La liberaci¨®n de Daniloff despeja el camino hacia la 'cumbre' entre Reagan y Gorbachov
Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica han despejado el ¨²ltimo obst¨¢culo para celebrar una cumbre este a?o, en Washington, tras alcanzar un acuerdo que permiti¨® al periodista Nicholas Daniloff abandonar ayer la Uni¨®n Sovi¨¦tica, donde permanec¨ªa retenido desde el pasado 30 de agosto. El corresponsal de la revista norteamericana US News and World Report vol¨® a Francfort desde Mosc¨² en un avi¨®n de la compa?¨ªa alemana occidental Lulthansa, cerrando as¨ª un incidente que ha provocado un intercambio, de acusaciones ret¨®ricas entre los dos pa¨ªses, pero que ha sido incapaz del detener progresos en la negociaci¨®n sobre reducci¨®n de armamentos que podr¨ªan concretarse en la firma de acuerdos en una segunda cumbre entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov.
El anuncio oficial fue realizado por Ronald Reagan en Kansas City, donde se encontraba ayer para apoyar a un candidato republicano para el Senado, cuando el avi¨®n de Daniloff hab¨ªa abandonado ya el espacio a¨¦reo sovi¨¦tico. El presidente se limit¨® a comunicar la noticia sin realizar comentario alguno ni ofrecer detalles sobre el acuerdo alcanzado. Por su parte, el director de Us News and World Report, David Gergen, dijo en Washington que la soluci¨®n lograda es honorable, sin condiciones. "?l es el ¨²nico liberado hoy", y Daniloff abandona la URSS con su "reputaci¨®n intacta", a?adi¨®.Se desconocen a¨²n los t¨¦rminos del acuerdo que han permitido el Fin del caso Daniloff, aunque se cree que las dos superpotencias han logrado salvar la cara ante sus respectivas opiniones p¨²blicas. Washington ha conseguido su objetivo pol¨ªtico: no convertir la liberaci¨®n de Daniloff en un estricto canje por Guenadi Zajarov, el f¨ªsico sovi¨¦tico empleado en la Embajada de la URSS en la ONU que fue detenido en Nueva York el 23 de agosto, acusado de espionaje. Esto provoc¨® la represalia contra Daniloff, detenido por el KGB una semana m¨¢s tarde y acusado formalmente de ser esp¨ªa.
Se espera que el presunto esp¨ªa sovi¨¦tico abandone pr¨®ximamente EE UU sin ser juzgado y, posteriormente, Mosc¨² quiz¨¢ permita a algunos disidentes sovi¨¦ticos abandonar el pa¨ªs. Al parecer, el Departmento de Justicia ya ha comunicado al tribunal de Nueva York, que en principio deb¨ªa juzgarle, que por motivos de "seguridad nacional" no deber¨¢ celebrarse su proceso; pero su liberaci¨®n no se produjo ayer, simult¨¢neamente con la de Daniloff, lo que le permitir¨¢ a EEUU defender que no se ha producido un canje y que los dos casos no son iguales, como ha mantenido Mosc¨².
Gorbachov ha enviado una se?al de firmeza a Reagan se?alando que su pa¨ªs es una gran potencia que no est¨¢ dispuesta a dejarse acorralar por Estados Unidos. La rapidez en responder a la detenci¨®n de Zajarov, la forma en que Mosc¨² ha conducido este asunto consiguiendo que gran parte de la opini¨®n p¨²blica occidental dudar de la buena fe del periodista, y su insistencia en realizar un canje de dos esp¨ªas, han supuesto un triunfo psicol¨®gico y de relaciones p¨²blicas para la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Pero, finalmente, la necesidad de Gorbachov de detener la carrera de armamentos para poder intentar la reforma econ¨®mica que necesita su pa¨ªs y el convencimiento de que Reagan no acudir¨ªa a una cumbre mientras un periodista norteamericano permaneciera detenido en Mosc¨², han hecho que el Kremlin buscara una salida pragm¨¢tica. En Estados Unidos, Reagan no quiere abandonar la presidencia -le quedan dos a?os- sin firmar con la URSS un acuerdo de reducci¨®n de los arsenales nucleares, lo que le har¨ªa pasar a la historia como un presidente de paz.
El acuerdo para zanjar el incidente de Daniloff, la nube que seg¨²n Ronald Reagan imped¨ªa fijar una fecha para la cumbre, fue alcanzado por el secretario de Estado, George Shultz, y su hom¨®logo sovi¨¦tico, Edvard Shevardnadze, en una reuni¨®n de tres horas, que acab¨® poco antes de la medianoche del domingo, celebrada en la misi¨®n de la URSS en. las Naciones Unidas, en Nueva. York. Era su cuarta reuni¨®n sobre el caso en el curso de una semana, y a su t¨¦rmino, por primera vez, los dos ministros se estrecharon las manos ante los periodistas. Sin embargo, los portavoces norteamericanos no anunciaron la soluci¨®n del caso, y se limitaron a decir que "se hab¨ªa discutido sobre Daniloff" y que un acuerdo estaba pr¨®ximo.
Cuando, sorprendentemente para Washington, Mosc¨² reaccion¨® a la detenci¨®n de Zajarov -que no tiene inmunidad diplom¨¢tica-, deteniendo a un periodista, la Administraci¨®n de Reagan comenz¨® a hablar de un canje. Esto provoc¨® la irritaci¨®n de los sectores m¨¢s conservadores de Estados Unidos, que acusaron al presidente de blando y de ceder en su primer enfrentamiento con Mijail Gorbachov. Sus exigencias de represalias inmediatas no fueron escuchadas por la Casa Blanca, que se limit¨® a poner en pr¨¢ctica una vieja amenaza la reducci¨®n del n¨²mero de diplom¨¢ticos sovi¨¦ticos en la Embajada de la URSS ante la ONU.
El enfrentamiento entre los dos pa¨ªses s¨®lo se produjo a nivel ret¨®rico y, mientras Daniloff y Zajarov permanec¨ªan retenidos, a disposici¨®n de sus embajadores respectivos, Shultz y Shevardnadze manten¨ªan en Washington 14 horas de discusiones que permitieron aproximar posiciones sobre el control de armamentos. Los dos pa¨ªses se dieron cuenta, durante el largo fin de semana del 19 y 20 de septienibre, que hab¨ªa suficiente terreno com¨²n en materia de reducci¨®n dle misiles de alcance intermedio desplegados en Europa, armas qu¨ªnficas e incluso, cohetes estrat¨¦gicos y limitaci¨®n de pruebas nucleares, para que Reagan y Gorbachov se entrevisten en EE UU antes de final de a?o. El jefe del Pent¨¢gono, Caspar Weinberger, un duro al hablar de negociar acuerdos con la URSS, admiti¨® el domingo que "EE UU y la URSS pueden lograr este a?o un acuerdo de control de armamento".
Mosc¨² hab¨ªa insistido en que el acuerdo sobre Daniloff se ligara a la suspensi¨®n de la expulsi¨®n de 25 diplom¨¢ticos sovi¨¦ticos de la ONU, que seg¨²n Washington son "esp¨ªas del KGB". "Se trata de un problema de prestigio para nosotros. Nadie quiere ser empujado"', explic¨® un portavoz sovi¨¦tico.
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