Grav¨ªsimo precedente

Sorpresa, indignaci¨®n, miedo y verg¨¹enza propia y ajena son algunos de los sentimientos que ha provocado en muchos ciudadanos la incomparecencia de funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado -respaldada por el Gobierno- y la justificaci¨®n que de ella se ha dado, tanto por el ministro de Justicia como por el del Interior.Adem¨¢s de sentar un grav¨ªsimo precedente (cualquier ciudadano podr¨ªa, desde ahora, incumplir un mandato judicial sobre el supuesto de una m¨¢s o menos razonable interpretaci¨®n de las leyes, en lugar de utilizar los recursos pertinentes para impugnar cualesquiera resoluciones judiciales), supone una aut¨¦ntica quiebra del Estado de derecho. Justificar ese comportamiento, esa desobediencia, afirmando -como lo ha hecho el ministro de Justicia- que se ha actuado as¨ª por "¨¦tica democr¨¢tica" (fin transcendente tan justificable como, en este caso, pudiera ser la raza para los nazis), es un contrasentido que no es de recibo. Con su actitud, el se?or Ledesma ha venido a decir lo que ya Eur¨ªpides puso en boca de uno de sus personajes: "Si hay que quebrantar la ley para imponerse, es honroso y es bello quebrantar la ley".

Desde luego, esos tres se?ores -presidente del Gobierno y ministros-, aut¨¦nticos animales pol¨ªticos puros, han hecho suya, la confesi¨®n que el mism¨ªsimo Bismark hizo sobre su propia falta de principios: "Caminar por la vida con principios viene a ser algo as¨ª como meterse por un estrecho atajo del bosque con una larga vara entre los dientes.-