Fiesta grande en Leningrado
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El d¨ªa de ayer no fue laborable en la Uni¨®n, Sovi¨¦tica por ser v¨ªspera del de la Constituci¨®n. Desde primeras horas de la ma?ana, la radio y la televisi¨®n calificaron la partida de Kasparov y Karpov como "uno de los acontecimientos m¨¢s importantes de la jornada". El juego se televis¨® en directo para el ¨¢rea de Mosc¨² y el primer canal conect¨® 15 veces con la sede del encuentro, tres de ellas durante el telediario.El ceremonial que precede a todas las partidas estuvo presidido ayer por una especial expectaci¨®n. Miles de personas y decenas de periodistas procedentes de medio mundo esperaron la llegada de los jugadores al hotel Leningrado. Primero, Kasparov, y, tres rumutos m¨¢s tarde, Karpov bajaron de los coches oficiales en actitud sonriente. La intensidad de los aplausos fue similar para ambos, aunque de distinta procedencia. Los j¨®venes mostraron sus preferencias por el campe¨®n y los mayores por el aspirante.
Sin embargo, los habitantes de Leningrado y, especialmente, las mujeres se inclinan. por Karpov, que pas¨® buena parte de su vida a orillas del r¨ªo Neva. "Nos gusta m¨¢s porque es menos orgulloso, y m¨¢s guapo que Kasparov", fue el testimonio que este enviado especial oy¨® repetidamente en las calles y en los pasillos del hotel. "Los partidarios de Kasparov a quien prefieren en realidad es a Weinstein", dijo un taxista, en alusi¨®n al apellido original del campe¨®n, de padre jud¨ªo.
Karpov jug¨® el caballo de rey en su primer movimiento, sorprendiendo a su rival, que clav¨® los codos en la mesa durante dos minutos antes de responder. Despu¨¦s, Kasparov demostr¨® estar muy bien preparado al realizar r¨¢pidamente las siguientes jugadas. Mientras tanto, Clara Kasparova, madre del campe¨®n, se escondi¨® entre las ¨²ltimas filas de espectadores para huir de los fot¨®grafos, cuando ¨¦stos fueron obligados a abandonar la sala con los miembros de su delegaci¨®n, y pas¨® casi toda la partida con la cabeza apoyada en la butaca de enfrente. Por su parte, Natacha, la amiga de Karpov, parec¨ªa muy relajada en su asiento habitual.
Escasa diferencia
En la calle, un centenar deciudadanos sovi¨¦ticos, que tienen prohibida la entrada a los hoteles para extranjeros salvo en casos especiales, se agolparon ante los cristales de la fachada para seguir la partida en el tablero mural electr¨®nico que la organizaci¨®n habilit¨® en el vest¨ªbulo.
As¨ª comenz¨® la 98? partida entre Karpov y Kasparov, que protagonizan la mayor rivalidad en la historia del ajedrez. Aparentemente, se odian, pero, en realidad, se necesitan para superarse mutuamente porque la diferencia deportiva entre ellos y el resto de los mejores del mundo es muy grande, en opini¨®n un¨¢nime de los especialistas. Cuando en 1886, Steinitz y Zukertort disputaron el primer campeonato mundial no pod¨ªan imaginar que 100 a?os m¨¢s tarde dos jugadores sovi¨¦ticos iban a convertirse en s¨ªmbolos multitudinarios de un pa¨ªs con 280 millones de habitantes. Independientemente del resultado de esta revancha, su lucha continuar¨¢.
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