Dios reconocer¨¢ a los suyos

El abad de Citeaux, cuando le preguntaron qu¨¦ hab¨ªa que hacer con los ciudadanos de B¨¦ziers, sospechosos de herejes, dijo: "Matadlos a todos; Dios reconocer¨¢ a los suyos". Esto es lo que se nos aparece, como latinoamericanos, cuando escuchamos vilipendios raciales como el de sudacas. La espada flam¨ªgera de los puros ejecuta a los que no lo son.Cuando en el lenguaje coloquial cotidiano algunos quieren hacer los pogroms de nacionalidades en Espa?a se puede perdonar, pero cuando esto se expresa a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n masivos es grave; porque estos medios multiplican, predican y cumplen una labor pedag¨®gica. EL PA?S ha dado cabida en varias oportunidades a respuestas como ¨¦stas, pero nunca es suficiente, por lo peligroso del juicio social.

El d¨ªa 20 de agosto pasado, por la cadena COPE -en el prograrna de Luis del Olmo-, un.churrullero de la picaresca del coraz¨®n que oficia de cronista, se?or Jes¨²s NI ari?as, expres¨® que por suerte (en un acontecimiento) no hubo "rn¨²sica sudaca". La iron¨ªa, que es producto de una cultura muy refinada, no cabe en el juicio; la cr¨ªtica musical tampoco, porque grandes maestros de la excelsa m¨²sica inmortal han llegado de Am¨¦rica del Sur; s¨®lo ese desprecio racista -olvid¨¢ndose lo que fueron aquellas tierras para el espa?ol perseguido o empobrecido- lo genera la ignorancia y la execraci¨®n.

Debemos salir al paso de estos insultos expresados a trav¨¦s de una emisora de radio; hoy es tina broma de mal gusto, y ma?ana, argumento popular como el del abad de Citeaux en el medievo. Los latinoamericanos no s¨®lo servirnos para ejercitar de hijos predilectos de la conquista espa?ola por intereses pol¨ªticos, tambi¨¦n somos pasibles de solidaridad en Espa?a.

Facultad de Derecho de Segovia. C¨¢tedra de Derecho Penal III.