Droga en familia
En dos distritos madrile?os funcionan escuelas para padres de toxic¨®manos
Vivir con un yonqui es complicado. En Madrid, el Ayuntamiento presta ayudas para la rehabilitaci¨®n de drogadictos, pero faltaba un centro donde se ense?ara a los padres c¨®mo se tienen que comportar con su hijo drogadicto y d¨®nde pueden intercambiar experiencias", cuenta Pilar Bravo, asistenta social y principal responsable de la Escuela de Vallecas para padres de toxic¨®manos. Esta escuela fue abierta por la Junta de distrito hace nueve meses, dentro del Servicio Social de Atenci¨®n a Drogodependientes (SSARD), organismo con competencias en Vallecas y Mediod¨ªa. En ambos distritos existe una escuela de estas caracter¨ªsticas. Pero es la de Vallecas la que m¨¢s tiempo lleva funcionando y en la que se han planteado ahora reformas profundas.
En ella -en la calle de Pe?a Gorbea, 22- un equipo de cuatro personas mantiene una reuni¨®n mensual con unas 25 personas desde el 13 de noviembre de 1985. A partir de octubre las clases ser¨¢n quincenales con cursos sobre temas judiciales y de autoapoyo."Te dan consejos, pero nada m¨¢s. Despu¨¦s est¨¢s t¨² sola para resolver el problema", dice Manuela Gonz¨¢lez, una de las madres que asiste a estas reuniones y que tiene un hijo de 27 a?os, adicto a la hero¨ªna, que ahora se encuentra hospitalizado con problemas en el h¨ªgado, los pulmones, los bronquios y la piel. "Hab¨ªa solicitado una de las becas que concede el Ayuntamiento para mandarles a las granjas de rehabilitaci¨®n; pero, cuando iba a ir, se puso muy enfermo".
"En la escuela nos dicen niuchas cosas. Pero, despu¨¦s, ?c¨®mo se lo dices a tu hijo, dadas las condiciones en las que est¨¢n, a veces, como locos?", cuenta Anastasia Gil. Ella no cree que este centro les ayude a resolver los problemas con sus hijos; pero asiste a las reuniones porque "oigo, veo, hago amistades con las otras se?oras que tienen hijos como el m¨ªo". Su hijo, Fernando, de 19 a?os, ha venido hace tres meses de una granja en Navarra. Estuvo en ella algo m¨¢s de un a?o. "Lleg¨® muy bien, m¨¢s gordo, y m¨¢s cari?oso. Mi marido estaba enfermo con c¨¢ncer, y Fernando incluso se qued¨® 15 d¨ªas acompa?¨¢ndole en el hospital, hasta que muri¨®".
La gran mayor¨ªa de las personas que acuden a las reuniones de esta escuela de Vallecas son mujeres. Pilar Bravo explica este hecho con dos razones: "Los padres siempre han pasado m¨¢s de la carga que suponen los hijos, y, sobre todo, si son conflictivos. Adem¨¢s, el yonqui o heroin¨®mano sabe que es m¨¢s f¨¢cil comerle el tarro a la madre que al padre, se apoya en ella para conseguir lo que quiere".
En las reuniones, que duran alrededor de dos horas, un psic¨®logo del SSARD expone primero una conducta de un drogadicto y c¨®mo la familia ha de reaccionar ante ella para hacer posible la convivencia. Despu¨¦s, los padres "se lloran sus problemas unos a otros", dice Pilar Bravo, "y comparten sus experiencias. Ah¨ª est¨¢ la principal utilidad de la escuela.
Quitarle las orejeras a los padres, servirles de desahogo y que comprendan que es un problema de m¨¢s gente, y no s¨®lo suyo".
Consejos
En su corta vida, seg¨²n Pilar Bravo, la escuela ya ha tenido problemas sobre c¨®mo ha de plantearse: "Las concepciones son muy distintas entre quienes trabajamos en la calle y quienes lo hacen desde una oficina. Aqu¨ª el psic¨®logo, da demasiados consejos en plan conductista. Se han dicho barbaridades como que se eche al yonqui de casa cuando no cumpla unas normas. Los consejos s¨®lo sirven para el toxic¨®mano que ya est¨¢ m¨¢s o menos curado". Jes¨²s Ortiz, psic¨®logo del SSARD, dice que no ha habido problemas, que las reuniones las desarrollan principalmente los padres y que el objetivo es "ense?arles a pensar". En las reuniones se han tocado temas como la importancia del dinero para el heroin¨®mano, la prevenci¨®n de la reca¨ªda y el papel de la familia en la rehabilitaci¨®n del drogadicto. "Hemos intentado tambi¨¦n", dice Jes¨²s Ortiz, que los padres detecten, por ejemplo, cu¨¢ndo sus hijos les mienten".
La escuela de Vallecas cambia r¨¢ sus directrices a partir de octu bre. La idea es crear tres tipos de servicios. Unas reuniones -que ser¨¢n quincenales, en vez de mensuales- se har¨¢n con especialistas que ense?en a los padres seg¨²n palabras de Pilar Bravo, "que, por ejemplo, del mono no se muere nadie, o que se ha comenzado a introducir en Espa?a coca¨ªna sint¨¦tica procedente de EE.UU.". Otras reuniones ser¨¢n de informaci¨®n sobre temas judiciales. Tambi¨¦n se pretende crear grupos de autoapoyo, experiencia seguida con ¨¦xito en Navarra para crear conciencia social sobre el problema y conseguir que las familias del mismo barrio se ayuden unas a otras.
Integaci¨®n
Por otro lado, en la l¨ªnea de conseguir la recuperaci¨®n psicol¨®gica y la integraci¨®n plena en la sociedad del toxic¨®mano, funciona desde hace dos a?os el programa de reinserci¨®n social para toxic¨®manos de la Junta de distrito de Ciudad Lineal. Iv¨¢n V¨¢zquez, educador de calle e integrante del equipo de cuatro personas que trabaja en el programa, especifica que se trata del servicio m¨¢s avanzado de Madrid en este aspecto. Se trata de organizar actividades deportivas, culturales, viajes, que vayan integrando a los j¨®venes que han vuelto de las granjas con el resto de la gente, familiares y amigos. "Son personas que desde que comenzaron a consumir hero¨ªna han estado siempre en el mismo c¨ªrculo social. Nosotros queremos romper esa especie de guetto", explica Iv¨¢n.
Estas reuniones se llevan a cabo tres d¨ªas a la semana con una asistencia de 20 a 25 j¨®venes, cuya edad media es de 25 a?os. Iv¨¢n V¨¢zquez critica a las c¨¢rceles como "aut¨¦nticas destrozadoras de todo un proceso de lucha contra la marginaci¨®n". Y se?ala que los deportes -f¨²tbol, ping-pong, baloncesto- "son los que m¨¢s nos han ayudado a compenetrarnos con ellos".
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