Los forajidos

EMILIO MART?NEZ, Los marrajos que ayer se lidiaron en Las Ventas sal¨ªan de toriles dispuestos a la caza y captura del hombre Aplicaban la ley del Oeste y se iban a por lo que ellos presum¨ªan extra?os forajidos con trajes de luces. Ya fe que casi lo consiguen. Estos toros del conde de la Maza m¨¢s semejaban b¨²falos que reses de lidia. Por sus venas deb¨ªa correr whisky en lugar de sangre brava, pues a pesar de su altivez y presencia en seguida rodaban por los suelos como v¨ªctimas de los efluvios del alcohol. As¨ª, en vez de un ruedo, el albero parec¨ªa lugar donde se celebraba un rodeo.

Y es que la estructura de la fiesta es absolutamente injusta. Y a estos toreros poco placeados les echan a los rodeos o al circo romano. Vamos, que les estrellan. Y a la empresa no parece importarle, pues hay cola de estos pobres diestros, y hasta 4,5 han llamado a las puertas del todopoderoso -l¨¦ase Chopera- solicitando una oportunidad, Una oportunidad que es absolutamente: falsa, como domingo tras domingo se demuestra.

Los espadas-forajidos que disfrutaron de la oportunidad poco pudieron hacer. Ni siquiera estando m¨¢s puestos podr¨ªan haber mejorado su labor. El m¨¢s entonado, Carlos Arag¨®n Cancela, tuvo que pasar a la enfermer¨ªa tras pinchar dos veces en hueso y lesionarse la mu?eca en su primer enemigo. Al toro lo remat¨¦, Manuel Rodr¨ªguez. Antes, Cancela ya hab¨ªa sido volteado, pero aguantando, consintiendo y tragando pudo dibujar algunos redondos bellos y largos, que arrancaron las m¨¢s fuertes ovaciones del p¨²blico, incluida la turistada, lo que tiene m¨¦rito. Manuel Rodr¨ªguez, frente a su primer toro, de alto morrillo, ancha caja y el m¨¢s abufalado de la tarde, estuvo valent¨ªsimo y los pitones le rozaron alamares y bullones sin que se inmutara. Algo semejante le sucedi¨® con el sexto y el cuarto, aunque en ¨¦stos se puso pesado a la hora de matar. Concretamente en el cuarto, un mansazo, de nombre Zagal, que se fue a tablas, y desde all¨ª retaba a un duelo a Rodr¨ªguez: "Saca forasteiro", y eso, hizo Rodr¨ªguez, desenvainar su arma y pegarle un sartenazo en los bajos, y estuvo a punto de batir el r¨¦cord mundial de descabellos -en posesi¨®n de Emilio Oliva, con 35- con sus 19 intentos. Fue la venganza de Zagal, que podr¨ªa ser t¨ªtulo de una pel¨ªcula Yvestern-spaguetti. Jos¨¦ Lara tambi¨¦n puso ganas, voluntad y valor, pero su flusi¨®n. se estrell¨® por igual con los mansos toros del conde de la Maza.