Muerte en Do?ana

Hace ya largo rato que he sabido, gracias a su peri¨®dico, de la muerte de m¨¢s de 25.000 aves en el Parque Nacional de Do?ana. Largo rato hace, y a¨²n sigo asombrado.Soy consciente ole que las consecuencias y causas que han provocado esta cat¨¢strofe ornitol¨®gica tardar¨¢n bastante tiempo en salir a flote, pero si, como se ha dicho, los expertos descartan que sea una epidern¨ªa, habr¨¢ que tomar medidas, siempre que el Icona no lo impida, para frenar as¨ª el uso indiscriminado de insecticidas utilizados por los arroceros de las marismas del Guadalquivir. Nos olvidamos adem¨¢s que el insecticiola que se deposita en una determinada planta va a seguir una cadena biol¨®gica y que al final de esta cader¨ªa se encuentra el propio hombre.

Se quejan (o nos quejamos) muchos de que a Espa?a le har¨ªan falta m¨¢s zonas h¨²medas que puedan dar cobijo a. innumerables especies de aves, que encuentran aqu¨ª espl¨¦ndidas zonas donde poder avituallarse algunas y nidificar otras.

Lo que no saben estas pobres cercetas, ¨¢nades, chorlitejos y pagazas es que lo que van a encontrar es algo completamente diferente a lo que ellas esperaban, puesto que estos para¨ªsos se han convertido s¨²bitamente en trampas mortales sin posibilidad de escapatoria.

Finalizo ya con un comentario hecho por el jefe indio Noah Sealth en 1854 al presidente Pierce que espero haga llegar el mensaje: q ue trae consigo.

"Todo lo que ocurra a la tierra le ocurrir¨¢ a los hijos de la tierra. El hombre no teji¨® la trama de la vida; ¨¦l es s¨®lo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a s¨ª mismo".-