Trucos
Cuando este comentario es escrito, Pasos Largos ha sido quitada del cine donde se estren¨® en Madrid, o est¨¢ a punto de serlo. El escaso tiempo que el filme se ha mantenido en su primera pantalla coincidi¨® con circunstancias que involuntariamente hicieron imposible este comentario a pie de estreno. Pero esto poco importa, pues, de haberse escrito antes, estas palabras no hubieran a?adido ni un solo espectador al primer y fundamental paso de la existencia p¨²blica del filme.En Pasos Largos, pocos, por no decir ninguno, de los ingredientes que contribuyen a hacer del cine un arte noble funciona como debiera funcionar. Por el contrario, si funcionan, cuando lo hacen, es como artes innobles, como artima?as, como trucos de oficio en el mal sentido de la palabra, ese tipo de recursos que sustituyen a lo insustituible en una verdadera pel¨ªcula, que es el aliento comunicativo, la capacidad para significar, contar o decir algo, es decir, la representaci¨®n de una sucesi¨®n ritualizada de im¨¢genes desveladoras de un poema, de un documento, de un retazo de vida, de muerte, de lo que se quiera.
Pasos largos
Direcci¨®n y gui¨®n: Rafael Moreno Alba. Fotograf¨ªa: J. G. Galisteo. M¨²sica: Emilio de Diego. Montaje: Pedro del Rey. Producci¨®n: Carmen Icaza. Espa?ola, 1986. Int¨¦rpretes: Tony Isbert, Marina Saura, Eusebio L¨¢zaro.
En este filme no se produce un ejercicio de ficci¨®n, sino de simulaci¨®n de una ficci¨®n. Hay en ¨¦l una reproducci¨®n mec¨¢nica de los pasos de un proceso de elaboraci¨®n que conducen a una pel¨ªcula, pero, tales pasos no alcanzan a ser en Pasos Largos eslabones de una escalada creativa, por lo que no hay una verdadera pel¨ªcula, sino una apariencia enga?osa de ella.
Hay en la producci¨®n de Pasos Largos elementos ornamentales y visuales -decorados, ambientaci¨®n, vestuario y paisajes- convincentes. Hay tambi¨¦n actores que conocen su trabajo. Pero ni aquellos elementos inertes ni estos vivos son combinados de manera que conformen una entidad con existencia aparte de sus componentes parciales. De otra manera, hay fotogramas, no im¨¢genes. La labor de engarce de la puesta en escena es una sucesi¨®n abrumadora de t¨®picos y de trucos que destierran todo rastro de verdad en la mirada, en la c¨¢mara.
Por la pantalla se suceden llamadas de atenci¨®n en forma de zooms, encuadres forzados, un rosario de vuelos en picado y en contrapicado, de tomas a trav¨¦s de teleobjetivos y de lentes angulares, de f¨¢ciles e insignificantes efectismos de ¨®ptica, montaje y banda sonora, que indican una continua manipulaci¨®n en falsete de la secuencia, lo que hace de una narraci¨®n -no narrada- de hechos y personajes ver¨ªdicos una catarata desorganizada de fantasmas incre¨ªbles, enunciados, pero nunca representados.
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