'Mohamed Mzali, se busca'
El anciano presidente Burguiba todav¨ªa consigue que sus ex primeros ministros huyan de T¨²nez disfrazados
En T¨²nez puede ocurrir de todo, y el esc¨¢ndalo Mzali, el ¨²ltimo asunto que hace devorar peri¨®dicos en este peque?o pa¨ªs del Magreb mediterr¨¢neo, es una prueba m¨¢s de que aqu¨ª se mezcla el sobresalto con lo rocambolesco, y a veces tambi¨¦n con lo inimaginable. Mohamed Mzali, de 61 a?os, educado en La Sorbona y con gran parecido f¨ªsico con el actor franc¨¦s Louis de Funes, lleg¨® a ser de todo en este pa¨ªs. O mejor dicho, casi de todo... Profesor universitario, director general secretario de Estado, embajador en Washington, ministro de varias carteras, jefe de Gobierno y delf¨ªn proclamado de la presidencia de la Rep¨²blica. Ahora pesa sobre ¨¦l una orden de captura, y en la imaginaci¨®n del T¨²nez oficial reza una escueta frase: Mzali, se busca.
Alcanz¨® el poder como primer ministro en 1980 y, tras casi seis a?os en un puesto pol¨ªtico que r¨¢pidamente le convirti¨® en el segundo hombre m¨¢s importante del pa¨ªs pas¨® en s¨®lo tres meses, coincidiendo con los calores de este verano de 1986, de la gloria m¨¢s absoluta a la m¨¢s triste de las desgracias: tener que abandonar su propio pa¨ªs por la puerta falsa y con la m¨¢scara puesta.Unos dicen que est¨¢ en Suiza y otros que en Italia, pero lo cierto es que Mohamed Mzali dej¨® a su mujer -la ex ministra Fathia Mojtar- y a sus seis hijos en T¨²nez y en la noche del 3 al 4 de septiembre, ayudado por un grupo de amigos incondicionales, algunos de los cuales ya han tenido que comparecer ante la justicia, atraves¨® clandestinamente la frontera entre su pa¨ªs y Argelia.
En la fuga utiliz¨® todos los ingredientes de un filme c¨®mico, aunque personalmente tr¨¢gico, que le situaba m¨¢s en Funes que en su propia personalidad y otrora poder¨ªo pol¨ªtico: un fez de zuavo, gorro de fieltro rojo que usaban los soldados de infanter¨ªa tunecinos en la ¨¦poca colonial francesa, un traje ablusado gris de corte tradicional tunecino, bigotes postizos y gafas negras.
La glorificaci¨®n pol¨ªtica de Mzali ocurri¨® el pasado 19 de junio, no hace siquiera, 90 d¨ªas. En el marco solemne del XII Congreso del Partido Socialista Desturiano (PSD), sobre el que gira la actividad pol¨ªtica del pa¨ªs y del que en ese momento ostentaba su secretar¨ªa general, Mzali era confirmado, entre clamores y palmas, como sucesor, a t¨ªtulo de jefe de Estado, del anciano, aunque todopoderoso y l¨ªder indiscutido de su pa¨ªs, presidente Habib Burguiba, pero a su muerte.
Y era el propio presidente octogenario quien lo hac¨ªa, en un marco, ya dicho, solemne e inaugurado minutos antes por Burguiba, que entr¨® a hombros en el local entre la estruendosa ovaci¨®n de 3.000 militantes desturianos.
La '¨²ltima cena'
Pero todo fue breve y la ilusi¨®n, o tal vez el sue?o de tantos a?os, le dur¨® s¨®lo unos d¨ªas a Mzali, concretamente 19. Este corresponsal, junto al veterano periodista de Le Monde Paul Balta y un grupo de intelectuales tunecinos y franceses, fue testigo de su ¨²ltimo acto p¨²blico como primer ministro: la inauguraci¨®n, en la noche del 8 de julio pasado, de la Universidad Euro¨¢rabe de T¨²nez, acto al que sigui¨® una cena oficial en un palacete de Cartago, que alguien, d¨ªas despu¨¦s, ir¨®nicamente defini¨® como la ¨²ltima cena. Menos de 24 horas despu¨¦s un escueto comunicado de la Presidencia de la Rep¨²blica le despose¨ªa de sus cargos como primer ministro y secretario general desturiano, ¨²nico elemento oficial de una cr¨®nica de una muerte pol¨ªtica si no anunciada s¨ª presentida.Mzali se enter¨® por la radio de su destituci¨®n. Su calvario comenz¨® tras el escueto comunicado presidencial, dictado por el propio presidente al periodista encargado de la informaci¨®n de palacio, en una tarde calurosa de su natal Monastir, la misma ciudad donde naci¨® el ex primer ministro hoy fugado. Jam¨¢s Mzali volvi¨® a salir en letra impresa, salvo extraordinariamente, d¨ªas despu¨¦s de su ca¨ªda, tras lo que se anunci¨¦ brevemente que hab¨ªa sido recibido por Burgu¨ªba para agradecerle los servicios prestados.
Voces prestigiosas de T¨²nez llegaron a decir -aunque nunca reconocido oficialmente- que fue sustituido por el economista Rachid Sfar porque desobedeci¨® a Burguiba al negarse a anunciar por televisi¨®n una subida de productos alimenticios b¨¢sicos similar a la que provoc¨® el levantamiento popular de enero de 1984, saldado con m¨¢s de 90 muertos. Pero otras voces empezaron a hablar de corrupci¨®n, el tema tab¨² de Burguiba, y la destituci¨®n de la mujer de Mzali como ministra y el arresto de su hijor Mojtar y de su yerno Rifiaat Dali comenzaron a alimentar las especulaciones.
Con corrupci¨®n o sin ella, Mzafi, hasta su reciente huida, jam¨¢s fue acusado, aunque pas¨® por la humillaci¨®n el pasado 19 de agosto de ser rechazado en el control de pasaportes del aeropuerto de T¨²nez-Cartago cuando se dispon¨ªa a viajar a Suiza a una reuni¨®n del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, del que es a¨²n vicepresidente. La polic¨ªa, precisamente la que hasta hace muy poco dirigi¨® por ser tambi¨¦n ministro del Interior, le dijo que para salir del pa¨ªs necesitaba una autorizaci¨®n expresa de Burguiba.
Ahora, cuando ya est¨¢ fuera de T¨²nez, ha empezado el rosario de acusaciones, y desde el peri¨®dico oficial L'Action, que tantas veces llev¨® sus actividades pol¨ªticas a sus primeras p¨¢ginas, se ha escrito: "Ia implicaci¨®n de parientes pr¨®ximos al ex primer ministro en operaciones dudosas, el tr¨¢fico de influencia que ¨¦stos se adjudicaban, la complacencia que puso a prueba su conocimiento de la causa y el aval a ediciones de obras subversivas, diversos abusos de poder, as¨ª como otras consideraciones, explican suficientemente la decisi¨®n del Combatiente Supremo".
Y el Combatiente Supremo, que no es otro que el propio Burguiba, se ha decidido a perseguir ya de manera oficial a su hasta hace muy poco delfin. No se sabe si se han iniciado contactos con Argelia, pa¨ªs que se descarta como implicado institucionalmente en la fuga, y todos los ojos apuntan a Suiza.
Pero esta rocambolesca historia no es nueva en T¨²nez. Hay quien dice que Mzali es el ¨²ltimo de una larga lista de pol¨ªticos a los que ha tocado coger la puerta hacia el exterior. Lo significativo, no obstante, est¨¢ en que Mzali es el tercer delfin o tercer primer ministro que abandona consecutivamente el pa¨ªs, despu¨¦s de Behi Ladgham (1957-1971) y Hedi Nouira (1971-1980).
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