?Error hist¨®rico?
La reciente concesi¨®n del t¨ªtulo de marqu¨¦s que Su Majestad el Rey ha otorgado al honorable Josep Tarradellas me ha recordado la actuaci¨®n del ex presidente Su¨¢rez cuando le pidi¨® que regresara a Espa?a. Recordemos que el se?or Tarradellas era, nada m¨¢s y nada menos, que el presidente del Gobierno de la Generalidad de Catalu?a, residente en Francia y dependiente pol¨ªticamente del Gobierno de la Rep¨²blica Espa?ola en el exilio. Y aun cuando este Gobierno se autodisolvi¨® a partir de las primeras elecciones democr¨¢ticas de 1977, la personalidad pol¨ªtica de Tarradellas era de facto la misma. Ello no fue obst¨¢culo para que su actuaci¨®n al frente de la Generalidad provisional fuera brillantemente positiva, y bien merece el honor con que la actual Monarqu¨ªa espa?ola le ha distinguido, pese a su republicanismo siempre proclamado.Desde entonces siempre existe una inc¨®gnita no aclarada, que yo sepa: ?por qu¨¦, en aquella hist¨®rica ocasi¨®n, el presidente Su¨¢rez no hizo venir tambi¨¦n al presidente del Gobierno de Euskadi en el exilio, se?or Leizaola, o a otra persona id¨®nea para reiniciar simult¨¢neamente la autonom¨ªa vasca? El diferente trato que recibieron el estatuto catal¨¢n y el vasco s¨®lo puede deberse -en mi opini¨®n- a dos posibles causas: o el se?or Su¨¢rez consideraba que el problema catal¨¢n era mucho m¨¢s grave que el problema vasco (craso error), o, influenciado por su pasado azul, concedi¨® legalidad a la autonom¨ªa catalana por haber sido concedida en 1932, y se le deneg¨® a Euskadi por el hecho de que su estatuto fue aprobado en el Parlamento de Rep¨²blica despu¨¦s de la sublevaci¨®n militar de 1936, por lo que este estatuto no era v¨¢lido para los ven.cedores de la guerra fratricida. ?Podemos pensar que todo o parte del problema vasco se habr¨ªa resuelto con la venida del se?or Leizaola? Nadie puede decir lo que hubiera sucedido, pero no es l¨®gico pensar que podr¨ªa haber servido de b¨¢lsamo y tal vez de resolutivo a un problema que tan graves consecuencias est¨¢ teniendo. El curso de la historia depende a veces, como en el ajedrez, del audaz movimiento de una ficha: la precisa. Sea la reina o un pe¨®n.-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.