El congreso de los sindicatos brit¨¢nicos comienza unido en la lucha contra Thatcher

El 118? congreso anual de los sindicatos brit¨¢nicos, el movimiento sindical m¨¢s veterano de Europa, inici¨® ayer sus sesiones en la ciudad costera de Brighton, con la promesa de luchar al m¨¢ximo para conseguir una victoria laborista en las pr¨®ximas elecciones generales. Este deseo de expulsar a los conservadores del poder parece constituir el m¨¢s poderoso v¨ªnculo de uni¨®n entre los sindicalistas brit¨¢nicos, cuyas desavenencias en una serie de temas concretos afloran en el primer d¨ªa de reuniones.El otrora todopoderoso movimiento sindical brit¨¢nico, que ha perdido tres millones de afiliados desde 1979, principalmente a consecuencia del paro, necesita ofrecer al pa¨ªs unas deliberaciones equilibradas y una unidad b¨¢sica entre las diversas organizaciones afiliadas si quiere volver a recup¨¦rar la confianza del p¨²blico, gravemente quebrantada por los enfrentamientos del congreso anterior y por la huelga minera del pasado a?o.

Pero, sobre todo, el ¨¦xito de este congreso es considerado por los observadores pol¨ªticos como un requisito vital para que se puedan cumplir las esperanzas del l¨ªder laborista, Neil Kinnock, de desplazar de la jefatura del Gobierno a la actual primera ministra, Margaret Thatcher, en los pr¨®ximos com¨ªcios. Toda la estrategia pol¨ªtica de Kinnock y de la c¨²pula actual del laborismo brit¨¢nico desde su conferencia anual del pasado a?o consiste en tratar de demostrar al electorado que s¨®lo el socialismo es capaz de conseguir un entendimiento con los sindicatos, basado en la moderaci¨®n, y que los sindicatos est¨¢n dispuestos a aceptar esta moderaci¨®n.

Kinnock se ha empleado a fondo contra los elementos radicales de los sindicatos y de su propio partido, enfrent¨¢ndose decididamente al dirigente del sindicato minero, Arthur Scargill, y a los trostkistas del movimiento Militante, aun a costa de enemistarse con parte de sus votantes naturales. Igualmente, y a los mismos efectos, una comisi¨®n mixta del Partido Laborista y del consejo general o ejecutiva del Trade Union Congress, ¨®rgano administrativo de gobierno de los sindicatos, ha estado trabajando durante me ses para producir una armonizaci¨®n de posiciones entre los dos movimientos.