pero cinco a?os m¨¢s tarde evolucion¨® hacia la disidencia. En un virtual golpe de Estado interno, en 1978, Leigh fue expulsado de la Junta de Gobierno por Pinochet debido a unas declaraciones en las que ped¨ªa el retorno a la democracia.